Capitulo 4

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-Tan solo escoge alguno por favor, hazlo por un bien común— imploro Lavinia al otro lado de la habitación y yo suspire mientras observaba indecisa los vestidos que se encontraban en la cama.
Me debatía entre el vestido color violeta y un vestido turquesa que había llegado a mis manos algunas semanas atrás, exportado desde Francia. Era hermoso, pero atrevido.
Eso al menos debía darle puntos a favor a la prenda en cuestión.
-Es una ocasión importante— le explique la razón de mi dilema y mi hermana me observaba fijamente desde el sofá situado contra el ventanal.
-¿Por qué? Tan solo porque Harry Styles estará ahí— se burlo y aquello fue el detonante que me hizo decidir pronto, cuando supuse que mis pensamientos comenzaban a tornarse bastante evidentes.
-¡Calla! No pongas palabras en mi boca, yo nunca he mencionado nada acerca de ese sujeto— bufe con una risita de mala gana, tratando de lucir desinteresada frente a mi testaruda hermana y también frente a la mujer joven que se encontraba de pie a tan solo un par de metros. La mucama, en espera a que le entregase mi vestido elegido para que ella pudiera colocármelo.
Al final había optado por la prenda turquesa, cuya tela tenia incrustada la pedrería mas hermosa, entre diamantes y zafiros de todos los tipos imaginables.
Era escandaloso, y temía atraer la atención negativa del publico al utilizarlo, pero eso había dejado de interesarme, tan solo trataba de destacarme esa noche, y seguramente con ese vestido lo lograría.
-A mi nunca podrás engañarme Alissa, pero bien, pretenderé que soy estúpida y no he notado la forma en que lo miras— alardeo la chica que jugaba con su cabello mientras me miraba burlona.
-Cierra la boca— farfulle, dándole la espalda para permitir que la mucama elegida me colocase el vestido turquesa.
Era encantador, y resaltaba mi cabello rubio tan dorado como mis pendientes de oro.
Al final mi peinado quedo a manos de la mucama quien como siempre hacia un esplendido trabajo al ondularlo, trenzarlo y decorarlo con pequeñas y discretas tiaras de diamantes.

Y por supuesto aun con semejante preparación, no me sentía segura, temía no lucir tan hermosa como lo deseaba.
Me observaba tantas veces en el espejo que había perdido la cuenta y al salir no era suficiente con ello.
Analice mi porte y cada detalle en el reflejo de la ventana de la carroza y la obscuridad no me permitía mucha claridad pero ni con el sol mas radiante hubiera podido sentirme satisfecha.
Fruncí el ceño ligeramente y comenzaba la transición tediosa del arrepentimiento al haber utilizado ese vestido.
Lo había tenido durante casi un mes en mi armario y no tuve el valor suficiente de utilizarlo hasta esa noche, a causa de ser tan revelador en el escote.
Me sentí tímida y cubrí mi pecho con mi abanico de plumas doradas, en un intento por apaciguar la vista mientras pretendía ventilarme un poco de aire.
-Luces preciosa, mi princesa— me consoló mi padre quizás después de notar mi tensión y yo le dedique una pequeña sonrisa al subir a la carroza que pronto cruzaba las calles de esa pequeña ciudad.
Las luces me distraían a través de la ventana y el calor de mis mejillas ardía con tan solo pensar en el porvenir.
Mis padres charlaban y parecían ajenos a mi desasosiego e inquietud.
Los latidos de mi corazón eran crecientes a medida que la carroza se aproximaba al lugar donde un publico distinguido cruzaba las entradas de monumental tamaño, dejando atrás el bullicio de las calles para adentrarse a aquel precioso teatro.
La simple idea era magnifica y sonreí fascinada al emerger de la carroza como la princesa que mi padre siempre nombraba. Opte por lucir como si aquella no fuese mi primera noche en un teatro, aun que efectivamente nunca antes estuve en semejante lugar.
Mis padres consideraban que las pequeñas no debían lidiar con lo tedioso y aburrido que una obra teatral podía ser durante la infancia, así que de hecho me había demorado demasiado en poder disfrutar de la dicha de esa primera noche.
Y a pesar de que me prioridad era aparentar habitualidad, no pude lograrlo en cuanto puse el primer pie en aquel enorme establecimiento.
Mi vista voló hacia arriba, para observar los detalles del alto techo decorado como los techos a la francesa, con ángeles y deidades.
Tal como si se tratase de una obra de Michelangelo Buonarroti.
Tan atraída y atolondrada a la decoración y los detalles del rededor, que no note el momento en que un intruso apareció en mi camino y lo primero que pude percibir fue su discreta risita, seguida del frio tacto de sus manos al sostener mis hombros después de que me había estrellado de frente contra el.
-Harry...— reaccione unos segundos después, enfrentando esos grandes ojos suyos cuya tonalidad esmeralda era mas brillante que nunca bajo las luces del candelabro central que colgaba por arriba de nuestras cabezas— lo lamento tanto, no miraba mi camino— le explique apenada y el asintió, dándome la razón sin dudar.
-Lo he notado— sonrió tan lindo como siempre. ¡Cielos santo! Adoraba verle sonreír, especialmente cuando lo hacía por mí— Luce preciosa esta noche, señorita Collinwood, ni siquiera le había reconocido— alago, sosteniendo mi mano para dejar un beso en el dorso de ella y yo no pude corresponder en absoluto. Aquello me había dejado sin palabras ni capacidad de mover ni un musculo.
-Harry Styles— la voz de mi padre apareció para salvarme de mi dilema de estupefacción, y yo apenas me percataba del atrevimiento de mi mano que aun sostenía con demasiada firmeza la del chico de ondulada cabellera.
Me solté instintivamente y con torpeza para retroceder un pequeño paso, permitiéndoles a mis padres tomar mi lugar para charlar con ese joven tan apuesto, quien lucia tan elegante como siempre.
Trate de recuperar el ritmo de mi respiración usual y volver a la realidad al observar a distancia a una joven chica que me parecía peculiarmente familiar.
Ella era recibida por varias personas y entonces reconocí que se trataba de una de las invitadas de honor.
Durante mi vida nunca la tuve ante mi, pero había escuchado hablar de ella muchas ocasiones.
Era conocida por ser tan extravagante y siempre aparecía en todas las conversaciones y chismes. Dotada de gran belleza y glamour, con su larga cabellera negra, sonrisa dulce y porte fino. La hija heredera de una familia millonaria que durante generaciones estuvo en la alta sociedad.
Su nombre era Valentina Glücksburg y era una de las estelares de la obra que en unos minutos comenzaría. Sin embargo no parecía tener prisa alguna por dirigirse a escena.
-Es una joven talentosa— escuche a mis padres hablando de aquella chica y volví mi vista a ellos mientras Harry me miraba nuevamente a mi.
-Valentina tendrá uno de los papeles principales en la obra de esta noche— explico el castaño de ojos verdes y luego sonrió— ¿Quieres conocerla?— pregunto y me sentí insegura de la idea. La sensación era similar a conocer a una celebridad del cotilleo.
-Ella es una buena amiga mía, prácticamente crecimos juntos, es muy amigable y alegre, te agradara... si quieres puedes venir conmigo, estaré sentado en un balcón privado con algunos de sus amigos— explico y yo mire a mis padres sin saber que diantres decir ante tal propuesta.
-Eso suena excelente, Alissa ya esta en edad para conocer a la gente mas importante de la sociedad, es bueno conocer a esas personas, especialmente si se trata de jóvenes apuestos— alardeo mi madre que al igual que mis hermanas solo le interesaba la idea de pertenecer a los círculos de la realeza para poder contraer matrimonio con algún heredero de apellido rimbombante.
-Mamá— rodee los ojos al tiempo en que mi padre reía y se dirigía a Harry.
-Cuida a mi hija Styles, no dejes que se aleje demasiado, a diferencia de mi esposa a mi no me gustaría que un caza fortunas se le acercase— murmuro y el chico asintió, flexionando un brazo para invitarme a tomarlo y de esta forma me escolto con él.
-Entonces te buscaremos a alguien apuesto, pequeña— bromeo cuando nos alejamos y yo rei, aprensada comprometedoramente de su brazo, desando nunca soltarlo.
-No necesito a nadie— le asegure, anhelando poder decirle que el era la única persona que podría robarme el corazón, pero eso seria una locura.
Aunque al estar con el, me esmeraba por estudiarlo con gran atención.
Después de haberme presentado con la jovial actriz Valentina Glücksburg, quien sonriente alago la belleza de mi vestido, me dirigió al balcón privado donde podríamos presenciar la obra en su esplendor.
-Es asombroso— murmure al tomar mi lugar al borde del balcón, a un lado de Harry que jugaba con mis visores para apreciar con mayor facilidad el escenario, aun cuando de hecho, podíamos ver perfectamente debido a que nos encontrábamos a lo alto del lugar.
-Esta es tu primera vez en un teatro ¿Cierto, Alice?— me pregunto y yo asentí sonriente, antes de ser interrumpidos por la pareja con la que compartiríamos el balcón.
Los conocía. Era un buen amigo de Harry.
El joven Micke Digger con su prometida Zara. Ellos eran personas agradables, pero por el momento agradecía que se ocupasen de sus propios asuntos para permitirme privacidad con mi acompañante.
Cuando las luces se atenuaron, el escenario se encendió y los telones se levantaron para permitirnos ver la presentación mas magnifica de bailarines y cantantes.
En ocasiones Harry me explicaba algunos detalles. Presumía cuando conocía a alguno de los actores o bailarines, y siempre alardeaba: "Es mi gran amigo".
-Tu conoces a mucha gente aquí— le dije y el rio quedito.
-Es por mi trabajo, he hecho retratos para muchas de las familias aquí presentes, especialmente para las mujeres, las mujeres siempre quieren ser retratadas— me explico y yo removí las cejas vanidosa.
-Espero que las mencionadas señoritas, no sean retratadas con esos famosos vestidos tuyos hechos de nada— susurre con discreción y el se hecho a reír.
-Oh por favor, tu siempre me haces lucir como un pervertido— se quejó y yo negué con la cabeza.
-No pienso que seas un pervertido, nunca pensaría nada malo de ti, sabes que yo siempre te he admirado— confesé con un hilito de voz a causa de mi osadía y así mismo me atreví a mirarlo cuando el calló por un momento, dedicándome una pequeña sonrisa.
-No lo sabía, pero es un tremendo honor para mí, Alice— susurro y me sentí acalorada, sabiendo que el rubor en mis mejillas me delataría pronto y ese sujeto no demoraría en notarlo.
-Por favor, no seas tan dramático, mis opiniones no son dignas de honor alguno— replique tan modesta como siempre y el chico negó, inclinándose ligeramente hacia mí con esa actitud acechante mientras todo lo que yo hacia era evadirlo, pero el dio fin a ello al tomar mi mentón con sus lívidos dedos, haciéndome mirarlo a los ojos en tanto yo instintivamente elevaba una mano para tocar suavemente la suya que sostenía mi rostro.
-Cada detalle de ti es digno de honor, mi princesa— musito y aquello parecía algo que mi padre me diría para elevar mi ánimo, pero ese chico no era mi padre y yo estaba perpleja. ¿Cómo rayos podía ser tan dulce? Apenas podía creerlo, y apenas podía controlar mis latidos frenéticos por haberlo escuchado.


~Isa-S~


Mi Musa Rebelde ❁Harry Styles ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora