A la medianoche, y sin señales de sueño por ningún lado, me vi abriendo la puerta de mi departamento para dirigirme a la última planta del edificio, justamente a aquel tanque que me indicaron.
¿Miedo? No. Por Dios, he visto a una niña posiblemente muerta y he sido apuñalada. ¿Por qué ir a la última planta me inspiraría algún tipo de miedo?
No obstante, sabía que no me esperaban flores y corazones ahí arriba. Con el tiempo, había aprendido a creer en las voces desconocidas más que en las que sí reconozco. Extrañamente, estas primeras se encuentran en lo correcto más frecuentemente.
Tenía que abrir una puerta grande para llegar a la azotea, después de un recorrido en el cual una pequeña linterna fue mi única acompañante en medio de esta densa oscuridad.
Abrir la puerta costó un poco, hice un poco de estruendo y mi hombro dolió de presionarlo contra la puerta para forzarla a abrirse.
Finalmente salí, el frío viento de la noche impactando contra mi piel haciéndome estremecer. Por instinto me froté los brazos, tratando de encontrar un poco de calor.
El lugar no era menos andrajoso que el resto del edificio. Estoy segura de que nadie le ha dado mantenimiento a este lugar en años.
Ahí, en efecto, estaba un tanque. Grande, azul, y bastante sucio. Manchas marrones por doquier. Un escalofrío me recorrió al verlo, como si estuviera viendo algo de mucha más importancia que un simple tanque, sentimientos de rabia y tristeza borboteaban en la boca de mi estómago sin razón aparente.
¿Por qué la voz en el teléfono me decía que revisara el tanque? ¿Por qué?
Lo sabría si lo revisase, pero no tengo idea de cómo hacerlo.
Caminando unos pasos más cerca al gran tanque azul, sentí como si alguien halara el borde de mi camiseta. Algo que sólo haría un niño pequeño. Mirando hacia mi izquierda, me di cuenta que no había nadie ahí. Pero había una escalera, como si el destino quisiera que la viese, a sabiendas de que con eso podría revisar el tanque más fácilmente.
Tomándola, la apoyé en el lugar indicado. Me aseguré de que no fuera peligroso subir por ahí, y di unos pasos hacia arriba, hasta que una voz rasposa y masculina me detuvo.
-¿Qué rayos crees que estás haciendo?
Giré el torso para ver a una figura masculina cruzada de brazos, cerca de la puerta. ¿Cómo es que logró abrirla sin hacer el más mínimo ruido? No tengo idea.
Era alto, con el cabello castaño y una apariencia más pulida que muchos de los que viven aquí. Sí, padre de Harry, la indirecta es para ti.
-Uhm... verá, el agua no llegaba a mi casa. Así que vine a revisar si había algún problema...
-¿Tengo cara de estúpido?- Frunció el ceño, apuntando a su rostro con su dedo índice. Bajando de la escalera, sentí mi corazón acelerarse. Soy la peor persona del mundo mintiendo.
-No.
-¿Entonces por qué me mientes a la cara?
-¿Quién es usted, de todos modos?
-Cambias el tema, uhm. Soy el dueño del edificio. Y no permito que los inquilinos se metan con cosas así, como el tanque. Si dañas algo, afectará al resto del edificio, no sólo a ti. Y dudo que puedas pagar algo como esto con facilidad, si pudieras, no estarías viviendo aquí, en esta zona de Glastonbury.
Me cayó mal desde que abrió su boca para hablar. Destilaba arrogancia, y se notaba a leguas que se creía superior sólo por poseer un edificio. Idiota.
-No sé qué era lo que querías hacer aquí, pero no permito que pasen para acá. Nadie. Así que es mi deber pedirte de la manera más amable que te retires y no vuelvas a meterte con estas cosas.
Lo miré de mala gana, poco me importaba si se daba cuenta. Sin mediar palabra, me fui del lugar, dando pasos largos hasta la salida, y a su vez hasta mi departamento, donde entré.
Inmediatamente me di cuenta de que otra grieta se había formado, esta vez en la pared de mi habitación.
Maldición, éste departamento se está cayendo a pedazos.
Sabiendo que ya era tarde y debía ir a trabajar mañana, me dirigí a la cama, donde me acosté, metiéndome bajo las sábanas, preparándome mentalmente para las pesadillas sobre esa niña que seguramente se repetirán esta noche también.
Narrador Omnisciente
Un mes había pasado, y la navidad había llegado a todos los rincones del mundo, incluyendo Glastonbury. La nieve y el frío estaban siempre presentes, más Kiera no llegó a sentir el espíritu navideño en su casa. Nótese que dije "casa" y no "hogar". Kiera no tenía un hogar.
Desde aquel día en el que la pillaron tratando de revisar el tanque del edificio, la situación con los encuentros paranormales, las goteras, y todo lo demás, no había hecho más que empeorar. Es como si su apartamento se estuviese cayendo a pedazos, y no podía salir del lugar porque no podía pagar nada más, nadie le compraría un departamento tan deteriorado, y ella no podía pagar por mejoras. Estaba atrapada, y arriesgando su propia cordura al quedarse ahí.
Se cansó de ser fuerte.
Y cuando eres débil, sueles caer en viejos vicios. El de ella, Harry Styles. Entre noches en que le pedía acompañarla por el miedo que sentía, y cafés a las ocho de la mañana, no tardaron en enlazar sus caminos.
No le importó que Harry tuviese una familia tan... deteriorada, por decir menos. Ella no podía reclamarle algo que ella misma estaba viviendo en carne propia, seamos honestos, los padres de Kiera no se llevaron el premio por ser los mejores.
Encontrando consuelo en alguien que, a decir verdad, desconocía, Kiera no sabía el sendero por el cual estaba caminando.
No está de más recordar que sin importar cuan blanca sea una rosa, ésta traerá espinas.
Y que eventualmente, te toparás con ellas.
![](https://img.wattpad.com/cover/51933809-288-k689380.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Turbid Waters → styles
ФанфикUna simple mudanza a un humilde apartamento en Glastonbury le traerá graves problemas a la vida de Kiera Collingwood. Idea por laxrry. Portada por redun-dxnce. vipstyles; 2015.