6 de la tarde. Ni tan oscuro, ni tan claro. Las nubes iban ocultando el sol de a pocos y el cielo estaba de una hermosa tonalidad rosa.
Harry corría camino a casa, sabía que iba tarde; su madre le había dicho que si no llegaba antes de las 6 se iría sola a la reunión en la casa de una amiga, él quería ir porque odiaba quedarse solo y era, a medias, amigo de la hija.
Sus esperanzas fueron puestas en vano: su mamá se había ido.
Otra cosa: no tenía llaves para entrar.
Tocó la puerta con toda la fe puesta en que alguien fuera y le abriera, mas no pasó. Soltó un bufido y a regañadientes se sentó en la fría acera, a esperar lo que sería un milagro. Sabía que su mamá demoraría y sabía también que tenía para horas sentado allí con el culo hecho un hielo. Sacó sus audífonos y puso las canciones en orden aleatorio. Veía a mucha gente pasar, mas ninguno vivía ahí; en ocasiones escuchaba a gente entrar y salir de la casa, justo ahora a nadie se le ocurre. Divisó a dos chicos observándolo de lejos, se preocupó un poco, pero pensó: ¿qué es lo peor que me podría pasar? Juraría que la zona es bastante segura. Así fueron pasando las horas, 1... 2... 3, ¿por qué su mamá no aparecía? Sabía que si la llamaba sería algo tipo:
— ¿Mamá?
— Hijo, te demoraste mucho, ahora te esperas.
Fin.
Era mejor no molestar.
Tocó nuevamente la puerta al ver que los chicos se acercaban a toda velocidad.
— Lindos audífonos —le dijo uno con voz maliciosa.
Oh, no.
— Por favor, no me molesten —respondió el con voz queda.
El otro soltó una risa bastante burlona.
— Entréganos lo que tienes.
— No tengo nada más que mi trasero congelado, ¿lo quieres también? —Harry arqueó una ceja.
El tipo de tez morena lo empujó lo bastante fuerte como para hacerlo caer. Harry se aferró a su Ipod, era lo único que tenía de valor.
— Quítale todo lo que encuentres entre los bolsillos —ordenó.
Comenzaron a revisar parte por parte a duras penas, Harry parecía estar convulsionando en el suelo de tanto que se movía por tratar de defender sus cosas. Uno le dio un golpe lo bastante fuerte como para hacerlo ver estrellas. El resto fue historia.
— ¿Se puede saber qué mierda están haciendo en la puerta de mi casa? —se escuchó una voz proveniente de alguna parte.
— Métete en tus asuntos o acabamos contigo también —le dijo el moreno.
— Me meto porque se me pega la regalada gana, ¿qué harás, mugroso de mierda? —le respondió lo bastante retador como para que retrocedieran.
— Encárgate de él —ordenó el blanco.
El muchacho soltó una fuerte carcajada, lo suficiente como para que se oyera en toda la calle.
— ¿A qué fracasado quieres mandar? ¿Por qué no te enfrentas tú mismo, maricón? —avanzó, de modo que quedó al lado de Harry, todo lo que divisaba él eran unas zapatillas vans, las usaba sin medias y en su tobillo había un tatuaje que no pudo ver bien— Dale, que te espero —sacó de su bolsillo una cuchilla.
A Harry el corazón le dio un vuelco, ¿en qué lío se había metido?
— Vámonos, hombre, ya tenemos lo que queremos —codeó a su compañero más alto, quien tenía la vista fija en el chico de la navaja; era más bajito que ambos y ni así lograba que lo intimidaran.
— ¿Acaso piensan que se irán con las pertenencias? Ustedes sí que son tarados, ¿eh? —soltó una risa más pequeña, llena de burla y sarcasmo—. Denme todo y lárguense de aquí —enseñó la navaja de forma más amenazante y se aproximó al moreno—. ¿Escuchaste bien, hijo de puta?
El moreno dejó caer el Ipod y la billetera, codeó a su compañero.
— Ya está, déjanos tranquilos.
El chico encarnó una ceja.
— ¿Me estás ordenando qué hacer? No me quedaré tranquilo hasta que los vea desaparecer —se puso de puntas y en un dos por tres el blanquito ya tenía algo de sangre escurriendo por su cara.
Ambos chicos retrocedieron con apuro y se fueron más rápidos que un rayo, despavoridos. Solo eran unos pobres idiotas en sus intentos de ser ladrones, claro, vieron la inocencia en el rostro de Harry y no dudaron en que sería presa fácil.
— Ponte de pie, ya se fueron —le dijo en tono frío.
Este obedeció, aún temblaba por lo que acababa de ocurrir. El chico tenía la mano con un poco de sangre y aún llevaba la navaja en ella.
— Gracias —musitó.
— No es nada —le restó importancia al asunto—. Por cierto, no tienes que mirarme como si fuera un criminal —rió—. Te salvé, te doy permiso de llamarme héroe —pronunció divertido. Dichas esas palabras entró a la casa, volteó para volver a ver a Harry una vez más—. ¿No vas a entrar? Cuidado, que hace frío y podrías resfriarte —sonrió y siguió su camino.
"Wow". Era lo único que Harry lograba pensar.
![](https://img.wattpad.com/cover/51729369-288-k582265.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Beautiful Accident - Larry Stylinson
Fanfiction¿Qué pasa cuando te han partido el corazón en más de una ocasión? ¿Se puede volver a confiar en alguien? ¿Puedes volverte a entregar de la misma manera o estarás por el resto de tus días con la guardia en alto? Preguntas y más preguntas sin respuest...