Scarlett siempre ha sido el tipo de chica que está metida en todo. Es curiosa y no por nada tiene el puesto de reportera en el periódico escolar de la preparatoria de Beacon Hills. Ella deseaba inmensamente que algo interesante ocurriera en Beacon H...
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Acelero a fondo, agarrando el volante con fuerzas. Mis dedos se envuelven a su alrededor como si pertenecieran allí y estoy segura de que podría conducirlo durante toda la vida. El motor es estupendo. Tengo que admitir que conducir este auto es completamente satisfactorio, en especial cuando Derek me permitió conducirlo, aunque claro está, no es tan divertido cuando estamos siendo perseguidos por la tía loca de Allison.
¿Cómo sé que es ella? Instinto femenino.
—Todavía no entiendo cómo tú terminaste conduciendo —comenta Scott, quien va a mi lado en el asiento del copiloto. Stiles, por su parte, está en el asiento trasero teniendo la tarea de observar y guiarme, advirtiéndome cuando debo acelerar para que Kate Argent no nos alcance.
Sonríe, mirándolo de reojo un segundo. Estoy disfrutando de este momento.
—Ventajas —murmuro, recordando cómo Derek me cedió la llave de su auto. Las reacciones de Stiles y Scott fueron memorables. Definitivamente uno de los momentos más gratificantes de mi vida—. ¿Más rápido? —pregunto, mirando por el retrovisor.
Ambos miran hacia atrás y asienten.
—Mucho más rápido —dice Stiles.
Aprieto el acelerador y doy el otro cambio. Todavía con la velocidad a la que vamos, la tía de Allison nos sigue de cerca. Por lo menos no ha sacado armas porque de ser así, probablemente ya nos hubiéramos estrellado en algún punto de Beacon Hills. Me pone nerviosa ese detalle. Nunca he sido buena viendo armas.
—Necesitas ir más rápido —vuelve a hablar Stiles.
—Si va más rápido nos vamos a matar —interviene Scott.
—¿Tan poca fe tienes en mí? Soy excelente en Mario Kart.
—¡Scarlett, esto es la vida real! —exclaman mis amigos al unísono.
Ruedo los ojos y acelero aún más.
Agradezco saber conducir bien porque de otra no hubiera podido hacer esto de la persecución. Creo que de algo sirvió que mi padre me gritara diciendo groserías cada vez que hacía algo mal conduciendo. Digo, no es que tenga demasiada experiencia conduciendo, pero tengo vagas memorias de mi infancia cuando en la casa de una señora (asumo que es mi abuela) me gustaba hacer carreras con los Go Karts.
Sé que no es lo mismo, pero de algo sirve. Me gusta la velocidad.
—Scarlett, vas demasiado rápido —murmura Scott con cierto toque de miedo. Por la forma en la que se agarra al asiento puedo notar que él no confía en mis habilidades de conductora.
—Y si no voy más rápido ellos nos matarán a nosotros —hablo.
De un momento a otro, dejan de seguirnos y me confundo demasiado. ¿Por qué demonios nos dejaron de seguir? Sin embargo, no bajo la guardia y sigo conduciendo a la misma velocidad que antes. Estoy segura de que si nos para la policía nos darán un boleto.
