17. ''Santiago.''

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—Nunca pensé que Londres fuera tan malditamente genial. —Dijo Ian tomándose otro shoot.

—Es mejor de lo que todo el jodido mundo cree. —Gritó Zach para que lo escuchara.

—Vamos a bailar. —Gritó Ian.

—¡Claro que si, hermano! —Zach alzó su vasillo, después se fueron juntos.

¿Y yo? Bueno, digamos que estaba sentada como idiota esperando a que mi hermano e Ian se caigan de borrachos para subirlos al auto, llegar a la casa y tener que tirarlos a ambos en el salón para mañana aguantar su estúpida resaca.

Me recargué en la barra con mi hombro y puse mi mejilla sobre mi mano esperando a que todo pase. Un par de minutos después observé a ambos neandertales  platicando con un par de chicas, suspiré cansada y enterré mi cabeza entre mis brazos.

Pensé que el hecho de salir haría que despejara mi mente pero fue todo lo contrario. Todo ese tiempo estuve sentada siendo ignorada por ambos idiotas. Y claro, los estúpidos se encargaron de que no me vendieran alcohol, y el único de los tres que lo podía hacer era Ian. Claro, las estúpidas normas en Inglaterra. Sólo podía hacerlo en mi casa o en restaurante con supervisión de un adulto.

Odio las normas. Odio Inglaterra. ¿Por qué diablos vivo aquí?

Estaba a punto de quedarme dormida cuando sentí que alguien tocaba mi hombro. Levanté la vista un poco y vi a una chica rubia sonreírme. Me desconcerté un poco de verla ahí parada pero no dije nada.

—Disculpa. —Soltó una risita. —Te he visto aquí sola y decidí invitarte a nuestra mesa.

Parpadeé un par de veces para tomar consciencia de lo que pasaba. La chica definitivamente no era de aquí, su acento era más, español; España para ser exacto. Una vez que estuve por allá escuché sus acentos y jamás se le olvidaría lo sexy que sonaba en los hombres.

Señaló una mesa en la esquina, donde había alrededor de 6 chicos más. Me quedé callada, pensando. Mi madre siempre me dijo que no aceptara las invitaciones de los extraños y más en un bar, donde probablemente todos estaban pasados de copas y con unas mentes mas sucias de lo normal.

Miré mi vestimenta y me ruboricé por lo ridícula que me veía. Todos estaban vestidos adecuadamente, vestidos y zapatillas; camisas con zapatos y pantalón de tela, mientras yo solo traía Jeans con Vans, mi playera básica marrón y mi adorada chaqueta encima. Escuché como ella reía y me encogí en mi lugar.

—No te preocupes, no tiene nada de malo tu vestimenta, entonces, ¿qué dices, vienes o no?

Miré sobre las personas a Ian con Zach riéndose, la estaban pasando bien sin mi, olvidándose por completo. Fruncí el ceño un poco enojada pensé que si ellos podían divertirse, ¿por qué yo no? Esta bien, al principio me dije a mi misma que vendría de niñera pero no todos los días una chica se acerca amistosamente para invitarte a su mesa.

—Claro, vamos.

Me levanté de mi lugar dándole una última mirada a los chicos. Estaba infringiendo las reglas de mi madre. ¿Qué tan malo podría ser? Ella no estaba.

La chica me dirigió hacia su mesa, atravesamos a unos cuantos bailarines en la zona. Me llevé un par de pisadas pero aquí ignorábamos eso por completo. Llegamos a una mesa y todos me miraron sonrientes, creo que todos eran españoles. No tenían facha de ingleses.

Tampoco yo.

—Ellos son Lily, Emma, Candice, Jean, Santiago y yo soy Kate. -Presentó a las 3 chicas rubias, y aun par de chicos, el tal ''Santiago'' me había guiñado el ojo.

Arcuri: Los secretos de familia [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora