Era después del amanecer, pero seguimos adelante sin echar amarras. El rey y el duque acabaron por levantarse,con aspecto muy cansado, pero después de saltar al agua y nadar un rato parecían bastante másanimados. Después de desayunar el rey se sentó en un rincón de la balsa, se quitó las botas, se subió lospantalones y dejó las piernas metidas en el agua, para estar cómodo, encendió la pipa y se puso a aprenderde memoria su «Romeo y Julieta». Cuando ya se lo sabía bastante bien, él y el duque empezaron a ensayarlojuntos. El duque tenía que enseñarle una vez tras otra cómo echar cada discurso, y le hacía suspirar yllevarse la mano al corazón. Al cabo de un rato dijo que lo había hecho bastante bien: «Sólo que no debesgritar ¡Romeo! como si fueras un toro; tienes que decirlo suavemente y con languidez, así: ¡Roomeeo!; deeso se trata, porque Julieta no es más que una niña encantadora, ya sabes, y no se pone a rebuznar como unburro.Bueno, después sacaron un par de espadas largas que el duque había hecho con listones de roble y empezarona ensayar el duelo: el duque decía que él era Ricardo III, y resultaba estupendo verlos saltar y brincarpor la balsa. Pero entonces el rey tropezó y se cayó al agua, y después descansaron y se pusieron a hablarde todas las aventuras que habían tenido por el río en otros tiempos.Después de comer el duque dijo:––Bueno, Capeto, queremos que éste sea un espectáculo de primera calidad, ya sabes, así que vamos aañadirle algo más. De todos modos nos hace falta contar con algo para responder a los bises.––¿Qué es eso de bises, Aguassucias?El duque se lo contó y añadió: ––Yo puedo hacer un baile escocés o tocar la gaita del marinero y tú ... vamos a ver... ah, ya lo sé: puedeshacer el monólogo de Hamlet.––¿El qué de Hamlet?––El monólogo de Hamlet, ya sabes: lo más famoso de Shakespeare. ¡Ah, es sublime, sublime! Siemprelos vuelve locos. No está en este libro, porque sólo tengo un volumen, pero creo que lo puedo recordar dememoria. Voy a ver si paseando puedo extraerlo de las arcas del recuerdo.Así que se dedicó a pasear arriba y abajo, pensando y frunciendo el ceño horriblemente a cada momento;después levantaba las cejas; luego se apretaba la frente con la mano y se echaba atrás, como gimiendo; despuéssuspiraba y derramaba una lágrima. Era maravilloso verlo. Por fin lo recordó. Nos dijo que lo escucháramos.Adoptó una actitud nobilísima, con una pierna adelantada, los brazos alargados y la cabezaechada hacia atrás, mirando al cielo, y empezó a gritar, a gemir y a rechinar los dientes, y después de eso, alo largo de todo su discurso, estuvo aullando y moviéndose e inflando el pecho y la verdad es que fue lainterpretación más maravillosa que he visto en mi vida. Éste fue su discurso, que me aprendí con facilidadmientras se lo enseñaba al rey:
Ser o no ser; ahí está el diantre
que convierte en calamidad tan larga vida;
pues, ¿quién soportaría su carga hasta que el bosque de
Birnan llegue a Dunsinane,
salvo que el temor de algo tras la muerte
mate al inocente sueño,
segundo rumbo de la gran naturaleza.
Y nos haga preferir los dardos y flechas de la horrible
fortuna antes que huir hacia otros que no conocemos?
Ése es el respeto que nos debe calmar:
¡despierta a Duncan con tu llamada! Ojalá pudiera;
pues quien soporta el flagelo y el desprecio del tiempo,
el mal del opresor, la contumelia del orgulloso,
los retrasos de la ley y la relajación que sus dolores causan,
en el desierto muerto y en medio de la noche,
cuando bostezan los cementerios,
en sus galas acostumbradas de solemne luto,
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Las Aventuras de Huckleberry Finn
ClásicosLa historia nos cuenta los hechos ocurridos cronológicamente luego del término de la novela Las aventuras de Tom Sawyer. Huckleberry Finn, el mejor amigo de Tom Sawyer, es cuidado y protegido por la viuda de Douglas, pero al mismo tiempo, se dedica...