Final Alternativo

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--Vale, vale parguelas-- las palabras de Staxx hicieron que todos celebraran y que su pareja, Alexby, le abrazara agradecido--pero ¿Podemos tener un ataque final?

--¡Sí! Por favor Rubius, quiero matar a unas personitas una última vez-- pidió Luzu sonriente.

--Vegettita quiere un último día de acción-- dijo separándose de Willy y apuntándolo con sus manos simulando que fuesen pistolas --¡Paw paw!

Las miradas de todos se centraron en Rubius suplicándole un último ataque pero Rubius estaba seguro de decir que no. Conocía el peligro que atravesaban ahora que casi había tanto odio hacía ellos debían tomar sus precauciones.

--Vamoh Rubiuh, por favor-- escuchó un puchero cerca de su oído seguido de un besó en mi mejilla "Maldito Mangel." Pero no, no se dejaría ceder.

--Lo siento hombres, pero no, me niego-- dijó firme --podríamos caer en una trampa o perder a unos de nosotros y prefiero que nos quedemos así.

Los demás suspiraron desilucionados pero realmente Rubius sentía que hacía lo correcto.

--¿Al menos podemos hacer explotar un puente?-- preguntó Willy con una sonrisa.

Rubius suspiro cansado y asintió, mientras guardaran una distancia considerable todo estaba bien. Los demás celebraron y empezaron a planificar lo que harían, solo pondrían unas bombas en el puente y luego esperarían desde la más alto de una montaña a ver la explosión. Sería algo épico.

*****

Allí estaban todos, "Los fantasmas", esperando a que pasara el ferrrocarril por el puente. Estaban en una montaña sentados en diferentes rocas, Willy y Luzu se habían quedado dormidos por que se habían levantado más temprano que todos para colocar las bombas, sus cabezas descansaban sobre las piernas de su parejas, ambos roncando ligeramente. Vegetta miraba a la mano de su ahora prometido, sonriendo al recordar el momento. Willy se había levantado en la madrugada listo para irse con Luzu, pero se llevo la sorpresa de encontrarse el cuarto iluminado con una vela y unas rosas a su lado, donde debería dormir su pareja. Extrañado miro a su alrededor y encontró a Vegetta parado a en la puerta, con su traje morado y sus manos en la espalda. Vegetta se acercó a él de manera lenta, Willy le miraba sorprendido desde la cama y sin moverse, sus ojos se humedecieron al ver como se arrodillo una vez y se detuvo al lado de la cama. Una caja blanca aterciopelada le mostró a Willy, al abrirla un hermoso anillo de compromiso soltó un destello a la vez que de los labios de Vegetta salió "¿Quieres ser mi esposo?". Willy soltó un ligero sollozo y asintió con ganas de gritar de la felicidad, enredándose un poco con las sabanas se incó en la cama y la vez que Vegetta se ponía de pie, se miraron con grandes sonrisas antes de que Willy se abalanzara sobre él a besarle. La mejor noche de su vida. Nadie había notado aún aquel pequeño anillo que adornaba su dedo en estos momentos y en parte lo agradecía, quería decirselo a todos esa noche junto a Willy.

Alexby estaba conversando tranquilamente con Staxx, contándole de su pesadilla. Lejos de incomodarles ambos sintieron paz, como si aquello les quitasé un peso de encima. Sus manos entrelazadas le hacían sonreír a Staxx, sintiendo por primera vez que podía ser completamente feliz y hacer sentir a alguien de igual manera sin dañar a nadie. Las sonrisas en sus rostros eran inmensas y el brillo en sus ojos les hacía ver más que enamorados.

Mangel estaba sentado en una roca y con Rubius en sus piernas, este tenía un poco de sueño por alguna razón y tenía su cabeza recargada en el hombro de su novio con los ojos cerrados, sin saber que si estuviesen en el ferrocarril estarían en la misma posición pero, Rubius sin vida. Mangel se sentía tan tranquilo, no podía dejar de sonreír al sentir a su novio respirar tranquilamente en sus brazos y saber que ambos se amaban con la misma intensidad. Sus pensamentos se concentraron en su futuro, miro sus manos entrelazadas y sus sonrisa se borro lentamente "¿Estaríamoh juntoh para siempre?" se cuestionó Mangel temiendo que la respuesta fuese un no, el quería casarse con él, quería tener una familia y morir a su lado cuando fuesen ancianos.

Tres balas, tres disparos ¤ RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora