Una gran cambio

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-Ly-Lysandro... ¿Estás ahí? - Pregunté un poco nerviosa-,  perdóname,  fui una estúpida antes pero en serio tengo miedo,  Leigh no ha llegado y...  -un trueno hizo que saltara- ¡Lysandro por favor no quiero estar sola! - Mi vista se empezaba a nublar - Lysandro, por favor, no me dejes sola aquí... - mi voz salía delgada y entrecortada.

Odiaba cuando llovía fuerte, no había cosa que más me asustara que estar sola en un lugar grande, con todas las luces apagadas, sola y sin Lysandro.

No sabía porqué me asustaba más cuando Lysandro no estaba a mi lado, tal vez era porque con él me sentía muy protegida.

Mis lágrimas empezaron a deslizarse lentamente por mis mejillas.

Me senté a un lado de la puerta de la habitación de Lysandro y cubrí mis oidos tratando de hacer que no se escuchara mucho la lluvia.

Ahí pasaron los segundos , minutos...

Las luces estaban apagadas y eso aumentaba mi miedo.

Me dirigí a la planta baja de la casa y decidí esperar ahí a Leigh.

Encendí las luces,  me dirigí a la cocina y nuevamente los recuerdos volvieron a mí como si se tratara de una cinta.

Todos aquellos desayunos en los que el silencio en la cocina reinaba y en algunos momentos nuestras miradas chocaban, amaba el olor de la comida de Leigh en las mañanas.

Aquellos momentos en los que solíamos lavar los trastes sucios juntos y hacíamos que el momento durara horas y sobre todo recuerdo cuando...

Él estaba enojado conmigo por mi cita, mirándome fijamente,  enamorándome más con sus hermosos ojos bicolores y finalmente, de un momento a otro, sus labios sobre los míos.

Aún siento que están ahí.

Sus labios sobre los míos...

-Sobre...  Los mios - con la yema de mis dedos toqué mis labios.

Ese momento fue... Perfecto.

Todo esto estaba mal.

¡Todo!

Deseaba más que nada poder revivir ese momento.

Un gran relámpago iluminó la habitación por un segundo e inmediatamente vi una sombra detrás de la cortina la cuál hizo asustarme y...

-¿Lynn?

-¿Lysandro? - Giré rápidamente provocando que casi cayera al suelo.

Estaba sin camisa y casi derramo sangre por todo el piso por tanta sensualidad.

A pesar de que su cuerpo era un gigante distractor,  no era eso lo que me desconcentraba,  sino su rostro se veía triste y su mirada estaba apagada.

Esperaba que no fuera por mí.

-¿Dónde estabas?  te estuve llamando por más de una hora y... Estaba asustada Lysandro yo...

-Lo siento, - Me interrumpió -escribía un poco yo... Solo necesitaba desahogarme y para mí la mejor manera de hacerlo es haciendo lo que me gusta.

-Pero… No te encontraba, tenía mucho miedo Lysandro por favor no… No me dejes sola - Me acerqué a él y lo rodee con mis brazos.

Sus brazos no correspondieron mi abrazo inmediatamente.

Así pasaron los segundos, minutos,  así, perdida en sus brazos y en su aroma.

-Lynn, ya es muy tarde, creo que hay que ir a dormir ya ¿No lo crees?

-Si, tienes razón...

-De  acuerdo, te acompañaré a tu habitación y...

Un nuevo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora