4. Gemma

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—Nos alegra tenerte aquí trabajando, Kiera. Estoy segura de que los niños se llevarán de maravilla contigo— La directora del plantel me dijo —. Eres prácticamente una adolescente todavía, así que eso les inspirará confianza.

—Eso es bueno de oír.

—Por ahora serás suplente, pero si haces bien tu trabajo puede que al final del año escolar te contratemos como maestra a tiempo completo, todo depende de tu desempeño.

—No la decepcionaré, ni a usted ni a Darcy, se lo aseguro— Le digo mientras recibo la bolsa que me tiende, en la que se encuentra el uniforme que tendré que usar a partir de mañana.

A las siete y media de la mañana todos los niños entraron al jardín de niños, haciendo una fila como ya les era costumbre.

Me presenté y los invité a todos a sentarse en un círculo para que se presentaran en orden ellos también. Creo que a esta edad era mucha responsabilidad para mí velar por la educación de un grupo de quince niños de seis años, pero trataré de manejarlo lo mejor posible.

El día anterior me había encargado de hacer un extenso plan de estudios que me durara por lo menos un mes, para no llegar al lugar y hacer lo primero que se me cruzara por la mente. Así que hoy les enseñé el abecedario, nada del otro mundo. Pasadas las nueve era la hora del desayuno, y parecía llevarme muy bien con los niños, parecían aceptarme y prestarme atención. Y lo más importante, parecían obedecerme.

Otras chicas llamadas Stacy y Hallie se encargaban de vigilar a los niños en el receso, por lo cual yo me senté en silencio en los bancos, a comer un sándwich que me había preparado en la mañana.

Entonces una niña se me acercó.

Lucía de unos seis años como el resto, pero había algo que destacaba en ella. Su vestimenta no era tan moderna y colorida como la de los demás, pero eso no impedía que fuese hermosa. Tenía unos rizos castaños, que me hicieron recordar a Harry, y unos ojos verdes y brillantes. Era de baja estatura, y vestía un lindo vestido blanco, que parecía relucir, acentuándose con los rayos del sol matutino.

Pero yo no recordaba haberla visto en el salón

—Hola, cariño— Sonreí —. ¿Necesitas algo?

—Me llamo Gemma— Dijo sin más, sonriendo inocentemente.

—Oh. Bueno Gemma, tienes un nombre precioso— La alabé —Yo me llamo Kiera. ¿Estudias aquí?

—Tienes un bonito cabello— Jugó con mis mechones castaños. Al parecer, ella era una maestra en cambiar el tema.

—No te vi en el salón.

—¿No?— Pude notar como sus ojos se cristalizaban.

—Oh, espera. ¿Gemma?— Fingí estar haciendo memoria. No podía hacer llorar a una niña, ¡era mi primer día de trabajo! —¡Por supuesto que te vi! Ugh, este sándwich al parecer borró mi memoria— Bromeé y ella rió.

Después corrió detrás de un árbol que no se encontraba muy lejos de los bancos.

Terminé mi sándwich y fui tras ella, consciente de que no la había visto moverse de donde estaba. Pero cuando miré tras el árbol, ella no se encontraba allí.

Sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal, ¿Qué había sucedido?

El timbre sonó, sacándome de mis pensamientos y haciendo que olvide mi confusión momentáneamente.

Cuando todos los niños entraron al salón, Gemma no estaba ahí. Me acerqué a Hallie, ella llevaba más tiempo en esto que yo, así que supongo que si algún niño faltaba ella lo sabría.

Turbid Waters → stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora