Capítulo 14; Hacienda Azucena.

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Mangel

"Quédate a su lado" me repitió mi subconsciente, desde que vi de lo que eras capaz Town sentía la necesidad de no alejarme de Rubius.

--Buenos días-- Rubius le habló al hombre que trabajaba en la hacienda como cuidador, solo que ahora dormía --¿O noches?

Mire triste al hombre, probablemente tendría una familia que cuidar y no la volvería a ver.

--Lo lamento, ¿Qué necesitáis?-- respondió medio adormilado y estirándose.

--Vinimos a visitar a nuestro amigo, el Duque Abel-- respondió Rubius.

--Lo lamento caballeros-- bostezó de nuevo y elevó la mirada --, él partió a...-- él mismo corto sus palabras, mirándonos con pavor por las armas en nuestros brazos y los antifaces.

El pánico que expresó me hizo sentir culpable, asustado trató de huir pero no se lo permitieron, le derribaron con un disparo a la pierna.

--¡Que maleducado, eh chaval!-- dijo Staxx --No pensará no abrirnos y dejarnos afuera ¿O sí?

--Dejadme ir.-- suplicó tratando de arrastrarse.

--Yo lo mato.-- dijo Cheeto y disparó a su cabeza.

Rubius no dijo nada, solo abrió la puerta como si fuera su casa y nos invitó a pasar. Girándose con una sonrisa y extendiendo ambos brazos habló.

--Bienvenidos a la Hacienda Azucena, el propietario es el buen Duque Abel. Lamentablemente no esta aquí ahora, para recompensar su ausencia pueden tomar todo lo que queráis y asesinar a los huéspedes.-- entró y los seguimos.

Jamás en la vida había estado en una haciendo por lo tanto todo era nuevo para mí. Impresionado mire la enorme construcción delante mío, eso si que era algo gigantesco.

--Vamos Vegetta.-- Luzu habló y aunque no me lo dijo a mí reaccione y continué caminando.

--¿Al entrar nos separaremos?-- pregunto Alexby enfrente de la puerta.

--Por hoy-- Rubius habló mirándonos atentamente --, podéis hacer lo que queráis.

--¡Sí!-- Town sonrió y con una patada abrió la puerta para entrar emocionado.

Suspire frustrado, espero que no se vuelva loco. Entramos y los primeros en disparar fueron Luzu y Frank emocionado, rompiendo cosas y causando desastre por doquier.
Willy y Vegetta subieron mientras Lana se metía sola a una habitación y perdí de vista a Town, Cheeto y Alex en cuanto entramos.

Sentí un tirón en mi brazo y mire al causante, Rubius.

--Seguidme.-- asentí.

Fuimos hacía una puerta dorada, Rubius la pateó con fuerza y se abrió mostrando a dos hombres jugando ajedrez. Al vernos gritaron pero Rubius los silencio disparándoles, y ahí estaba yo a su lado. Con una cara de tonto y sin saber que hacer.

--Mangel, Mangel, Mangel-- canturreó Rubius burlesco, se acercó a mí --, necesito que dejes de comportarte como un gilipollas.

Lo mire ofendido y rió.

--Tú eres gilipollas.-- le dije un poco cabreado, aunque su risa me hizo sonreír.

--Sabéis que es con cariño Mangel-- se puso detrás de mí --, toma el arma con ambas manos.

Eso hice, inesperadamente me rodeó desde detrás mío. Sus manos se posaron sobre las mías apuntado con el arma hacía enfrente. Suspiró y su aliento chocó con mi nuca haciéndome sentir un escalofrió.

Tres balas, tres disparos ¤ RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora