(Editado)
Me llamo Miyu Fellner, tengo 18 años, mido 1.68, mi cabello es color miel y mis ojos son azules.
No conocía a mis padres biológicos. Según lo que me habían contado, mi madre murió cuando yo nací, y mi padre abandonó a mi madre cuando supo que estaba embarazada de mí. No sabía si era la verdad. Pero ahora ya no me lo tengo que preguntar.
Estuve en un orfanato hasta que cumplí 5 años, como era muy pequeña pensaba que estar allí era normal, donde todo niño creció o cosas así. Cuando me adoptaron no entendía muy bien lo que estaba pasando, me querían alejar de todos mis hermanos, unos más agradables que otros, pero eran mis hermanos, no quería despedirme de ellos para siempre.
Una mujer se me acercó junto con un hombre, ella me dijo que la podía llamarla mamá o Jennifer, como yo quisiera, y que sería quien me cuidaría. El hombre me dijo que se llamaba Peter y lo podía llamar Papá.
No quería irme con esa mujer y ese hombre, pero una niña mayor que yo me dijo que vaya con ellos y que tenía suerte de que me adopten, todos los niños que se enteraron de la noticia me dijeron lo mismo, lo único que puede hacer era aceptar. A veces a arrepiento de haberlo hecho.
Llego el día de irme con esas personas, estaba de visita unos días en su casa para ver si me acortumbraba a estar con ellos, eso era lo que me dijeron.
Subí al auto y poco a poco fui viendo como me alejaba de las personas que había conocido los primeros 5 años de mí vida. Esperaba que ellos tengan razón y que estas nuevas personas me cuiden como lo prometieron.
Lo hicieron, pero solo por un tiempo...
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Llegamos a una casa muy grande y acogedora, no tan grande como el orfanato pero aun así era inmensa. Las paredes eran de color crema, los muebles blancos y el suelo era de madera.
De las escaleras bajó una niña de ojos café y se acercó a nosotros, ella traía un vestido celeste con adornos azules, y su cabello castaño estaba amarrado en dos coletas que caían sobre sus hombros.La mujer observó a la niña y le sonrió.
—Cariño, ella es Miyu, enséñale en donde dormirá y luego bajen para la cena.
— Claro, mamá. —Me miró y sonrió— Tú eres Miyu, ¿verdad? —Asentí timidamente— Mi nombre es Madelein, desde ahora serás mi hermana y yo la tuya. ¡Ven, sígueme! —Dijo amablemente tomando mi mano.
Ella subió por las escaleras, yo la seguí sin poner oposición. Pude sentir la mirada de sus padres en nosotras, al voltear mostraron una sonrisa gentil.
Cuando llegamos al segundo piso, Madelein me guió por los pasillos. Las paredes estaban decoradas con cuadros y un reloj que daba las 6.
Nos detuvimos en frente de una puerta marrón.
— Esta será tu habitación, aún no terminan de arreglarla así que dormirás conmigo durante unos días.
Ella giró sobre sus talones y señaló la puerta que quedaba enfrente.
— Esa es mi habitación.
Al entrar observé que las paredes eran del mismo color que el vestido de la niña, los muebles eran blancos y no tenían ni un rastro de polvo. En las repisas había toda una colección de muñecas y más juguetes, los miré durante unos segundos.
— ¿Te gustan? —Preguntó. Asentí lentamente mientras caminaba alrededor observando los juguetes— Te puedo regalar algunos si quieres.
— Gra... Gracias. —dije bajando la mirada.
— No me lo agradezcas. —Sonrió, la miré tristemente.
Sentía que no encajaba allí. Las sonrisas de Madelein eran verdaderas, sus padres la trataban muy bien. Sentía que esa familia estaría mejor sin mí.
Ese pensamiento quedó en el olvido mientras pasaba el tiempo.
Ahora lo vuelvo a recordar.
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En la imagen aparece Miyu, pero cuando tenía 8 años.
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La vida de Lucy [Creepypastas]
RomanceQue pasaría si cuando eras una inocente niña, de un día para otro perdieras todo. Esto le paso a Miyu. A su corta edad descubrió que ella no tenia una vida normal estando en la casa hogar. Después tres años después de su adopción, descubre que su "...