Nada más que la Verdad

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~Narra Vanessa~

Siento unos rayitos de sol tocando mi rostro. Traté de ocultar mi cara al sol pero me fue imposible ya que del otro lado había otra ventana más. Fui desperezándome poco a poco  hasta quedar sentada en la inmensa y cómoda cama. Me pongo finalmente de pies y me dirijo al baño, de momento me iba sintiendo desorientada, esta casa no era la mía evidentemente. Luego recordé, recordé todo lo que había pasado en la noche anterior. Sacudo mi cabeza para tratar de borrar mis pensamientos negativos de ella y me dirijo al baño. Me doy una ducha, quería lavarme el cabello pero no tenia jabón para hacerlo, así que solo lo enjuagué. Dejo que me caiga agua en la cara, pero una de mis mejillas no aguantaban ni siquiera el rose de una gota. Trato de no pensar en eso, pero me era casi imposible. Mi solución, salir de aquella ducha. Tomo la toalla más cerca que encontré. Y me pongo mi ropa, que para mi sorpresa estaba limpia y seca. Volví a ponerme toda mi ropa y salí. Encuentro a Niall con una bandeja y encima lo que creía que era el desayuno.

-Buenos días- dijo regalándome una sonrisa mañanera

-Buenos días- respondí regalándole mi mejor sonrisa.

-Te traje el desayuno. Espero que te guste lo que preparé.

-No tenías que hacerlo. Además, podía haber desayunado en el comedor.- dije algo apenada.

-No creo, los chicos están muy alborotosos allá abajo y no quiero que empieces tu día como aquellos locos.- reímos los dos. Sabíamos que eso era cierto.

-Bueno está bien- dije sentándome en la cama y Niall entregándome la bandeja con el desayuno y también sentándose frente a mí. Comí todo el desayuno tal y como Niall me había ordenado.- Estaba delicioso. ¡Gracias!

-No hay porque. Vuelvo enseguida, voy a llevar esto a la cocina. Tú quédate aquí y no te escapes.- dijo algo juguetón, algo que realmente me gustó. Al ver que Niall se había ido fui por mi teléfono, pero no sabía donde estaba, no recuerdo donde lo había dejado por la noche.

-¿Estás bien?- dice sorprendiéndome

-Si, solo que no se donde esta mi teléfono.

-Ah eso, yo lo tengo. Esta en tu cartera en mi auto.

-Ah, ¿Me lo podrías traer?

-Claro, ya vuelvo- dijo una vez más retirándose.

Una vez Niall salió de la habitación sentía la necesidad de tenerlo, de verlo, de sentirme protegida por él. Me asomé por la ventana corriendo un poco más las cortinas para tener más visibilidad. Y allí estaba, en su auto, buscando mis cosas. Lo sigo con mi mirada hasta que entró a la casa y no lo pude visualizar por unos segundos.

-Aquí tienes- dijo abriendo la puerta- pero te la doy con una condición- (esto de las condiciones no me estaba gustando)- primero me tienes que dar un beso- dijo tocándose la mejilla. Yo reí y le di su beso.- y ahora me tienes que decir que pasó ayer.- mis ojos entristecieron y el lo pudo notar. Una pequeña lágrima brotó de mis ojos, pero Niall la detuvo antes de que llegara a la comisura de mis labios.

-No puedo- dije con la voz entrecortada y llorando aun mas fuerte

-Si puedes, aquí estoy yo, yo siempre voy a estar aquí-dijo abrazándome lo mas que pudo- vamos Vanessa, por favor…- dijo rogándome. Vi como en su rostro se veía tristeza y se veía muy tenso por la situación en la que lo había hecho participe.

-Mi… mi mamá… ella…ella es la culpable de todo. Mi papá no estaba… y ella solo me pegó… solo porque salí con mi hermano.- ya casi no articulaba palabras. El dolor que sentía me estaba consumiendo y no era capaz de decir una frase más.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora