Boda Rubelangel
Un hermoso día comenzaba, el sol había salido hacía ya unas horas y algunos de "Los fantasmas" ya estaban despiertos y listos para aquel día. Rubius se removió en su cama, deslizó su mano por ella para tocar a su pareja y una sonrisa se formó en un rostro al sentirlo tan cerca de él. Abrió los ojos con lentitud encontrándose con Mangel dormido plácidamente frente a él, pasó su mano por la espalda de su novio antes de acercarse a él para despertarle como a ellos les gustaba, varios besos fueron repartidos por las mejillas de Mangel haciéndole despertar.
Aquellos cálidos labios le había arrancado una risa a Mangel quien aquella mañana había despertado de buen humor. Aún con sueño se acercó a Rubius y le brindó un beso en la frente antes de susurrar.--Buenoh díah-- cerró los ojos, con intención de disfrutar un momento de tranquilidad con su pareja.
--Buenos días cariño-- ambos sonrieron ante aquellas palabras y Rubius depositó un beso en el mentón de su pareja antes de acurrucarse entre las sabanas y los brazos de su pareja.
En ese momento, Rubius se sentía bastante animado y con energía, listo para afrontar el hermoso día. La sonrisa de su rostro no desaparecía, incluso se hizo más grande al tomar la mano de Mangel y entrelazarla con la suya. Ellos no eran así acaramelados y cariñosos la mayoría del tiempo pero aquel día era una excepción. Mangel no pudo evitar que una gran sonrisa iluminará su rostro con solo sentir aquel pequeño anillo en el dedo de Rubius, ese anillo dorado, con detalles plateados y un pequeño diamente azul que portaba su prometido.
--¿Listo para nuestra boda?-- preguntó Rubius al ver la sonrisa de Mangel.
--La verdad estoy muy emocionado-- confesó Mangel --ya quiero que sea la hora.
--Falta muchas horas pero valdrán la pena-- susurró, como si no quisiese que nadie más escuchará aunque nadie lo haría, estaban encerrados en su habitación.
--Cualquier cosa vale la pena si es por ti-- le dijo Mangel ganándose un beso por parte de su pareja.
El beso fue lento pues ambos estaban aún entumidos por las horas que llevaban acostados, fue romántico pues se brindaban delicadas caricias que estremecían a la pareja, fue suave pues disfrutaban de cada movimiento creado pero sobre todo fue el comienzo de aquella mañana.
Un golpe en la puerta los hizo apartarse del beso, Rubius suspiró y se levantó con pereza de la cama mientras Mangel simplemente se estiraba en ella. Al abrir la puerta rodó los ojos encontrándose con un Luzu cansado, le sonrió antes de saludarle con la mano.
--Melissa te ha despertado temprano para jugar-- Luzu asintió cansado y miro dentro de la habitación para saludar con la mano a Mangel.
--Buenos días feliz pareja, Lana quiere que valláis a desayunar para prepararse-- dijo para luego soltar un suspiro.
--Vale, solo nos arreglamos-- Luzu asintió y sin decir más partió de vuelta a la cocina, Rubius cerró la puerta y se recargó en ella con las manos en la espalda.
Mangel se sentó en la cama con dificultad y miro hacía su armario, se levantó un poco más entusiasmado y abrió las puertas de este en par para ver sus trajes de boda. Sonrió y los acarició por la parte donde estaba la corbata, unos brazos le rodearon y sintió como depositaban varios besos en su cuello y parte del hombro. Era el día de su boda y más felices no podía estar.
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Tres balas, tres disparos ¤ Rubelangel
Diversos--¿A dónde iremos?-- preguntó la más pequeña de la familia Rogel a su madre. --Lejos-- prometió Miguel Ángel, su único hermano. Tomaron sus maletas dispuestos a irse de lo que era su hogar. El padre de la familia cada vez era más agresivo, golpeaba...