Mangel
Mis nuevos compañeros me rodearon entre festejos, reí mirándolos con algo escondido en mi sonrisa. Maldad, y sed de venganza. Si me concentraba lo suficiente podía escuchar los gritos de mi madre y hermana rogando por justicia ¿Obedecerlas junto a mis obscuros deseos, o simplemente superar y seguir adelante? Unirmeles.
--Mangel.-- Luzu me llamó apuntando tras suyo con un movimiento de cabeza, señalando a su líder que me observaba.
--Acercaos-- habló Rubius con tono autoritario y obedecí en seguida --, está es vuestra arma.
Me mostró una pistola bastante curiosa, era completamente plateada y tenía unos detalles azules, de la tonalidad de mi antifaz.
--Gracias.-- susurre impresionado.
--En este momento tiene tres balas-- explicó antes de entregármela --, usadlas con sabiduría, no las desperdicies matando aves.-- dijo desviando su vista a Luzu.
--O jugando a tirar botellas.-- habló Alexby mirando a otra parte.
--O perdiéndolas.-- Cheeto comentó entre risas y Staxx soltó un bufido.
--No importa-- Rubius los interrumpió haciéndome mirarlo --, usadlas adecuadamente, una vez gastadas te daremos las necesarias para cargarla por completo.
Lana aplaudió con fuerza antes de gritar --¡Bienvenido a Los Fantasmas!
Vegette coló uno de sus brazos por mis hombros, riendo --Aunque ya eras parte de la familia, ahora eres oficialmente un hermano nuestro.
Ignore por completo sus comentarios. Mejor aprecie en mis manos mi arma, asombrosa, magnífica, perfecta, asesina. Eleve la vista para mirar a todos y sonreirles.
--Gracias a todos.-- aplaudieron felices y se acercaron para abrazarme.
Vegetta y Cheeto me cargaron y mis risas aumentaron junto a las de todos. Ahora me sentía un poco confundido ¿Debería vengarme o unirme? ¿Dejar mi pasado atrás o mantenerlo cerca mío? Mire a Rubius que se mantenía al margen de la situación solo con una sonrisa.
--¡A celebrar!-- exclamó Cheeto soltándome y caí sobre Vegetta. Las risas no tardaron en aparecer.
A pesar de que mis pensamientos fuera un poco extraños de momento, me permití reír a carcajadas. Poco a poco me puse de pie, sin soltar el arma. Sacudí mis ropas, mirando a Rubius en espera de que hablara.
--Oh no-- Rubius negó con una mueca en el rostro --, a dormir, debemos estar preparados para el siguiente ataque.
Lana chilló, aparentemente emocionada --¿¡Ataque?!
--¿Cuándo?-- Vegetta preguntó ansioso y Cheeto asintió antes de hablar.
--Sí tío, contadnoh ya.
--Mañana sabrán, buenas noches.-- y comenzó a caminar hacía la bodega de nuevo.
Resignados, se marcharon a sus habitaciones conversando. Me quede de pie unos segundos, apretando el arma en mi mano derecha.
Rubius soltó una carcajada por algo que la habrá dicho Cheeto y suspiré "Tan fácil como apuntar y disparar", reí en un tono bajo.
--En otro momento.-- susurre, siguiendo a los demás.
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A todos les alegraba la noticia, se notaba, pero ahora estaban demasiado centrados en que todo saliera a la perfección. Caminaban de un lado a otro preparando las cosas, Rubius había salido junto Cheeto a comprar los boletos restantes.
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Tres balas, tres disparos ¤ Rubelangel
De Todo--¿A dónde iremos?-- preguntó la más pequeña de la familia Rogel a su madre. --Lejos-- prometió Miguel Ángel, su único hermano. Tomaron sus maletas dispuestos a irse de lo que era su hogar. El padre de la familia cada vez era más agresivo, golpeaba...