Capitulo 41

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Un largo viaje que me devolvería a Londres entre sueños.

Había dejado la gran ciudad de Nueva York y tenía un gran camarote en un barco que cruzaría los mares, llevándome a mí y al chico que me acompañaba para desposarme. Andrew Watson iria hasta mi hogar para pedirle a mi padre mi mano en compromiso.

Eso era algo que ambos habíamos decidido recientemente. Con el pasar de los meses, fue sencillo cumplir con las expectativas de una pareja común, pero yo estaba preocupada por lo que podría ocurrir.

No sabía si estaba lista para enfrentar todo eso.

Así que mientras me dirigía a mi triste destino, soñaba de nuevo con Harry y parecía perderme entre los mundos más locos que se ocultaban en mi cabeza.

Por dentro de una dimensión de fantasía me imagine a mí misma como una reina. Tenía una gran corona, un trono y un gato blanco.

Estaba ahí sentada y luego estaba de pie. Caminaba por un largo camino de margaritas blancas que revoloteaban como mariposas que se movían entre mis pies y a mi alrededor tan solo podía apreciar espejos que me reflejaban la apariencia de mi misma que ya no podía reconocer.

Ya no sabía quien

No me reconocía a mí misma, no sabía quién era aquella joven mujer que veía a través de los espejos y al pensar en ello, sentía un deseo imperioso por ser niña de nuevo.

La voz de Harry me hablaba como un susurro en mi cabeza y lentamente me guiaba hasta uno de esos grandes espejos que tenía la forma de una puerta.

Tenía el picaporte y las ranuras de cristal donde mi mano se reflejó al acercarse para jalar cuidadosamente y atravesar a una dimensión diferente. Un lugar donde ahora los espejos se quedaban atrás y un gran salón aguardaba por mí.

Dicho salón era de porcelana fría y al centro había un hombre de apariencia familiar.

Vestía como si se tratase de bufón de múltiples tonalidades en su ropaje, pero en sus intensos ojos verdes podía reconocer a mi amado.

Era Harry y no hablaba, pero me sonreía.

Me acerque a prisa y me sorprendí al notar que él era demasiado alto ahora.

Mire mis manos y note que eran demasiado pequeñas. Sin notarlo me había convertido en una niña nuevamente.

No más vestido de reina, ni corona. Tan solo era yo, con un pequeño tutú azul.

Una historia de amor secreta se escribía lentamente en el suelo de porcelana tan blanca como el papel donde Harry daba vida a los cuentos de Alicia.

Pero la historia que ahora estaba bajo mis pies era diferente y las letras negras aparecían una a una entre cientos de palabras que formaban un cuento romántico de Alice y el joven sombrerero que se encontraba de pie frente a mí.

Tenía su atención puesta sobre mí y tomaba delicadamente mi mano para besarla mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

-¿Que haremos ahora, Harry?— sollocé preocupada por el futuro que nos depararía, pero el solo encogió los hombros.

-Bailaremos— propuso y me apego a su cuerpo cálido. Tenía un aroma dulce delicioso y mi cabeza tan solo llegaba hasta por debajo de su pecho.

Yo era una niña y él era un hombre, justo como la ocasión en que lo conocí.

Mis pies pisaron los suyos y él prosiguió son importarle.

Me guiaba en ese baile con mis pies encima de los suyos y yo lo sujetaba con fuerza.

Mi Musa Rebelde ❁Harry Styles ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora