Capitulo 19

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Algunas personas consideran que el clima húmedo y nublado, como el de esa mañana, tiene la capacidad de transmitir desidia, pereza o quizás un sentimiento de melancolía. Sin embargo, para mí siempre fue diferente. Recordaba que desde mi tierna infancia, tenía una fascinación por los días nublados. Sabía que con frecuencia Harry solía visitarnos, siempre con el mismo pretexto.

«Los días nublados son aún más tristes si se está en soledad» Decía y entonces nos sentábamos frente al fuego de la chimenea, sosteniendo en nuestras manos las tazas de chocolate caliente con malvaviscos.

El chico nos hablaba de su vida personal, nos contaba las mismas historias de su infancia, las travesuras que hizo años atrás y era siempre divertido escucharlo una y otra vez.

Mis hermanas y yo pasábamos largo rato fascinadas con tales anécdotas, y yo siempre tenía el lugar favorito, sentada sobre sus rodillas.

En ocasiones incluso, el me permitía dormitar justo ahí con mi cabeza apoyada en su hombro o en su pecho y sus brazos me rodeaban y brindaban protección. Él era la única persona en el mundo al que le permitía arrullarme de esa forma en esa época, en la que me decía a mi misma que ya era una niña grande y no necesitaba ser tratada de otra forma. Pero con Harry, siempre fue diferente. Me llenaba de alivio sentir su aroma tan característico, el mismo perfume de siempre, con un toque de menta, hierba buena y tabaco.

Eso era por supuesto lo suficiente para mantener el recuerdo como uno de los mejores en mi vida, y por tanto, suponía que esa era la razón por la que los días lluviosos o nublados, me resultaban tan hermosos y fascinantes.

Al abandonar la carroza, anuncie al chofer que no debía preocuparse por volver por mí, ya que le pediría el favor a alguno de los cocheros de Harry para que ellos me regresasen a casa.

Y así fue. El hombre avanzo por la vereda después, dejándome justo donde me encontraba, de pie al frente de la mansión Styles.

Ese lugar lucia justamente como un palacio de cuento de hadas, nunca vi jardines que se le asemejaran, con toda clase y variedad de flores y árboles frutales. Era estupendo.

Y cuando alguien aparecía a la puerta, un mayordomo aparecía para dar la buena bienvenida.

Ese sujeto ya me conocía perfectamente y no necesitaba una presentación para permitirme entrar al lugar de inmediato.

-El joven Styles se encuentra en el salón de fotografía, señorita— me señalo al guiarme por el corredor y yo andaba a paso veloz, galopando con mi zapatos de charol alto, deslizando mis manos ansiosas a lo largo del faldón de mi vestido color palo de rosa, abierta a los hombros y con vista parcial a mi pecho, el cual llamaba la atención de cualquiera debido a la pedrería dorada con que contaba la tela.

El mayordomo hizo un movimiento rápido y agil al detenerse y girar parcialmente en sus talones para abrir la puerta del salón de fotografía donde pude escuchar las risas de un par de mujeres incluso antes de entrar ahí.

-La señorita Collinwood, amo Styles— me presento el hombre estirado y yo trate de sonreír pero fallé, al tiempo en que Harry volvía la vista de pronto, poniéndose en pie con desatino y torpeza mientras las mujeres al frente de él se mantenían en sus posiciones glamurosas al encontrarse en medio de una sesión fotográfica.

-Alissa— murmuro el chico, en tanto el mayordomo se retiraba y yo me mantenía como una estatua de piedra, plantada en la puerta— emm... señoritas, creo que será todo por hoy, pueden regresar en una semana para que les presente las fotografías enmarcadas, podrán elegir las de su preferencia— dijo y las mujeres de apariencia similar, lucían como un par de hermanas casi gemelas, que se movían, sonreían y caminaban de manera coordinada.

Mi Musa Rebelde ❁Harry Styles ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora