Scarlett siempre ha sido el tipo de chica que está metida en todo. Es curiosa y no por nada tiene el puesto de reportera en el periódico escolar de la preparatoria de Beacon Hills. Ella deseaba inmensamente que algo interesante ocurriera en Beacon H...
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Camino sin rumbo por el bosque durante largos minutos. Me siento completamente estúpida y tonta al estar haciendo esto sabiendo que me cago de miedo de tan solo pensar en lo que sucedió anoche. Pero aquí me encuentro sin saber exactamente lo que estoy haciendo.
¿Por qué demonios sigo mis tontos impulsos de curiosidad?
Soy como una bola andante desesperada de encontrar misterios que soy muy asustadiza como para resolver. ¿Quién rayos me creo? ¿Sherlock Holmes o algún miembro de la pandilla de Scooby Doo? Creo que, si me ponen como un miembro del cast de Scooby Doo, ni siquiera llego a monstruo.
Me detengo un segundo preguntándome qué demonios estoy haciendo aquí.
Quizás estoy tratando de buscar el cuerpo, quizás tratando de buscar una respuesta a lo que ocurrió la noche anterior con Scott. Simplemente no lo sé. Estoy confundida con todo lo que está ocurriendo en Beacon Hills. En las pasadas veinticuatro horas han pasado cosas más emocionantes y extrañas que toda mi vida junta.
Sé que quise que algo fuera de lo normal pasara en mi vida, pero no me esperaba que fuese esto. Es solo demasiado extraño y parece que solo yo me doy cuenta de ello. Ni siquiera Scott parece percatarse de que hay algo raro aquí y él estuvo cuando el lobo lo ataco.
Lobo.
¿Siquiera fue un lobo?
Creo que Stiles me metió ideas alocadas en la cabeza, pero hace un rato me dio con googlear el asunto de los lobos y me topé con el dato de que no había lobos en California. No se habían visto en más de ochenta años.
Entonces, si no hay lobo, ¿qué demonios mordió a Scott anoche? ¿Cómo pudimos haber escuchado aullidos cuando no hay lobos aquí?
Detengo mis propios pensamientos para que no se vayan tan lejos todavía. Nótese que dije "todavía" porque sé que muy pronto los dejaré fluir sin miedo alguno. Estoy convencida de ello. Me conozco y sé que será así.
Suelto un suspiro porque se me está haciendo costumbre eso de suspirar cada dos por tres y paso mis manos por mi rostro. Me siento en una piedra —que no está para nada cómoda—y saco mi cuaderno de notas.
Uno nunca sabe cuándo se te presente un buen tema para escribir un artículo y como buena reportera tengo que estar preparada para todas las situaciones.
Busco un lápiz y comienzo a enumerar todos los sucesos extraños que están ocurriendo. Si los convierto en una lista se me hará más fácil mi tarea de Sherlock Holmes y podré unir más rápido las piezas del rompecabezas.
1. Cadáver hallado en el bosque. (Solo la mitad)
2. Asesino misterioso.
Siento la necesidad de tacharlo todo, pero no lo hago. Frunzo el ceño, dejando de escribir por un minuto. Recuerdo los detalles mínimos y poco a poco las piezas van encajando con lo que parece ser una teoría demasiado loca para mi propio juicio. Sin embargo, ya la lógica no me está llevando a algún lado, así que decido que entonces lo ilógico es la respuesta.
