Arcuri: Los secretos de familia [PAUSADA]

22. "Momentos incómodos."

-Disculpe. -Tocaron mi hombro-Señorita.

Me acurruqué aún más en donde estaba plácidamente durmiendo, y murmuré algo de lo que no estaba totalmente segura.

-El viaje ha finalizado, es momento de descender del avión. -Insistió esa voz chillona.

Suspiré frustrada y abrí poco a poco mis ojos acostumbrándome a la luz, al principio todo me cegó y casi grito pero después me apoyé de codos sintiendo que algo debajo de mi se removió.

Sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, después de frotarme los ojos miré lo que se movió y abrí los ojos de par en par cuando choqué con los ojos avellana.

MENTIRA.

Estaba casi encima del cuerpo de Ian, él también abrió los ojos y los dos pegamos un pequeño salto separándonos. Escuché la risa de la azafata y sentí mis mejillas arder, aquello había sido incómodo tanto para mi como para Ian y la joven rubia.

-No quiero ser grosera pero deben descender del avión.

-Eh... Claro. -Respondimos al mismo tiempo.

La azafata comenzó a alejarse caminando por el estrecho pasillo resonando sus tacones. Miré a Ian y chocamos miradas lo que provocó una explosión mortal en mis mejillas. Apartamos la mirada y nos levantamos en el mismo momento lo que casi provoca una vergonzosa caída.

-Yo... tú.. pasa primero. -Tartamudeó y yo sólo pude asentir.

Él tomó mi pequeña mochila y la colgó en su hombro, sentí sus pasos detrás de mi y lo vergonzoso que eso era.

Después de haber pasado por todo el protocolo y recoger las maletas con unas mejillas sonrojadas sumándole la risa de Ian, nos dirigimos a la renta de autos.*

El tiempo estaba corriendo, ya eran las 11:00 a.m y el tiempo límite eran las 2:00 de la tarde. Salimos a las 4:20 de Londres, pero en el vuelo no decía que hacían escala en Ohio y perdimos 2 horas. Y desde aquí hasta Frizville era 1 hora.

-Tenemos que apresurarnos Ian, el tiempo es oro.

-¿Puedes tranquilizarte un momento? -Lo miré mal y negué con la cabeza.

-Buenos días, quería rentar un auto. -Me dirigí al joven que estaba detrás de ventanilla.

-Claro, señorita. -Me dio un formato.

- ¿Tengo que llenarlo? -Solté un suspiro de frustración ante su asentimiento.

Coloqué los datos necesarios y me pedía dirección pero yo no conocía ningún lugar de aquí por lo que no sabía que poner.

-Disculpa... Pasa que yo no vivo por aquí.

-No te preocupes, sólo coloca el lugar en donde estarás.

Terminé de llenarlo y me recogió el formato entregándome una hoja donde decía los modelos de autos que tenían disponibles.

-¿Cuántos días piensas utilizar el auto?

- Dos días. -Habló Ian por mi.

Me giré la verlo, él sabía que yo no iba a volver a Londres pronto. El joven carraspeó, le di una última mirada a Ian y regresé mi atención al chico.

-¿Ya sabe cuál utilizará?

-Si... quiero este. -Señalé un auto dorado.

El chico anotó algo en las hojas un par de cosas y se puso en cuclillas haciendo resonar un bonche de llaves de las cuales una sería mía. Me entregó las llaves y una pequeña cajita.