Me levante como todos los días con la excepción de que hoy me había levantado con más energía. Hice la rutina de siempre, me bañé, me vestí, recogí mi pelo y baje por el desayuno. Bajé las escaleras más rápido que volando. Estaba emocionada porque hoy pintaría mi habitación. Terminé de desayunar. Pareciera que me había tragado la comida (técnicamente si). Subí las escaleras de dos en dos hasta llegar a mi habitación. Comencé a empapelar mi habitación con tape y papel periódico. Cubrí todos los muebles y tapé algunos receptáculos. Fui por las pinturas y por los utensilios. Saco de las bosas todo lo que encuentro y me fijo que no hay ni brochas ni rolos para pintar. ¿Cómo se me pudo haber pasado eso por la mente? No lo podía creer. Baje por las escaleras rápido para que no me demorara tanto tiempo en volver. Y fui a buscar a mi mamá.
-Oye mamá, ¿Tienes algo de dinero?-pregunté al aire ya que no sabía dónde estaba.
-¿Dinero para qué?
-Es que se me ha olvidado comprar con que pintar mi habitación
-Imposible, tienes tus manos. No creo que se te hallan quedado tus manos- dijo con un tono burlón y soltando una carcajada.
-Muy graciosa…-dije reprimiendo la risa. Quería mantener la seriedad porque quería avanzar lo más pronto posible para poder empezar.
-Bueno aquí tienes algo, no es mucho pero espero que eso te dé para algo- extendió sus manos entregándome el dinero para comprar lo que me faltaba.
Le di las gracias y me dirigí a mi habitación por mis cosas y bajar de nuevo para ir a alguna tienda. Salí del portón de la casa, pensando a donde podría caminar, pero ni idea de donde. Comencé a caminar y comienzo a escuchar un silbido. No doy mucha importancia al respecto y sigo caminando. Vuelvo y escucho el silbido, un silbido que no reconocía obviamente pro no conocer a nadie en esta ciudad aun. Así que seguí caminando. Una vez más escucho el mismo silbido, no era un silbido que hacia un típico chico en el cual decía que era una chica sexy o algo por el estilo, si no que el silbido era para llamar la atención. Me parecía extraño que no se cansaran de silbar.
-Hey- dice una voz detrás de mi. Me doy la vuelta y era Sara quien me estaba silbando desde hacia un rato.- Si que estabas en tu mundo
-Algo así…
-¿A dónde ibas?
-Pues no lo sé, me dirigía buscando una tienda en donde comprar brochas o pintura. Pero aun no se a donde ir.
-Bueno, vamos, sígueme. Yo te ayudaré.- La seguí, no tenía más opción. Caminamos como unos 10 o 15 minutos hasta llegar a una ferretería
-Buenos días, ¿en que les puedo ayudar?- dijo una voz masculina detrás de un mostrados. Ese chico me parecía muy familiar. En algún lugar lo había visto. Pero como lo pudiera ver visto si soy nueva en esta ciudad.
-Buenos días, necesitamos brochas, rolos y cosas con que pintar, (aparte de las manos)- a la verdad que Sara parecía tener el mismo sentido del humor que mi mamá. El chico solo rie.
-Bueno, síganme por aquí, pero no tropiecen conmigo.- tan pronto dijo eso echó una leve carcajada. Me parecía extraño que soltara ese comentario.
-Que guapo ese chico- dijo Sara sin que él nos escuchara
-Shh, basta que nos escucha.
-Bueno, aquí tienen algunas brochas, rolo y algún otros utensilios que les ayudarán.- dijo el chico ‘misterioso’ extendiendo su mano con algunas brochas. Al ver el precio eran demasiado costosas y no las podía pagar.
-Son muy costosas. ¿Tendrás algo más económico que esto?- pregunté algo avergonzada
-Si, aquí hay unas no tan costosas, no son de excelente calidad pero para lo que ustedes necesitan les servirá.- ¿Cómo el sabía para lo que yo lo necesitaba?