Me avergonzé mucho y luego de ponerme de pies me dispuse a ayudarlo a también ponerse de pies. El rechaza mi ayuda y me dice gritando:
-A caso no sabes por donde caminas, fijate primero antes de salir de un establecimiento niña descuidada- se levanta del piso molesto y se va
Sinceramente no me gustó como me trató. Se enojó conmigo y nisiquiera fue una persona decente de decir ''No te preocupes, nos pasa a todos'' Aunque uno no choca todos los dias con una persona. Definitivamente me molesto, vi como el chico mal educado y mal criado se iba corriendo siguiendo su rutina de ejercicio (o eso creo). Me doy la vuelta y me pregunta una chica:
-¿Te escuentras bien?
-Bien gracias.- Le contesto amablemente. Tenía una cara tan amigable.
Después de decir esto me di la vuelta y me dirigí a mi casa.
-¿Qué te pasa hija?- mi padre me pregunta, me quedo sorprendida. Pero claro, como si mi cara no me delatara.
-Nada, solo que llevo mi primera día aquí y la gente es poco amable.
-¿Qué a ocurrido?- pregunta mi padre con una casa de extrañado
-Nada, solo me tropecé y caí ensima de un chico, le ofrecí ayuda y me respondió groceramente.
-No te preocupes, a lo mejor tuvo un mal día
-Pero yo no tenia que pagar su enojo.- Mi padre solo se ríe y sigue haciendo lo mismo que antes que yo me fuera a aquella panadería.
Subí hasta mi habitación, en realidad aun no me acostumbraba. No me gustaban el color de las paredes, era un color muy claro, era como un gris casi blanco. Definitivamente tenía que darle color o esta habitación se iba a convertir en una depresión (Wow, hasta rimó). En fin, saco mi pijama, hacía calor asi que saque un pantalon corto muy cómodo y una camisa de tirantes de algodón. ¡Amaba esa pijama! Escucho a mi madre gritarme desde el primer piso, pero no logro escucharla asi que le digo:
-¿Que me dijistes mamá?
-Que mañana vamos a visitar tu nueva escuela para inscribite.-Las palabras de mi madre sonaron en mis oidos como si ella hubiera dicho ''vas para la carcel''. Algo un poco dramático pero de que otra manera se podría llamar la escuela.
-Okei- le dije con poco agrado.
Me metí a la ducha, era increible que tuviera un baño en mi cuarto para mi sola. Me sentía tan relajada al sentir las gotas de agua caliente por mi espalda que casi quedo dormida. Sierro la pluma, y extiendo mi mano para alcanzar mi toalla. No quería salir de allí. Me decidí a poner mi pijama y hacerme una coleta alta para que no me diera calor. Me dispuse a recoger un poco mi cama y sumergirme en mis sueños. No antes de poner la alarma para levantarme al otro día. De verdad me esperaba un largo y duro día. Ojalá la noche no terminara ni saliera el sol.