En el jardín

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Me estaba perdiendo a mí misma.

Me separé de golpe de Lysandro y lo empujé lejos de mí.

Sus mejillas estaban rojas como tomate y su pecho subía y bajaba rápidamente.

-Lo siento, no debí...

-Largo - Le ordené que se fuera de mi habitación. Su rostro mostraba confusión, tristeza y arrepentimiento.

-Lynn, yo...

-¡Vete Lysandro!- Grité llena de ira.

Lysandro se retiró molesto de mi habitación.

¿Por qué había hecho eso?

En su rostro vi la ira y el dolor.

Me pasé un poco pero...

Debo aclarar mi mente, hoy será mi último día en el instituto y debo tener mi mente clara.

Aunque no pueda dormir nada pierdo en el intento

...*-*...*-*...*-*

No pude pegar el ojo en toda la noche.

Lo único que estaba en mi mete eran los labios de Lysandro sobre los míos.

Mis mejillas ardían y mi corazón se aceleraba con tan sólo recordarlo.

Aún sentía que sus labios estaban sobre los míos, besándome como nunca antes nadie lo había hecho.

Me encontraba perdida en mi mundo "estudiando" para el examen que haría en unos minutos.

Mis notas habían bajado demasiado los últimos dos meses. Me sentía a punto de perder mi media beca y eso no lo permitiría.

Irme de la casa de Lysandro y Leigh me ayudaría ya que podría volver a dormirme tarde haciendo mis deberes y también porque me concentraría mucho más.

-¡Tabla! - Castiel posicionó sus manos sobre mis hombros de un momento a otro haciéndome saltar y quedar al otro lado del jardín. Este si que era idiota ¿Cómo se atreve a asustarme así? Casi me muero de un susto .- ¿Te asusté?

-No, ¿Qué quieres?

-molestarte, hace mucho que no lo hago

-Después, ahora estoy estudiando - Dije volviendo a poner mi vista en mis apuntes.

-Agh,  sigues siendo la misma traga-libros de siempre.- rodó los ojos.- ¿Por qué siempre estás estudiando?  te he visto llorar hasta cuando sacas un nueve en una actividad. 

-No me entiendes, no me gusta sacar malas notas.

-Un nueve no es malo...

-Pero aún así me esfuerzo para sacar todo lo mejor de mí,  no estudio para sacar una nota baja sino un diez,  no un nueve, ocho,  siete sino diez.

-¿Por qué te esfuerzas tanto?  Después de todo no tienes a nadie que te exija  sacar buenas notas -Lo miré sin decir nada, a pesar de que tenía razón me dolió la forma en la que lo dijo. Era cierto que no tenía a nadie que me estuviera exigiendo, pero sabía que mis padres querían que tuviera un buen empleo,  un gran sueldo,  una gran casa... Un buen futuro.

Estaba segura de que ellos no querían que su única hija se quedara sin estudiar.

-Yo soy suficiente. No lo hago por  nadie,  lo hago por mí. Quiero tener un buen futuro y dinero con qué sobrevivir, estoy segura de que si estudio,  podré estar preparada para estudiar mi carrera y con ella podré obtener un buen empleo y con él podré pagar todo lo que necesite.

Un nuevo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora