Enseñando a besar

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— Así me gusta más todo, a solas —soltó un gran suspiro mientras se dejaba caer en el pasto recién podado.

Después de la cita con Ed le pidió de nuevo una salida y Harry, evidentemente, no podía negarse. ¿Qué mejor que un domingo? Así ninguno de los dos se aburriría en casa.

— Debes admitir que te cayó bien.

Louis se encogió de hombros.

— No lo negaré, pero tampoco es que lo ame.

— ¡Se abrazaron a la hora de despedirse!

— ¿Y? —frunció el ceño— Puedo abrazar a cualquier persona.

— A mí nunca me has abrazado —bromeó, le hacía puchero.

— Puedo hacerlo ahora —le lanzó una mirada divertida.

— No lo discutiré —se rieron.

— Oye...

— ¿Uhm?

— ¿Qué harás con todo ese asunto de Ed?

Pensó: ¿Es tan necesario hablar de esto justo ahora?

— No lo sé.

— ¿Cómo no vas a saberlo?

— Es que no lo sé, no he planeado nada, solo dejo que las cosas fluyan.

Louis entornó los ojos.

— ¿Sabes por qué no te hace caso y te pone en la zona del amigo ignorado?

— ¿Por qué?

— Porque no sabes besar al estilo Tomlinson —dijo divertido—. Ponte de pie —le ordenó mientras él lo hacía, le extendió la mano; Harry obedeció—. Mira, lo que debes hacer es lo siguiente —lo tomó por las manos y lo apegó más a sí mismo—. Hecho eso debes mirar a los ojos —clavó una mirada fija en Harry.

Harry lo evadió al no sentirse capaz.

— Lou, yo... —trató de interrumpir para que parara con aquella locura, no podría aguantar la tentación de besarlo.

— Hazz —volvió a entornar los ojos—, dije que me mires —ordenó. Harry no tuvo de otra que ceder ante la presión—. Mucho mejor así —sonrió satisfecho—. Sigamos, ¿vale? —al ver que su amigo no respondía decidió continuar—. Juntamos pancitas —se apegó más a Harry y chocaron, provocando que quedaran a poca distancia—. Luego miras fijamente mis labios, como yo los tuyos.

Harry siguió los pasos con torpeza. Ambos se miraban los labios, sintiendo los latidos fuertes del corazón en la piel del otro.

— Luego de eso estiras un poco la boca, como un pato —estiró sus labios.

Harry no pudo contenerlo más y estalló en risa. Cuando se encontraba nervioso se reía de lo que sea, tenía que ser justo en ese momento. Qué oportuno.

— Lo siento, es que no puedo —seguía riéndose—. Tu cara —soltó otra carcajada más sonora que la anterior.

— No interrumpas al profesor —levantó un dedo amonestador.

— Debes admitir que fue gracioso —se rieron.

— Lo fue, sí, tienes razón, pero al profesor no se le interrumpe. Pon tu boca como la mía.

— Tienes que estar de broma —se cruzó de brazos.

— Hazlo.

— No lo pienso...

— Harry, no me hagas decirlo otra vez —su tono de voz era amenazantemente divertido.

— No tengo opción, ¿cierto?

Negó con la cabeza. No tuvo de otra que rendirse, puso su boca como la de "un patito". Era increíble que estuviese haciendo semejante ridiculez por él.

— Mucho mejor, Hazz, aunque ahora pareces de esas nenas de trece que se toman fotos frente al espejo quebrándose como si no tuvieran columna —se burló. Harry hizo un intento por aguantar las carcajadas—. Estás lindo —sonrió al notar que Harry se había cohibido—. ¡Sigamos! Luego te vas acercando mientras yo te rodeo con mis brazos —lo rodeó, acercándolo más a su cuerpo—. Y finalmente dejas que el silencio se apodere del ambiente y te dejas llevar...

Su voz había sido solo un susurro. Sentían su respiración tan cerca el uno del otro, Louis bajó la guardia solo por un momento.

— Y así es como se besa a mi estilo —se alejó y sonrió.

Eres un maldito desgraciado, pensó Harry.

— Louis, eres un estúpido.

No sabía si reír o llorar por lo imbécil que podía llegar a ser el chico que le gusta. Era un claro ejemplo de que no solo los árboles de Navidad tenían las bolas de adorno.

— Oh, disculpa, ¿querías un beso de verdad? —se burló— No juego para ese equipo.

— No, gracias, no te besaría.

No besaría a un cobarde, quiso decir.

— Bien que querías.

— Ya lo dije, no te besaría.

— ¿Por qué?

— Porque no.

— Dame solo un motivo —su mirada y la forma en como lo había hecho mostraban obsesión.

— ¿Eso importa?

— Olvídalo.

Ninguno pronunció palabra hasta llegar a casa.

— Antes de que digas cualquier cosa, llegué tarde por el tráfico.

— No estaba pensando en regañarte —dijo su madre, extrañada al ver a Harry tan a la defensiva.

— ¿Entonces?

— ¿Qué tal tu día? —preguntó con más interés, se sentó en el sofá.

— Todo bien.

— ¿Nada nuevo?

Sospechoso.

— Uhm, no, ¿por?

— Te veo peculiarmente feliz.

— Siempre lo estoy.

— ¿Y esa pulsera de dónde salió?

— Oh... —bajó la mirada hacia ella.

— Son de esas a juego, ¿quién tiene la otra mitad? —alzó las cejas repetidas veces, quería molestarlo.

— Louis —le soltó de sopetón.

La expresión de la mujer cambió.

— ¿Qué?

— No es lo que piensas, bueno..., eh —balbuceaba.

— Ese chico se ve muy lindo, además de que se nota que te tiene aprecio.

No pudo evitar sonreír.

Si supieras...

— Me voy a dormir, ¿vale?

Corrió antes de que su madre pudiese agregar algo más.


Beautiful Accident - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora