Beautiful Accident - Larry Stylinson

SÍ, son celos

Una mañana cualquiera. Conversaron durante todo el trayecto y al llegar al salón cada uno se fue por su lado, aun así, la mirada de sus compañeros iban directa hacia ellos. No era para menos, después de todos los cotilleos que circulaban respecto a ambos era evidente que eso sucedería. El rubor en las mejillas los había traicionado, más a Louis que a Harry.

Harry huyó a su asiento para "repasar" —hacer cualquier cosa que lo distrajera de las miradas—. Louis se fue a la puerta del salón con su típica posición de chico malo, llamaba la atención de todos, ¿cómo no? Siendo tan guapo.

— Eres el nuevo, ¿eh? —preguntó una voz chillona.

¿Y quién más sería? Eleanor, la chica que provocó que el corazón de Harry se hiciera trizas, la misma que hizo que se separara de lo que podía ser la mejor persona que había podido conocer hasta ese momento, esa que logró que derramara lágrimas por varias noches, aquella que hizo que se cuestionara de no ser lo suficientemente bueno como para complacer a alguien en una relación amorosa. Esa zorra que se hizo pasar por su mejor amiga durante mucho tiempo, aquella con la que compartía secretos, risas, penas, planes a futuro, de todo.

Ni aunque viviera dos mil veces lograría merecerse a alguien como Louis, pensó Harry. Además de que ya lo habían herido bastante como para tener que cargar con otro peso encima.

— Acertaste —le dio una falsa sonrisa, llena de indiferencia. Si había algo que Louis detestaba era que las mujeres anduvieran detrás de él, ese era un sinónimo de no tenerse ni la más mínima pizca de amor propio.

Para Harry no existía diferencia alguna, una sonrisa era una sonrisa y, en su opinión, Louis estaba cayendo en su juego sucio.

— Eres tan simpático —le dijo Eleanor soltando risas fingidas, como si le hubieran contado algún buen chiste. Mostraba su mejor lado, aunque más aparentaba que le habían pisado el dedo chiquito del pie. Sus intentos no eran muy buenos.

— Eh... ¿Gra...cias? —evadió su mirada.

Y, como de costumbre, Harry se encontraba a un lado sin decir nada, observando toda la escena que tenía frente a él. Trataba de explorar en lo más profundo de su cerebro ideas de cómo separarlos, mas no hallaba soluciones. Si demostraba celos dejaría expuesta la atracción que sentía por él y eso de ninguna manera podía suceder.

Ahí fue cuando se chocó ante la cruda realidad: Le gustaba de verdad. No más frivolidades. Era real, había cobrado vida y se encontraba dentro de su corazón.

El profesor de iluminación de exteriores, al cual llamaban Jota —porque su apellido iniciaba con J, vaya originalidad—, llevó a todos fuera del salón de clase; dijo que quería hacer una dinámica fuera de las comunes y los condujo hacia el malecón: plantas, una hermosa vista a la playa, ¡uf! Les enseñó a hacer iluminación con flash de mano, rebotadores y otras cosas. Harry iba tomando nota mental de cuánto es lo que tendría que invertir para conseguir un solo flash, que seguramente estaba más caro que uno de sus riñones.

El profesor llamaba a varios alumnos para que sirvieran de modelo, por suerte hasta el momento no había sido elegido.

— ¿Sucede algo, Harry? —le preguntó Ed, tenía una bella Canon T5i entre sus manos. Estaba dándole los últimos ajustes de exposición.

— Nada, no te preocupes —fingió que observaba a un pobre muchacho que habían agarrado de punto para las fotografías, muy guapo, además, esa hermosa sonrisa que tenía provocaba que sus hoyuelos fueran más notorios. De tanto flash ya lo estaban dejando ciego.

— Oye, hombre, si tanto te agrada, puedo ir por ti y pedirle su número —bromeó.

— No, así estoy bien —continuó observando al muchacho.