Capitulo 28

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Reí en voz baja mientras dábamos vueltas entre las sabanas. Rodábamos de un lado a otro y el rose cálido de su cuerpo contra el mío era lo más encantador.

-Te amo— ronroneo como un gatito contra mi oído, susurrando otras tantas palabras tan dulces para mí y yo ya no podía soltarlo, no podía dejarlo ir.

-Yo igual, corazón— correspondí con alegría, dejando un par de besos en su mejilla mientras él me mantenía aferrada entre sus brazos, llenándome de dicha ahí consigo.

El alba apenas comenzaba a cruzar por la ventana y sabíamos que teníamos un rato más antes de preocuparnos por las mucamas que andarían por los corredores.

Aún era temprano para eso, así que, por el momento, podríamos continuar jugando en mi cama.

Y la combinación perfecta, era su cuerpo sobre el mío, su calor, su dulzura, su voz y la melodía producida por sus labios contra mi piel, besándome como nadie más lo haría nunca.

Suspire, mordí mis labios y gemí, llevando mis manos a su cabello y la suyas tomaban mi cintura, acariciando y apretando con suavidad para curvar mi cuerpo contra si y devorarme entre ardientes besos que llegaban a mi obligo y subían de nuevo a mi cuello para hacerme estremecer por el rose de su aliento al suspirar.

Era simplemente magnifico. Cada segundo con el era aún mejor que antes y mis manos trataban de satisfacerlo de igual forma, pero lo cierto es que ese chico siempre me llevaría la delantera.

Era enloquecedor, ardiente y audaz como un tigre que acorrala a su presa.

Yo era tan solo un siervo pequeño que no sabía que hacer mientras el placer me dominaba y tomaba el control de mi cabeza.

Suspire, aferrándome a el, abrazándolo y sujetando mis piernas a cada lado de su cuerpo y era divertido rodar entre las sábanas hasta encontrarme por encima de él.

Apoyaba mis manos en su pecho y lo miraba intensamente, seduciéndolo por unos segundos hasta que el me derribaba una vez más, sonriendo al tenerme de nuevo bajo el ímpetu de su anatomía tan fuerte.

-Oh Ali, quisiera despertar cada mañana como esta, seriamos tan solo tus labios y yo cada día— susurro y sonreí, arqueando una ceja mientras él se acomodaba más plácidamente por encima de mí y yo acariciaba su espalda, su nuca y su cabello alborotado tan encantador.

-Tratare de ignorar el hecho de que solamente piensas en mis labios y olvidas el resto de mi— bromee, desviando la mirada y pretendiendo indignación por sus palabras que a él en realidad no parecían tenerlo arrepentido.

-Oh vamos, tu sabes que no solamente tus labios me producen placer— curvo esa seductora sonrisa de lado y luego se inclinó para besar mis párpados suavemente al cerrarse.

-También están tus ojos— susurro y prosiguió, tomando mis manos y llevándolas a su boca para besarlas antes de devolverlas a su nuca— y tus manos— continuo sin escrúpulos y yo lo miraba fascinada y perdida por la forma en que me seducía— tu figura como una fina pluma— agregó al besar mi cuello, descendiendo lentamente a mi pecho, fijando su esmero un momento ahí para hacerme gemir, hasta deslizar su lengua a lo largo de mi torso y a mi vientre.

Mordía mis labios y lo miraba encantada, estremeciéndome por la adrenalina al verlo justo ahí, incorporándose para mirarme a los ojos mientras yo lo seducía con mis piernas. Las elevaba ligeramente para acariciar con mis pies sus hombros, su pecho y sus mejillas rosadas, aguardando hasta que beso mis tobillos y luego tomo mis muslos entre sus manos y jalo de mí, deslizándome entre las sabanas hasta colocar mis piernas a cada lado de su cuerpo.

Mi desnudez parecía gustarle, parecía seducirlo lentamente y por supuesto, su desnudez también me hacía sentir maravillas— Me gusta tu cuerpo, tu cabello y tu aroma. Me gustan tus ojos cuando miran los míos, tus manos al acariciarme y tus labios cuando dicen mi nombre, o susurran un beso para mí. Me gusta escucharte, sentirte y tocarte. Besarte y amarte. Amo tu voz, tu alma y lo que ocultas en ella. Estoy tan enamorado Alice. Tan perdido por ti— suspiro y yo tomaba sus manos en las mías para invitarlo a tocarme mucho más.

-Yo igual Harry, te amo, estoy perdida— le asegure acezante por el calor que pronto nos cubría con su manto transparente y nos hacía suyos.

Estábamos envueltos en una burbuja de amor, desesperación y deseo y ya nada podría detenernos más.

Nos amábamos como nunca a nadie amamos y ya no nos asustaban los errores o el peligro.

Solo era él y yo, girando una vez más para montarlo, besarlo y escucharlo pronunciar mi nombre y gemir arrebatadoramente contra mis labios, cuando una vez más hice de mi algo suyo.

Acomodándome en su regazo, le ayude a encontrar el camino entre mis piernas que se abrían por él, y lentamente como lo besaba, le entregaba mi cuerpo, para hacer con él lo que le diera la gana. Pronto lo tenía más y más adentro de mí y yo me movía al compás que crujía la cama. Subía y bajaba meticulosamente sobre su cuerpo, moviendo las caderas como un suave oleaje y el se impulsaba de cerca para sentarse y mirarme a los ojos mientras nos regalábamos suaves gemidos que nos hacían vibrar.

Deslice mis manos en su pecho sin dejar de moverme y Harry apoyaba una mano en mi cintura y con la otra se apoyaba en la cama, para evitar caer derrotado de espaldas al colchón.

Podía verlo gesticular y su expresión era de gran placer por mí.

-Oh...— gimió de nuevo, cerrando los ojos y tirando la cabeza atrás para permitirme besar su cuello y pude sentirlo tragar con fuerza y escucharlo jadear agitado— así preciosa, más cerca— susurro con ese ápice tan ardiente y varonil que me volvía loca y su mano presionaba mi espalda baja ahora, apegándome más a su cuerpo mientras me movía por encima de él experimentando juntos la satisfacción que iba y venía y nos robaba el aliento.

Suspire contra su hombro y empuje de el para recostarlo, importándome un diablo la sutileza.

Apoye mis manos en las almohadas a cada lado de su cabeza y nos mirábamos intensamente a los ojos.

Me movía y me movía buscando nuestra liberación y sus manos acariciaban mi espalda y volaban después a mi pecho, masajeando en círculos mientras íbamos más y mas lejos.

-Harry— solté un agudo chillido de satisfacción y el gruño y sonrío.

-Shh— me callo con suavidad, girando para encargarse del resto.

Me derribo contra la cama y estuve segura de haber visto estrellas en el techo cuando el envistió sin cuidado.

Nos besábamos y ahogábamos nuestros gemidos, tan silenciosos como nos fue posible, pero lo cierto es que no podíamos evitarlo.

-Calla, calla... Harry— jadee acelerada, intentando mantener el control de la situación y el chico reía, besando y mordiendo mi cuello.

-Tu eres la que está haciendo mucho ruido, mi amor— ronroneo y se estremeció bajo las palmas de mis manos y las yemas de mis dedos cuando rasgue su espalda con mis uñas— pero me gusta escucharte, así que no te preocupes— dijo y durante las últimas estocadas curve mi cuerpo y pude sentir la adrenalina llegar desde muy abajo en mi entrepierna.

Subió a toda velocidad por mi cuerpo y me envolvió por completo, al igual que a Harry, quien ocultó su rostro contra mi mejilla y soltó un lento y ronco gemido que me hizo vibrar como gelatina junto con él.

-Mierda— bufo como un toro y yo reí, suponiendo con eso que en verdad lo había disfrutado.



Mi Musa Rebelde ❁Harry Styles ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora