Staxx
Rubius agitó su mano antes de cerrar el portón, nadie quería que se marchara dejándonos con este idiota, se notaba en nuestros rostros. A excepción de Town, quién mantenía una enorme sonrisa en el rostro.
--Estos días serán largos.-- susurre desanimado a Vegetta, este soltó una risa.
--Tranquilo tío, hemos durado más días sin Rubius.-- Cheeto me dio unas palmaditas en la espalda antes de retirarse.
--Staxx, tengo que hablar contigo. Los demás largaos a trabajar.-- mire asustado a Town.
Este sonrió de lado y mi cuerpo tembló en nerviosismo. Los demás se fueron y él se acercó peligrosamente a mi.
--Vamos a mi oficina.-- susurro cerca de mí.
--Debo trabajar-- susurre evitando su mirada --, hoy me toca preparar el desayuno.
--Eso no me importa en absoluto.
--¿Por qué a mi?-- susurre bastante bajo, con la intención de que no me escuchara.
--Amo el terror que desprenden tus ojos al verme-- me acarició la mejilla y me moví para esquivar su tacto --, venid a mi oficina.
--Es la oficina de Rubius.-- corregí y su expresión cambio. La había cagado.
Me tomó del cuello de la camisa y comenzó a jalarme hasta la oficina. Esto era malo, mis ojos comenzaron a humedecerse. Al llegar me tiró al suelo con furia lastimándome, solté un quejido de dolor y lo mire aterrado desde abajo.
--¡Rubius no está! ¡Yo mando aquí!-- se tiro sobre mi, me tomó del cuello de nuevo y comenzó a ahorcarme.
Pataleé y trate de gritar pero en cuanto abrí la boca metió unos trapos que tenía cerca hasta mi garganta. Asfixiándome. Me sentía bastante mareado y cada vez más débil.
Siguió aumentando su fuerza hasta que me caí medio inconsciente, cerré los ojos y me soltó.Ya no podía abrir los ojos pero sentía como me arrastraba y cargaba, depositó mi cuerpo sobre el escritorio y desabrochó mi pantalón.
Sabía lo que venía y me aterrorizaba.Solté lagrimas mientras él se aprovechaba de mi debilidad, quería pararlo desde hace años pero no encontraba la manera de hacerlo.
Desde hace años él me hace esto, solo a mí y no puedo compartirlo con nadie. Yo lo enfrentó sólo.*****
--Estáih muy callado tío.-- Cheeto me empujó un poco llamando mi atención, asentí dando otro sorbo a la sopa frente a mi.
--Sí chaval-- Alexby mordió su manzana y la arrojó al suelo --¿Qué tenéis?
¿Qué tengo? Me encuentro roto y destrozado, pero a nadie se fijaba en eso. Sonreí falsamente pensando en responder solo un "estoy bien" pero un grito femenino hizo que nos levantáramos de golpe para salir del comedor.
Cheeto, Alexby y yo estábamos cenando cuando ese grito nos hizo correr a la habitación. Al llegar nos encontramos con Vegetta tratando de abrirla desesperado.
--¡Abrid la puerta, te lo suplico Town!-- gritó y nos miro --ha enloquecido, entró furioso y me sacó a empujones. A atrancado la puerta.
--¡Parad Town!-- se escuchó a Willy y seguido de eso un golpe.
Lana comenzó a llorar y nosotros desesperados comenzamos a patear la puerta, no pasaron ni dos minutos cuando Town la abrió con una sonrisa y su arma apuntándonos en su mano derecha.
--Ya aprendieron la lección-- nos dijo con una sonrisa --, ahora en adelante no cometerán errores en los ataques.
--¿Tan cobarde sois como para amenazarnos usando un arma?-- Alexby hablaba con un tono de voz lleno de furia --¿Qué les has hecho?
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Tres balas, tres disparos ¤ Rubelangel
Diversos--¿A dónde iremos?-- preguntó la más pequeña de la familia Rogel a su madre. --Lejos-- prometió Miguel Ángel, su único hermano. Tomaron sus maletas dispuestos a irse de lo que era su hogar. El padre de la familia cada vez era más agresivo, golpeaba...