El parque de enfrente

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Había decidido encontrar un empleo durante el tiempo en el que Dake estaba en Australia.

Él no había aceptado a que yo trabajara mientras que él estuviera viviendo conmigo.

Aún así ahora que no estaba si podía trabajar.

Postulé para varios puestos, pero fue difícil que me aceptaran ya que todavía no tenía dieciocho.

Cuando estaba a punto de rendirme encontré un empleo en donde pagaban bien y no les importaban que yo menor de edad.

Sin dudarlo acepté. Era un pequeña tienda de ropa al otro lado de la ciudad. Inevitable cuando me dieron el empleo no pude evitar pensar en Leigh, después de todo el también trabajaba en una tienda ropa.

No había duda de que lo extrañaba, ya habían pasado casi tres meses cuando lo vi por última vez.

No creo que se hubiera alegrado al llegar a casa y enterarse de que yo había decidido irme sin despedirme de él. Rosa, Alexy, Armin, Kentin... De ellos tampoco me había despedido. Tampoco de Nathaniel pero... Seguro de que él ya se había enterado antes que yo de que me habían expulsado del instituto... Me hubiera gustado depedirme.

Como era costumbre trabajaba duro en la tienda, sentía que el trabajo en la tienda era mucho más difícil que en la cafetería.

Llegaba tarde a casa, la cual cada día se veía en un estado lamentable al no tener tiempo de arreglarla con el instituto y el empleo.

Ahora entiendo porqué Dake no quería que trabajara.

Me agotaria terriblemente.

Debía poner todo en su lugar, debía arreglar este lugar.

Empecé fregando los piso, lavé los trastes sucios, recogí toda la ropa sucia y la lavé, puse todas las cosas en su lugar y al terminar vi que habían salido tres bolsas grandes llenas de basura.

Me dirigí a mí cuarto para recoger una de las bolsas las cuales se econtraban ahí.

No pude evitar sorprenderme al verme en el espejo. Me veía agotada, mi cabello era un desastre, mi ropa estaba degastada y sucía, esta era la que normalmente utilizaba para hacer mis caseres, pero aún así creo que ya debía arrojarla a la basura, me quedaba un poco más grande ahora; Supongo que eso se debía al estrés , creo que he adelgazado un poco gracias a éste. Si Dake me viera en estos momentos me mataría. Lo había desobedecido.

Salí del edificio dispuesta a arrojar todo a los botes de basura cuando de repente mis bolsas se cayeron de mis manos al verlo ahí de pie al otro lado de la cera de la transitada calle.

Me quedé petrificada y al parecer él también, sus ojos bicolores se abrieron como platos y me observó con detenimiento durante varios minutos.
Mi corazón se aceleró. Sentía que en cualquier momento se saldría en mi pecho. Sentí como mis mejillas se incendiaban y mis manos empezaban a humedecerse y mis piernas a temblar. Por alguna razón tenía miedo.

Cuando parecía que se iba a acercar involuntariamente di un paso alejándome de él.

Lanze las bolsas al bote de basura y volví a mirarlo, cada vez estaba más cerca.

¡Empezaba a entrar en pánico!

Corriendo entré al edificio.

-¡No me has visto! Si alguien pregunta por mí diles que no me has visto - Me oculté detrás del recibidor recepcionista.

-¿Eh?- él señor parecía confundido, espero que no me eche al agua y pueda ocultarme.

-Disculpe, Señor - una voz reconocida habló por el otro lado.

Un nuevo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora