Capitulo 32

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Por fuera de la carrosa la lluvia caía como goteros en el cielo, o como las lágrimas de mi llanto.

Estaba sola en ese asiento y en realidad no me interesaba.

Me había despedido de mi madre y mis hermanas y al final me abstuve de dirigirle la palabra a mi padre, a pesar de saber que pasarían varios meses antes de volverlo a ver.

Pero como dije antes, eso no me interesaba.

Papá fue poco sensible desde el momento en que supo que Harry y yo nos amábamos. Claramente eso había sido como una roca en su camino. El camino que dictaba mi futuro como alguna emperatriz, duquesa o cualquier cosa que contuviera millones de euros a mi nombre.

Mi padre quería fama y riquezas para mí. Quería un cuento de hadas, pero él era el único que podía elegir a mi príncipe y eso por supuesto no incluía a Harry.

Así que bien. Papá decidió darme un tiempo para pensar en lo ocurrido, o más bien un tiempo para permitirme olvidar a Harry y que el igual se olvidase de mí.

Por lo tanto, mi abuela ya me esperaba en la lejana ciudad de Nueva York y yo viviría con ella durante el resto del año, hasta que mi padre hubiera terminado con todos los planes de mi compromiso con Nash G.Wardd. Ahora que había dejado claro que el seria mi único amor, mi destino era esperar hasta que el tiempo transcurriera. Quizás en un par de años más papá estaría complacido de enfundarme en un vestido blanco y llevarme hasta el altar con aquel chico.

Pero por ahora, el aguardaba que yo fuera un tanto más madura, creyendo que de esa forma yo aceptaría el trato sin rezongar.

Pero estaba loco, ya que ni habiendo pasado un millón de años, aceptaría darle mi mano al joven Nash.

Al final no me resto más que despedirme de ese ambiente que había sido mi hogar durante largos años.

Ahora me preparaba emocionalmente cuando la carrosa se detuvo cerca de la costa donde un barco zarparía conmigo y el corazón en mi pecho ya no parecía un corazón. Era más una roca inerte que no latía y tan solo me dolía y me pesaba en el interior.

-Buen viaje señorita— me dijo el cochero con amabilidad y una sonrisa para despedirse.

Hice un pequeño movimiento con mi cabeza para corresponder y luego me aleje con mi equipaje.

En realidad no llevaba muchas cosas conmigo, sabía que al llegar a Nueva York la abuela se encargaría de brindarme de toda clase de obsequios y vestidos y cosas de mi utilidad. Así que no tenía gran relevancia cargar con grandes maletas.

Camine algunos metros más hasta las taquillas donde el horario de partida anunciaba que tenía unos 20 minutos más para abordar con tranquilidad.

Guarde mis boletos en mi abrigo y acomode mi sombrero negro de plumaje.

Cualquier persona que me hubiera visto ahí en ese momento, habría pensado que era una joven de luto. Ya que todo mi conjunto era obscuro, tan negro como lo era mi alma ahora que el dolor estaba aniquilándome.

Suspire mientras me colocaba los guantes de cera negros y tomaba mis maletas con ambas manos para arrastrarlas en dirección al barco, pero entonces una vocecilla me interrumpió y me hizo volver la mirada totalmente perpleja al reconocer su tono tan suave.

-Alissa— me dijo y yo lo mire con los ojos bien abiertos y la expresión de sorpresa en mi rostro.

-Harry— susurre cuando él se acercó los últimos pasos y yo no pude evitar soltar mis maletas al suelo para irme contra el— Harry ¿Cómo supiste?— jadee ahogada y adolorida cuando sus manos tomaron las mías y yo hundí mi rostro en su pecho, sintiendo que las lágrimas comenzaban a arder en mis ojos.

-Los colegas de tu padre dijeron que partirías hoy a Nueva York, pero no sabía la hora, así que estuve aquí esperándote desde que amaneció— me explico con voz baja a mi oído y yo ya lloraba sin remedios al escucharle decir: "He venido a despedirme".

-No Harry— chille y el me miro a los ojos cuando sujete su rostro entre mis manos.

-Escúchame Alissa, no vine para lastimarte, tan solo quería desearte un buen viaje y quería decirte que lamento muchísimo todo lo que sucedió, fue culpa mía, yo ocasione todo esto, pero quería que supuestas que a pesar de todo, siempre podrás contar conmigo, siempre estaré para ti, aunque sea lejos o distante, siempre podremos ser amigos— me explico pero yo negué, apegando mi frente a la suya mientras las lágrimas rodaban en mis mejillas.

-Tú no eres mi amigo, no estoy lista para que lo seas— susurre— creo que nunca lo estaría— solloce, dejando un pequeño beso en sus labios que por tan solo unos segundos se rehusaron, tomando ligera distancia.

-Si Alice— giró el rostro por unos centímetros pero yo acorte de nuevo la distancia y bese su mejilla.

-No Harry— negué con un suspiro, forzándolo a volver su vista al mí y deje otro beso en su boca, mientras el trataba de ser más sutil.

-Eres preciosa Alice y eres tan joven, te prometo que encontraras a alguien más... alguien mejor— titubeo cuando deslice mis manos de sus mejillas a su nuca para jalarlo sin cuestionamientos y me ponía de puntas en mis pies para continuar incitando a sus labios rojos para que me besaran. Acariciaba los suyos y él hablaba a susurros mientras lentamente sus manos tomaban mi cintura, apegándome a su cuerpo— te deseo lo mejor, mi cielo, hoy y siempre— me dijo, ladeando ligeramente la cabeza para finalmente ceder a mi beso y de esa forma satisfacerme por última vez.

Rodee su cuello con mis brazos y suspire cuando el rodeo con los suyos tan fuertes mi cintura, elevándome del suelo como una muñeca y flexione mis piernas hacia atrás, disfrutando del beso más apasionado que alguna vez me dio.

-Te amo— susurre contra sus labios hambrientos de los míos y el asintió.

-Yo igual nena, siempre, siempre te amare— musito, volviéndome con dulzura al suelo pero sin soltarme aun.

Beso mi mejilla mis ojos y luego me abrazo, ocultando su rostro en mi hombro y respiraba suavemente justo ahí, haciéndome sentir el calor de su aliento traspasando mi abrigo.

Las lágrimas corrían por mis mejillas y no quería soltarlo aún, no deseaba irme nunca.

-Ven conmigo— suplique en voz baja, llorando por él y el chico suspiro.

-No puedo ahora Alice— susurro y una vez más enfrente su mirada entre lágrimas que a él también le inundaban los ojos.

-¿Iras... Iras a verme?— lloriquee como una pequeña y el asintió, apoyando nuevamente su frente contra la mía.

-Lo prometo— aseguró y luego tomo mis manos para besarlas— apenas llegues ahí escríbeme, para que pueda saber la dirección del remitente, y te escribiré diario, princesa, cada día enviare una carta, lo juro— sonrió a medias e intente imitarlo pero simplemente no pude— oh mi amor, pero prométeme que no detendrás tu vida por mí, prométeme que te enamoraras de nuevo y vivirás feliz tu vida, que aun te quedan tantos años por vivir— insistió pero no respondí, no podía hacer tal promesa porque no sabía si podría cumplirla.

Bese de nuevo sus labios y unos minutos después el me dejaba ir, siguiéndome hasta la rampilla de acero que me dirigía al barco.

Lo mire por última vez sin poder detener las lágrimas y el me sonrió acongojado tal como antes, moviendo la mano al aire y enviándome un beso en el aire, haciéndome sentir aún más dolor que antes.

Esa era la forma en que había deseado despedirme de él, pero en realidad hubiera sido mejor sino tuviéramos que despedirnos tan pronto.


Mi Musa Rebelde ❁Harry Styles ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora