Sorpresas Y Reconciliaciones

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Sé que hay momentos en los que debes seguir tu corazón e ignorar lo que los demás dicen. Pero esta vez estaba haciendo ambas cosas.

Mi corazón me decía que fuera a la cafetería, casi todo mi yo me lo pedía. Rosalya y Leigh también querían que fuera, pero no podía.

Había algo que me mantenía encerrada en mi habitación mirando el vestido que Rosalya me había elegido para la ocasión.

No, no lo haría pero no sabía por qué. O bueno, tal vez si lo sabía, tenía miedo.

Aunque ya sabía todo, o al menos todo lo que me importaba. El miedo aún estaba presente.

Sabía que Lysandro estaba arrepentido. Eso era lo único que antes más me dolía y ya ese encuentro con Debrah sólo era un mal recuerdo. No sabía si Castiel se había arrepentido, pero... Ya todo estaba bien, tal vez si algún día volviera a ver a todas las personas que estuvieron presentes en la escena no huiría, pero aún no sé si yo me acercaría a ellos.

Aquella primera vez que vi a Lysandro en el parque que quedaba enfrente del edificio en donde vivía con Dake entré en pánico. No esperaba verlo, no me sentía preparada para hablar con él, me veía espantosa.

Huí sin pensarlo, pero después de eso reaccioné y me di cuenta que he estado exagerando mucho últimamente.

Debo superar eso. Y sólo digo hacerlo, pero a veces siento que no es así, porque si así fuera ya estaría de camino a la cafetería.

Pensándolo bien...

¿Por qué quedarme aquí encerrada?, debo salir y seguir. No voy a quedarme encerrada en mi habitación cuando puedo salir y divertirme con las personas que aprecio.

Rápidamente tomé el vestuario que como dije, Rosalya había preparado y me dirigí a darme una larga ducha y finalmente arreglarme para ir a la cafetería Amoris ☕

...*-*...*-*...*-*...*-*...*-*...

Me encontraba en el taxi de camino a la cafetería y mis nervios cada vez eran más grandes. No podía controlarlos, era extraño ya que tenía el presentimiento de que ésta sería una gran noche.

Había segundos en los que me daban ganar de pedirle al taxista que diera la vuelta y me llevara a casa, pero aún así me controlé.

De un momento a otro él taxi se detuvo en aquél lugar grande y familiar.

El instituto.

Delante del taxi habían unos cuantos autos más los cuales no se movían, llevábamos varios minutos esperando que comenzaran a circular nuevamente, pero no lo hacían.

-Parece que estaremos aquí por mucho tiempo, Señorita.

-Eh... No, gracias, me quedo aquí, ¿cuánto le debo?

-Son dieciocho dólares.- Sólo tenía veinte dólares, no tenía cambio...

-Gracias tenga los veinte dólares. Que le vaya bien.

- Guau Gracias, señorita, lo mismo digo.- Me bajé del taxi y por varios minutos quedé observando el instituto Sweet Amoris.

En realidad si que era un instituto genial, lo echaba tanto de menos.

Empecé a caminar hacia la cafetería lentamente.

Se escuchaba la música proveniente de adentro. Mis manos temblaban y comenzaba a sentirme incómoda.

Aún así procedí a abrir lentamente la puerta, para pasar desapercibida y afortunadamente fue así.

Todos se encontraban amontonados por la barra, por un momento no le di importancia hasta que vi una melena plateada en el centro de todos.

Un nuevo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora