Capitulo 16

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-NARRA HARRY-

Llegue a casa algo desalineado esa madrugada, había pasado largo rato bebiendo en la celebración de cumpleaños de Alissa, donde descargue mi ansiedad por no poder estar tan cerca de ella como lo deseaba y al final me marché, cuando comencé a sentir el desequilibrio en mí.

No era propio que un caballero anduviera dando malas pintas de ebriedad en una fiesta tan familiar.

Pero al llegar a mi hogar, abandone la carroza sintiendo que los ruidos del exterior me volvían loco.

La más simple brisa de viento o el canturrear de los grillos me hacían alucinar.

Volví la vista atrás cuando el cochero se alejó por la vereda del jardín y en su lugar, creía escuchar la voz tan suave que susurraba mi nombre.

-¿Alice?- exclame desorientado, pensando que quizás ella me había seguido hasta mi hogar, pero eso no era coherente. No existía forma de hacer tal cosa, a no ser que esa chica corriera tan rápido como el caballo del cochero.

Negué con la cabeza al sentir algo estúpido y fuera de la realidad.

Entre a la calma de mi hogar y cerré con todas las llaves la puerta de entrada.

Supuse que todos estarían dormidos ahí, los sirvientes seguro ni siquiera se percatarían de mi llegada, y a pesar de que sabía que todos ellos estaban por ahí en algún lugar, como ratones en sus madrigueras, me sentí solo.

Mi residencia era grande, tan excéntrica como mi padre siempre lo quiso y yo había cumplido su sueño, pero en ocasiones era desolador estar ahí en medio de toda esa grandeza, completamente solo conmigo mismo.

Opte entonces por sumirme en la comodidad de mi biblioteca. No tenía sueño, pese a que era bastante tarde, estaba inquieto, el corazón me latía a prisa y las ideas en mi mente me llevaban una y otra vez hasta Alissa Collinwood. Pero al mismo tiempo me forzaba a olvidarlo.

Yo sabía que todo eso estaba muy mal. Yo no podía continuar de esa forma, ambos debíamos olvidar las tonterías y ser más centrados, ser más maduros.

Aun cuando sabía que Alice odiaba esa palabra. La madurez no era uno de sus rasgos principales, por el contrario, era la chica más loca e inmadura del mundo entero.

Pero yo también lo era, sin embargo, a diferencia de ella, yo siempre me impedí a mi mismo ceder a esos impulsos infantiles e inapropiados para un caballero de mi edad.

Suspire al derrumbarme en mi sofá de terciopelo verde y la soledad se tornaba pronto en algo mas acogedor que antes.

Pensaba en muchas cosas, todas relacionadas con Alissa, en ocasiones, tan solo por algunos instantes, me permitía imaginarme besándola de nuevo, o me permitía recordar los besos que ya le había dado anteriormente.

Pero luego la culpa regresaba. Si el señor Collinwood lo supiera, seguramente lo desaprobaría. El era demasiado delimitado a las ideas de perfección en su mente.

Y ahí solo pensaba en su hija como una verdadera princesa, que debía contraer matrimonio con el hijo de algún duque, con quien la familia podría hacer un trato común. Un joven adinerado que dedicara cada instante de su vida a pasar tiempo con Alissa, y a subir a la familia de su puesto actual en la sociedad.

Un joven, un chico, de quizás la misma edad que Alissa, o tal vez un par de años mayor.

Pero yo, yo era un matemático y fotógrafo demasiado ocupado, demasiado mayor, casi diez años por sobre ella, y a pesar de tener grandes ingresos monetarios, yo no contaba con un titulo valido en la realeza. Todo lo que tenía, lo había obtenido por tan solo mi esfuerzo, mis estudios y mi trabajo.

Mi Musa Rebelde ❁Harry Styles ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora