Comenzando de nuevo

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Siento una inmenza iluminación en mi rostro. Era el cálido sol de la mañana diciendo que llego un nuevo día, el día que daría un definitivo comienzo en mi vida. Intento taparme de los rayitos del sol con las sábanas, pero me es imposible. Sabía que tenía que ponerle cortinas a las ventanas. Dejo de luchar contra el sol y me levanto. Inmediatamente me dirijo al baño a darme una ducha de agua fría. No me apetecía el agua caliente. Estuve 15 minutos debajo de el chorrito de agua. Eso me tranquilizaba, y a la misma vez hacía despejar mi mente de toda la lucha que vendría en el día. Ya empiezo a notar como mis dedos de las manos se van arrugando y decido finalmente salir de la ducha. Me seco y me pongo algo no muy formal pero decente. Unos pantalones skinny color azul royal, una camisa un poco suelta de color turqueza y unas zapatillas del mismo color. Decidi dejar mi pelo poco rizado suelto pero bien peinado y me dirigí a bajar por el desayuno.

-Buenos días- digo a mis padres con una sonrisa.

-Buenos días chiquita- dice mi papá con una leve carcajada.

-Buenas- dice mi mamá

-¿Qué hay de desayunar?

-Pues tendremos que ir a la panadería de la esquina porque ayer no pudimos comprar nada para desayunar.- dice mi madre agarrando su billetera para dirigirnos a desayunar.

Entramos a la panadería y nos sentamos en la mesa donde más cómodo nos sentimos. La mesera no tardó mucho en tomar la orden.

-Buenos días.- nos dice la mesera, muy bonita por cierto.- ¿Qué se les ofrece?

-Yo quiero unas tostadas y un café. ¿Tu que quieres Vanessa? - dice mi padre

-Quiero unos huevos revueltos, tocineta, tostadas y un jugo de china.

-Wow Vanessa, tu si que tienes hambre- dice mi mamá

-Algo- contesto tranquilamente- Bueno,¿Y tu que vas a pedir?

-Sólo un café- dice mirando a la mesera.

-¿Algo más?- pregunta antes de retirarse. Todos negamos con la cabeza y se retira.

Entró un silencio produndo en todo el espacio que nos rodeaba. Fué algo realmente gracioso, asi que todos comenzamos a reir. Algo poco común, y no muy gracioso pero aun asi una que otra carcajada salió.

5 minutos pasaron despues de ese extraño suceso y la mesera nos trajo nuestros respectivos desayunos.

-Aquí tienen su desayuno. Buen probecho.- dice la mesera retirandose con una sonrisa nuevamente. Me impresionaba. Ella parecia una muñequita, una chica tal vez de mi edad. Ni modo, no pensé más y comenzé a comer mi desayuno.

-Está delicioso- dice mi madre tomando una de mis tostadas y mojandolas en el café.

-Hey, esa tostada es mia- digo con la boca llena de comida. Mis padres solo rien. Me enojo un poco pero sigo comiendo mi desayuno. En realidad estaba delicioso.

Terminamos de comer, mi papá  me dice que valla por la mesera para pagar la cuenta. Hago como me dice, y vuelvo y tropiezo con una silla empujando a alguien que le cae café caliente sobre su blanca camiza. Me levanto de el suelo y me dirijo a pedir perdón. Cuando me doy cuenta que es el mismo chico con quien había tropezado ayer.

-¿A caso no ves por donde caminas?- Me dice molesto

-Lo siento, tropecé con la silla

-Eso a mi no me importa, date cuenta de lo que has hecho. Mira mi camisa, llena de una enorme mancha de café.- Solo había visto ese chico dos veces y ya me estaba empezando a caer mal. Solo fue un accidente. Yo se que un lo siento no arregla las cosas pero tampoco es para que me insulte por una simple mancha que no tiene ni dos centimetros. Ya este chico me estaba callendo pesado.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora