Capitulo 44

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Pronto, antes de que me diera cuenta, todo estaba hecho. Había tomado mis pertenencias más rápido de lo que pude haberlo imaginado y luego, Harry y yo corríamos por el jardín de mi hogar, jalando mis maletas hasta el carruaje que nos esperaba y nos llevaría hasta un hotel en la playa, cerca del muelle, donde estaba estipulado que tomaríamos un barco que nos llevaría Italia, para visitar Roma y todas las ciudades más populares. Estaríamos varias semanas viajando hasta planear a la perfección nuestra boda y luego, cuando el momento llegara, partiríamos a las playas de Croacia, donde nos casaríamos y cerraríamos el trato en Paris, Francia, para formar un hogar y una familia ahí.

Todo estaba planeado, no hacía falta nada y ahora estaba ansiosa. No tenía miedo, no estaba insegura. Eso era todo lo que tanto deseaba, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí libre.

-Pueden disfrutar de nuestro bufet para la cena— señalo un hombre vestido de blanco en el elegante hotel al que habíamos llegado y Harry tomo mi mano y me guio hasta el lugar situado en el jardín, donde disfrutaríamos de nuestra cena y de la música de piano y saxofón que se escuchaba.

-Bailemos— le rogué y el acepto, llevándome hasta la pista de baile, donde me envolvió entre sus brazos con fuerza y me miró fijamente a los ojos sin quebrantar, hasta que se inclinó y beso el pequeño golpe en mi mejilla.

-Puedo buscarlo antes de partir, puedo ir por el ahora mismo y asesinarlo... lanzaremos su cuerpo al mar— propuso, refiriéndose a Andrew Watson— solo pídemelo y lo hare, amor— insistió juguetón y yo reí, negando con la cabeza.

-No, no es necesario— susurre, apoyando mi cabeza en su hombro y limitándome a disfrutarlo en cada instante. Ese era el momento más feliz de mi vida y causaba que un mar de lágrimas llegara a mis ojos— te amo tanto, Harry— chille y el me abrazaba y respiraba suavemente a mi oído, llenándome de calma y amor, como nadie nunca podría hacerlo.

Nadie en el mundo podría sustituirlo a él.

Pasamos un par de horas, brindando, celebrando entre besos, bailes y un banquete esquicito.

El vino era un gran arma para llenarnos de adrenalina y hacernos desear mucha más intimidad a cada segundo.

-Te amo— ronroneo contra mi cuello cuando la gente comenzaba a marcharse. Era tarde y nosotros necesitábamos dormir para poder despertar a la mañana siguiente y embarcar en el navío que nos llevaría a Italia— ya quiero casarme contigo, estoy desesperado— sonrió junto conmigo y yo acaricie su cabello, besando sus labios una última vez antes de tomar su mano, para llevarlo conmigo.

-Yo también estoy desesperada— le dije con una sonrisa y el me siguió, tomando su abrigo y acompañándome hasta el ascensor.

Sus pasos eran algo torpes a causa del vino, pero no perdía el glamour ni un instante.

-¿A dónde, señorita?— pregunto al entrar conmigo a ese gran cubo de hierro que nos llevaría a lo alto.

-Piso siete, amor— respondí con picardía y el cerro las pesadas puertas y luego jalo la palanca antes irse contra mí para regalarme mil y un besos por doquier.

Reí estruendosa y el rodeaba con fuerza mi cintura y besaba mi cuello con esmero, brindándome mucho más placer del que pude concebir.

-Harry— gemí sin cuidado mientras el deslizaba su lengua al escote de mi pecho y él también ahogaba suaves gemidos en respuesta.

-Voy a comerte, preciosa— jadeo, jalando de mi al llegar nuestro piso indicado y reí en voz baja, aferrándome a el cuándo me elevo a su cintura sin importarle un demonio si alguien podía vernos ahí.

Mi Musa Rebelde ❁Harry Styles ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora