Soy el primero

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Se recostó en la cama, colocó el celular en la mesita de noche, marcó un número y lo puso en altavoz. Sentía el estómago hecho una revolución a causa de los nervios.

— ¿Hola?

— ¿Ed?

— Hola, Harry —su tono de voz cambió, se notaba apenado.

— Eh... —hizo su mejor intento por no parecer desesperado— Quería preguntarte si es que lo de hoy sigue en pie.

— ¿Aún quieres salir conmigo? —preguntó incrédulo.

— Sí, pero hay un detallito.

— ¿Cuál?

Harry casi hasta podía imaginar su rostro inexpresivo.

— Llevaré a Louis —lo soltó de sopetón, sentía que si le daba largas al asunto se volvería más tensa la conversación, si es que fuera eso posible.

— ¿Es en serio?

— Sí, por eso quería preguntar si es que te molestaba o...

— De acuerdo.

— ¿Qué? —se incorporó como un resorte, con el ceño fruncido.

Se esperaba de su parte mil insultos, gritos y que luego le colgara el teléfono, todo menos eso.

— Me da lo mismo, la cosa es salir, ¿no?

— No quiero que lo hagas si es que no quieres.

— Esto servirá para observar qué tan imbécil puede llegar a ser, veremos.

— No digas eso.

— ¿Por qué?

— Olvídalo, nos vemos.

— A las dos, para picar algo y luego ir por los discos.

— Vale.

— Nos vemos, rulos.

Harry colgó antes de que pudiese arrepentirse.

Estaba tan nervioso que no sabía ni qué hacer consigo mismo. Era como juntar dos elementos que no combinan para nada y que, al final, si los juntas más, terminan en una explosión. No quería que pelearan, su intención era lograr que se llevaran bien, era importante para él, aunque una parte muy en el fondo le decía que sería imposible. A Louis le cae pésimo sin motivo aparente, como si le jurara la muerte y Ed, por otro lado, no le ha dirigido la palabra jamás; carece de sentido, aparentemente, no obstante, si te pones a escarbar entre los motivos más torcidos, sí cobraría razón de ser.

— Mamá, voy a salir —le anunció apenas la vio, preparaba algo en la cocina.

— ¿A dónde sales tanto ahora? Andas muy vago.

— Con amigos, nada importante.

— ¿NADA IMPORTANTE? ¿QUÉ SOY YO? —gritó Louis fuera del departamento, se encontraba de puntitas, pegado a la pared, con la intención de que lograra escucharse más.

Mierda, pensó Harry.

Su madre lo miró desconcertada. Harry estaba hecho un tomate.

— ¿Quién gritó eso?

— Nadie —comenzó a jugar nerviosamente con sus manos, miraba a cualquier lado que no fuesen los ojos de la mujer.

— ¿AHORA SOY NADIE?

Beautiful Accident - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora