Beautiful Accident - Larry Stylinson

Terrible Decepción

Se encontraba con Ed, no podía ser de otra forma. Se realizó la misma rutina: Ed sentado con Harry; Louis, con Eleanor, mientras asesinaba a su vecino de todas las formas más sádicas posibles. Él mismo había elegido estar con ella, pero lo miraba de esa forma, como si tuviera derecho.

— Chicos, por favor —volvió a pedir la profesora, no tenía control sobre ellos y se había armado todo un escándalo en el salón—. Si no se callan no los voy a dejar salir —amenazó.

Un silencio sepulcral se apoderó del ambiente.

— Mejor —sonrió satisfecha—. Vamos a cerrar las últimas notas del mes, ya saben cómo es esto, no es su primera vez aquí. Como trabajo quiero que todos expongan —la interrumpieron un montón de bufidos, entornó los ojos—. Sí, sí, sé que no es bonito, pero no van a tener que estudiar.

— ¿Entonces cómo vamos a exponer? —le preguntó Diane.

— La exposición será de tema libre, acerca de lo que más les guste hacer, además de tomar fotografías, claro está.

— ¡Genial! ¿Eso significa que podemos hablar de música también? —intervino Ashton.

— Así es, es más, si trajeran algún instrumento que tenga que ver con aquello que hacen sería genial; por ejemplo: te dedicas a tocar guitarra, traes el instrumento, ¿se entiende?

Todos asintieron. La clase terminó. Harry se sentó en una de las bancas del patio a esperar a Ed, quien fue prácticamente volando al baño porque su vejiga ya no aguantaba más y amenazaba con mojar sus pantalones. Una mano se posó en el hombro del castaño, se levantó con brusquedad para apartar la mano desconocida, volteó y se calmó al notar que solo se trataba de Louis. Una sonrisa estúpida apareció en su rostro, él se encontraba del mismo modo. Todo bien hasta que ella apareció.

— ¿Eleanor? —Louis se mostró confundido al notar sus manos entrelazadas.

— Pero claro, ¿acaso otra persona podría tomarte así de la mano?

Qué ganas tenía Harry de agarrarla a palos hasta dejarla sin pelo. Era hombre, sí, pero eso no significaba que no sintiera celos.

— Yo podría sin problemas —se atrevió a decir.

— ¿Y este? —lo miró de pies a cabeza.

Sí, maldita, ahora finge no saber quién soy, después de que te hiciste pasar por mi mejor amiga. Sus pensamientos eran solo de ira.

— Mi mejor amigo —respondió Louis después de lo que parecían siglos.

— ¿Eso? ¡PF! No me hagas reír, Lou, ¿con eso te juntas?

— Sí.

Debía contener las inmensas ganas de propinarle miles de puñetazos directos en la cara, no tenía de otra.

— Vete, necesito hablar con Lou, mi novio —pronunció las últimas palabras con más énfasis y lo rodeó por la cintura.

Ahora Harry se sentía perdido, necesitaba explicaciones, respuestas. Sentía de todo dentro de sí: dolor, confusión, frustración, enojo, terrible decepción...

¿Por qué no me dijo nada al respecto? Se preguntaba una y otra vez.

— ¿Qué? —preguntó Louis con el ceño fruncido, daba la impresión de recién enterarse de su compromiso.

— Sí, Lou. Y tú —miró desafiante a Harry—, aléjate de Louis y de mí.

— Eh... —retrocedió, se sentía incómodo teniéndola tan cerca.