Capítulo 45; Mi felicidad.

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Rubius

--Vamos hombre ¡Limpia!-- le ordené a Mangel.

--Eso hago Rubiuh-- dijo cansado.

Después de jugar como por dos horas decidimos parar y arreglar el desorden causado, yo como estaba lastimado y no empecé el desorden solo limpie pocas cosas. Ahora estaba en un relajante baño caliente, el cual me lo daba mi hombre, claro que él se baño primero que yo y lucía reluciente con su cabello húmedo. Estaba enjabonando mi cabello, asegurándose de quitar todo resto de comida o de lodo en él. La verdad estaba un poco apenado por el hecho de estar desnudo pero gracias a la espuma que flotaba en la bañera no podía verme. Mire a Mangel quien me sonrió, pude ver un ligero sonrojo y me pregunte si yo me vería así. Él estaba sentado fuera de la bañera, decidió ayudarme a bañarme por lo mismo de que estaba lastimado y no me sería facíl. Vi como tomó un pequeño bote y lo llenaba de agua limpia para luego tirar su contenido sobre mi cabeza haciendo que todo el jabón cayera de mi cabello, cerré los ojos y aguante la respiración solo unos segundos. Cuando el agua escurría de mi cabello elevé mi mano hasta mi rostro y quité las gotas que estaban sobre mis ojos y los abrí encontrándome con un Mangel sonriente.

--Lihto, cabello limpio-- me guiñó el ojo y le sonreí al momento que se acercó para depositar un corto beso en mis labios --ahora solo terminare de bañarte.

Me sonroje aún más y mire al agua, reí al ver que estaba sucia y que practicamente me estaba bañando en mi suciedad pero la verdad poco me importaba ahora. Lo que me preocupaba era el chico que frotaba en sus manos una barra de jabón, se acercó dudoso a mi y con sus manos jabonosas empezó a limpiar mi espalda con lentitud y no es que estuviese tan sucio, de hecho el agua ya se había llevado la mayoría de la mugre.

Siguió acariciando mi espalda y yo no podía sentirme más relajado, pasó sus manos por mis hombros con cuidado, en especial en el hombro lastimado. Ahora frotaba sus manos por mi pecho, yo me sentía un poco incómodo pero no podía negar que no quería que se detuviera, se detuvo un poco en mi estomago e hizo un movimiento con su mano que me tenso un poco. Cuando su mano se introdujó en el agua descendiendo por mi cuerpo pude ver las ligeras hondas que se formaron en el agua.

--Mangel-- le llamé con voz temblosorosa justo cuando empezó a bajar su mano hasta llegar a mi vientre --¿Qué hacéis?

Empezó a masajear la zona, haciéndome sentir tenso, me removí pero su otra mano pasó por mi pecho e hizo presión para que no me moviera mucho. Bajo el agua crucé las piernas y puse mi mano sobre mi miembro protegiéndolo de Mangel.
Solo se escuchaban nuestras respiraciones, la mía más agitada que la de él y de vez en cuando se escuchaban las gotas caer de mi rostro y cabello hasta el agua creando una relajante melodía. La mano de Mangel siguió bajando hasta chocar con la mía, le mire avergonzado y él empezó a reír. Separó sus manos de mi cuerpo y me sentí más tranquilo aunque quería más pero no era el momento.

--Madre mía Rubuih-- dijo riendo y besó mi frente y luego mi mejilla haciéndome sonreír --queréih que te bañe y luego no me dejáih.

--El problema es que tu no me quieres bañar maldito pervertido-- le dije mirándole con el ceño levemente fruncido.

Su risa se hizo presente haciéndome reír igual, volvió a tomar el jabón pero me lo entregó para que yo mismo me terminara de asear. Me sentí más cómodo así, empezamos a hablar mientras me bañaba, me miraba sonriente y conversaba animadamente.

--¿Y si hacemoh un concurso de comida?-- dijo y reí.

--Bueno, ya has visto lo que sucedió esta mañana solo por unas galletas, imaginad si cocinaramos todos al mismo tiempo y cosas diferentes-- dije pasando el jabón por mis pies, ligeramente agachado.

Tres balas, tres disparos ¤ RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora