Percabeth en Goode

Crazy Arson Party

POV; Percy Jackson

—¡Buena esa Perce!

—Seh, ¡buen trabajo!

—¡Clásico!

Me balanceaba de lado a lado por las personas golpeando mi brazo amistosamente, dándome codazos y palmaditas en la espalda. Los alumnos aún seguían felicitándome sobre la competencia de natación, y ya estaba siendo un poco aburrido. Siendo aplastado por la multitud saliendo de la clase de Historia hice mi camino fuera del pasillo, escaneando por alguna señal de mis amigos ya que era la hora del almuerzo.

Fui tomado por sorpresa cuando alguien se apoderó de mi brazo con fuerza.

—¿Percy, que hiciste? —Piper me miró con tristeza sin dejar de apretar su agarre.

Por el rabillo del ojo vi a Annabeth parada al final del pasillo mirándome, sin moverse.

—Annabeth-

Tan pronto como mi boca se abrió ella se volvió sobre sus talones y se fue.

—Piper, que hi--

—No juegues conmigo. Annabeth vio lo que estabas haciendo con ella —Piper cruzó sus brazos y vio el suelo.

—¿Quién es 'ella'?

—Bridgette

—¿Ella no me ha molestado desde la competencia? —dije, extremadamente confundido.

—No te metas en un agujero más grande, Percy —Piper suspiró y comenzó a caminar lejos de allí.

—¡Espera, no, espera Piper! —pero ya la había perdido.

En la cafetería vi a Nico sentado con Courtney y saqué una silla para sentarme a su lado —Nico, ¿qué está pasando?

—¿Qué quieres decir? —preguntó él.

—Annabeth no habla conmigo y Piper dice que hice algo mal y Dios sabe dónde Leo está.

—No lo sé, he estado con Courtney todo el día —contestó, dándole a su novia una cariñosa sonrisa a la cual ella contestó con un guiño.

Coloqué mi cabeza en mis manos y me apoyé en la mesa. ¿Que podría haber hecho?
Annabeth estando enojada conmigo hacía a mi estómago revolverse y, para ser honesto, hacía que mi corazón doliera.

POV; Leo Valdez

Me aferré ligeramente a la suave y cálida mano de Agnes. Nos sentamos, a unos seis metros del suelo en un árbol con vista a la escuela. Podías ver el edificio principal, conserjes en los almacenes y las canchas para los deportes, colinas en la distancia detrás de todo, los estudiantes se arremolinaban en todas partes, yendo de izquierda a derecha mientras el sol brillaba. Después de 10 minutos o algo el timbre sonó y los alumnos se regresaron y entraron de nuevo.

—No deberíamos perdernos clases —suspiró Agnes.

—No se darán cuenta —mentí.

La cabeza de Agnes descansaba en mí y su brillante cabello rubio caía sobre mi hombro. Había salido del hospital hace dos días, pero insistió en venir a la escuela para verme y a sus otros amigos.

—¿Estás bien? —pregunté cuando escuché su suspiro.

—Perfecta —ella me sonrió, viéndose como un tierno cachorro con clase.

Estábamos contemplando a la vista maravillosamente escénica cuando de repente una ondulante nube de humo comenzó a salir del almacén de los conserjes. Por poco Agnes se caía del árbol mientras lo mirábamos estallar en llamas en un repentino destello.

—O alguien está teniendo una loca fiesta de incendios o algo malo está pasando allá abajo.

—Leo, oh mi dios. Todos están adentro, nadie se dará cuenta.

Con prisa nos bajamos del árbol y nos acercamos hacia el almacén, manteniéndonos a una distancia segura.

—Es el humo el que te mata, no las llamas —Agnes dijo mientras apretaba mi mano aún más fuerte.

—Alguien debió hacerlo, digo, ¿prenderlo en llamas? Voy a ir a traer a alguien —separé mi mano de la de Agnes y lentamente rodeé el almacén, pero paré abruptamente cuando vi a una chica de pie a la distancia, mirando el almacén.

Era difícil verla debido al humo. Antes de que me pudiera esconder, ella me notó, pero no hizo ningún intento de escapar. En cambio, se tomó unos momentos para mirarme, luego a su izquierda, a una cámara de seguridad en un árbol. ¿Ésta chica está loca? La chica misteriosa miró a la cámara lo suficiente como para que la persona al otro lado de la cámara pudiera saber quién era y empezó a regresar a la escuela. No me atreví a perseguirla por el miedo a que pareciera que la estaba ayudando, pero mientras se alejaba del almacén, pude ver que tenía cabello rubio, largo y rizado y se veía un poco bronceada. También estaba usando una gorra azul marino y sosteniendo una caja de cerillos.

—¿Annabeth?