20. Nadie está a salvo

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Darcy llamó a su hermano rápidamente para que ayudase a reanimar al conserje Stephen. Mientras tanto, yo llamaba al 911. Él se veía bastante alterado y necesitaba asistencia médica, su tensión pudo haber subido. No se necesita ser doctor para saberlo.

Una ambulancia no tardó en llegar, Stephen recuperó la conciencia poco a poco, pero decía tener mucho dolor de cabeza. Los paramédicos lo montaron en una camilla, nosotros a su lado en todo momento.

—Le prometo señor Styles que lo de Gemma no quedará impune— Le dije en voz baja, consciente de que habían paramédicos cerca —. Darcy y yo así como la policía nos encargaremos muy bien de ello. Se lo aseguro.

—Eso espero— Asintió —. Ya no puedo seguir quedándome en ese edificio. Ya nadie está a salvo ahí. La bestia no tiene una presa fija, y eso nos deja vulnerables a todos.

Esas últimas palabras retumbaron en mi mente mientras la ambulancia se lo llevaba, el hermano de Darcy haciéndole compañía. No podíamos dejarlo solo.

A pesar de todo, Stephen Styles no era un hombre malo. Solamente las circunstancias fueron crueles con él, y su familia tuvo una especie de auto-destrucción. No lo culpo, ni lo juzgo. No sería el único en reaccionar así.

—Vamos— Me dijo Darcy, tomándome por el brazo —. Necesitamos ir a la policía, contarles todo lo que dijo Stephen. Irán con él después para que lo ratifique.

El camino en el coche de Darcy estuvo lleno de silencio. Ella ofreció poner música, pero me negué.

Mi mamá, cuando solía estar sana... me decía que lo mejor en un mal momento era no oír ningún tipo de música. Eso sólo la empavaría, pues cada vez que la volvieras a escuchar, recordarías el desgarrador momento. Y a pesar de que esto quedaría marcado en mi vida y en la de muchos al enterarse por siempre, no quería tener cosas vinculadas a la situación.

—Así que, ¿Está diciéndome que el señor Styles ocultó la desaparición de su hija por todos estos años?— Nos preguntó con seriedad el oficial a cargo de la comisaría, Alec Rivera. ¿En serio, eso era todo lo que iba a decir después de lo que le habíamos soltado?

—No, señor. Para nada. Verá... comprenda su situación. Su hija había desaparecido a manos de su otro hijo, quien alegaba haberla matado. Y entonces su esposa se suicidó. Estaba destrozado, en depresión. ¿Quién en esa situación hubiese estado lo suficientemente fuera para clamar por justicia?

Rivera me miró largo y tendido, y me sentí diminuta bajo su intimidante mirada.

—No tengo ningún motivo por el cual defenderlo. No está relacionado a mí— Dije, obviando el hecho de que el hombre me apuñaló. No tenía que mencionarlo. No después de todo lo que sabía —. Sólo digo los hechos como son. Por favor, arreste a Harry Styles. Hágalo. Pueden investigar el edificio, mirar en el tanque. Ahí encontrará a esa pobre niña...

—Es mi obligación levantar una investigación de inmediato— Me informó, y mi rostro se iluminó un poco —. Pero tendré los ojos muy puestos en Stephen Styles. Se lo aseguro.

Su advertencia me dio sentimientos mezclados. El alivio me invadió al saber que la muerta de Gemma no quedaría impune, y que ese monstruo que tenía por hermano terminará tras las rejas. Pero Stephen no se merece ir con él, para nada.

Aunque la justicia sabe de leyes, más no de corazón y sentimientos...

—Muchas gracias por denunciar. Apreciamos que quieran hacer de esta una mejor ciudad. Ya se pueden retirar— Alec se levantó de su asiento, abriendo la puerta por nosotras. Agradecimos, nos despedimos y salimos.

Darcy tecleó un poco en su teléfono y después lo llevó a su oreja.

—Es Darcy— Dijo —. ¿Cómo está Stephen? — Entonces supe que hablaba con su hermano, y empecé a prestar atención —¿Qué? — Sus ojos se ensancharon en sorpresa y horror, y sentí escalofríos en aquel momento. Oh, no. Más problemas no.

Mi amiga puso su teléfono en altavoz para que ambas pudiéramos oír la conversación, una vez que estuvimos de vuelta en su coche.

—Repítelo por favor, Kiera necesita oírlo.

—Stephen estaba en la cruz roja cuando un hombre entró y trató de ahogarlo con una almohada. Corrió serio peligro.

—Dios mío— Jadeé —. ¿Cómo se encuentra ahora, qué sucedió después? ¿Quién trató de hacerle eso?

—Ahora está a salvo. Pero no fue fácil para él. Fue un duro forcejeo, sin embargo, logró sacarle al atacante una navaja que llevaba en el bolsillo e incrustarla en su entrepierna, entonces soltó la almohada y entraron los médicos cuando pidió auxilio. Llevaba un pasamontañas, pero no se lo colocó sino hasta entrar a la habitación.

—¿Y? — Lo invité a seguir.

—Era Harry. Él trató de matar a su propio padre. Lo peor del asunto fue que huyó.

Darcy y yo nos miramos la una a la otra. Horrorizadas. ¿Intentar matar a tu propio padre? ¿Qué peor pecado que ese?

Rápidamente deduje que Harry ya sabía que Stephen —y no sólo Stephen, si no yo— sabíamos dónde se encontraba el cadáver de Kiera, y buscaba callar nuestras voces y oprimir nuestra voluntad antes de desenmascararlo frente al mundo.

Bastardo.

—Por favor, cuídense mucho— Nos pidió el hermano de Darcy —. Lo más probable es que ya sepa de todo esto, y ahora es cuando el verdadero juego ha comenzado. Ya nadie está a salvo en ningún lugar.


Turbid Waters → stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora