Capítulo 50.

8 1 0
                                    

Madelein

Al despertar me comencé a sentir pesada y tenía más hambre de lo normal; era común en mí tener ganas de comer un elefante por las mañanas, por eso no le di mucha importancia. Al pensar sobre el extraño sueño que tuve, llenó mi mente de preguntas sin respuestas dejándome totalmente desconcertada por mis pensamientos. Dicen que los sueños son deseos interiores que no mostramos. Entonces, ¿yo siempre quise que Acatriel me besara?

Imposible. Quizás es sólo un malentendido, mi mente estaba confundida, eso es todo.

Aún puedo seguir recordando la calidez de su aliento y su respiración en mi cuello. No puedo creerlo, el mundo se volvió loco.

Llevé mi mano hacia mi nuca y lentamente la deslicé alrededor de mi cuello mientras pensaba en esa rara sensación.

—Idiota...—Susurré frunciendo el ceño.

Me senté en la cama e hice que mis pies tocarán el frío suelo. Al intentar pararme caí como peso muerto; mis piernas y brazos temblaban al hacer fuerza contra el piso, no parecían tener fuerza. ¿Que me está pasando? Es como si...

Se escucharon pasos que se acercaban a la habitación cada vez más rápido, la puerta se abrió de un golpe dejando entrar a Acatriel quien parecía preocupado.

—¿Acatriel?— Pregunté sorprendida al ver que seguía en mi departamento.

—Ah, ya despertaste...— Dijo aliviado pero apartando la vista de mi rostro.

—¿Que clase de comentario es ese?— Pregunté enojada, giré para que mi espalda y quede pegada al suelo —¡Ayúdame!— Pedí extendiendo los brazos.

Acatriel se agachó, me sujetó de las manos y tomó mi cintura para alzarme, coloqué mis brazos sobre sus hombros para poderme parar. Al acercarme más a él, pude notar que tenía el cabello húmedo.

—Tu cabello está mojado— Dije agarrando un mechón.

—Me acabo de bañar— Habló cerca de mi oreja lo que me causó un escalofrío.

—Ah, sí... Lo noté. Hueles bien— Dije intentando pararme correctamente pero mis piernas aún temblaban, ¿qué clase de cosas estoy hablando? —¿Qué shampoo utilizaste?— Pregunté para que no paresca un mal entendido.

—El que tenías en el baño— Dijo alejándose un poco de mí y mirandome a los ojos —¿Te sientes bien?

—No puedo pararme como normalmente lo hacía, ¿crees que estoy bien?— Dije como una excusa, estábamos tan cerca que no me dejaba pensar claramente. Que bueno que sé actuar tan bien. —¿Acaso me hiciste algo?— Pregunté con horror al pensar que podría hacer ocurrido algo entre nosotros por la noche.

—¿Tú qué crees?— Me miró con una sonrisa lasciva. Fruncí el ceño notoriamente mientras dejaba semiabierta mi boca.

—¡Pervertido!— Exclamé con odio y repugnancia. Quise alejarme de él pero no lo hice por la situación en la que me encontraba, si Acatriel me soltaba, yo caería al suelo y sería muy vergonzoso.

—Era broma, ¿en serio lo creíste?— Se burló.

—¡Cállate!— Grité enojada. Ahora que lo pienso, creo que confío mucho en Acatriel.

—Tranquila, es normal que no puedas caminar, después de todo no te has levantado de la cama por todo un mes.— Dice comprensivo.

—¿Un mes?— Lo miré incrédula — ¿De qué hablas? A penas pasó una noche.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 18, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La vida de Lucy [Creepypastas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora