Heridas abiertas

143 13 0
                                    

Nessie
Encendí el estéreo del auto, la música me hacía olvidar por instantes todo lo ocurrido. En la estación de radio sonaba la canción de Muse- Starlight, adoro esa canción. Comencé a tararear la canción en mi mente, y una lágrima broto de mis ojos.


Al llegar al café me di cuenta de que Seth no se encontraba solo, estaba con Rosalie, estacioné lo más rápido que pude y me dirigí hacia ellos, Rosalie con su particular tono de voz, le advertía que no podía comentar a nadie donde me encontraría.


Al verme llegar, Rosalie me abrazo lo más fuerte que pudo. Seth hizo un gesto, encogiéndose de hombros, como queriendo decir, no me mires a mí, yo no la llamé.


Pequeña, siento haberte engañado para que vinieras aquí, pero fue la única forma que encontré, yo jamás estuve de acuerdo en que te separaran de Jacob, aunque sea insufrible. -me dijo con un tono suave -.


No te preocupes, te agradezco demasiado tu coraje, sé que después de esto, tendrás una fuerte discusión con mis padres. -agregue después de zafarme de su abrazo -.


Lo sé, ya tuvieron la amabilidad de llamarme por celular, y advertirme que todo esto tendría consecuencias. -respondió un tanto molesta-.


Entre tanto sonó el celular de Seth.


Diga -se oyó la voz de Seth - ¿estás seguro?, está bien en 30 minutos estoy allá.


Renesmee, tenemos que irnos, ¡Bella y Edward ya llegaron a Forks! -la voz de Seth se oía nerviosa-.


¡Nessie!, -escuché gritar a Rosalie -, cuídate mucho, yo intentaré arreglar las cosas.


Nos montamos en el carro, y Seth aumentaba la velocidad a cada momento, tuve la sensación de estar siendo secuestrada, ya que no tenía conocimiento de hacia dónde nos dirigíamos. El cielo comenzó a cerrarse, al parecer el clima no me acompañaría en mi huida.


Una hora de viaje, pero al fin llegamos a la cabaña de Seth, bajamos del carro, la temperatura del ambiente había bajado considerablemente, estaba bien frio. Seth se acercó hacia mí, me dijo -yo bajaré el bolso, esta es la llave, abre la puerta y ponte cómoda -.


Cuando entre en la cabaña, comencé a observar, era muy acogedor, en el fondo de la sala de estar había una chimenea, en el suelo una alfombra de colores marrón, en los extremos de la alfombra dos futones de color rojo oscuro, como se notaba que Seth era soltero, en la entrada había una mesa de billar, un bar y unas sillas, el bar era un estante enorme repleto de licor, del que tu quisieras. El piso era de madera vitrificada, las paredes de placas de madera organizadas en distintas direcciones, y el techo con viga a la vista.


No podía imaginar cómo serían las demás habitaciones, en ese momento entró Seth con mi bolso y unas bolsas de supermercado.


Déjame ayudar -le dije - pero se negó con la cabeza y entro en la primera puerta a la derecha, era un puerta de esas que van y vienen, sin cerradura, imagine podía ser la cocina. Fui tras él, y tenía razón, comenzamos a guardar los alimentos en la despensa y el congelador, no eran muchos, ya que él sabe que también me alimento de sangre.


Ven para enseñarte tu cuarto -me dijo, muy emocionado -, lo seguí, cruzamos la sala de estar y entramos en la habitación que sería mi cuarto por un tiempo. Era simple, solo había una cama matrimonial, una pequeña cómoda, donde caería perfecto la poca ropa que traje y un espejo donde podía verme de pies a cabeza. Seth dejó mi bolso sobre la cama, y se despidió.


Pero como, ¿ya te vas? -con un tono de sorpresa -.


Tengo que ir donde Jacob, Bella y Edward llegaron directo a la casa de Billy. -me comentó -.


No lo puedo creer, -dije un tanto alterada - porque insisten en arruinar la vida de Jacob.


Seth se marchó, y otra vez sola, no quería pensar, así que tome una ducha caliente y me acosté.


Jacob


Nunca imaginé que volvería a verla, todas esas heridas que tanto me había costado sanar, en solo 10 minutos comenzaron a sangrar.


Cuando la vi entrar en el gimnasio, mi corazón se detuvo, no supe cómo reaccionar, lo único que deseaba era abrazarla y besarla, llevaba tres años sin verla, cuando estuvo de pie junto a mí, su voz invadió todo mi ser, miles de recuerdos pasaban por mi mente.


Tuve que disimular todo lo que sentí, y dar mi clase tranquilo. Cuando la clase terminó, todos se dirigieron a los camerinos, cuando todos se habían marchado, seguí con mi rutina, revisar que nadie quedara dentro del gimnasio, ya que quedaba cerrado con llave. Estaba más relajado, se había marchado -pensé-aunque tendría que pensar que hacer. Toqué la puerta del camerino de hombres y nadie contestó, seguí con el de mujeres, y entonces oí su voz- si ya estoy lista pero no se vaya necesito hablar con usted.


Que demonios haría, quería hablarme, seguramente si me mira a los ojos, todo se ira a la mierda. Trate de calmarme, pero fue imposible, pensé que si antes que ella me hablara yo la convencía de que todo estaba bien, se iría de inmediato, seguramente quería disculparse por su atraso.


-Si es por el atraso no se preocupe, sé que es nueva pero que no se repita ¿queda claro?-


Paso muy cerca de mí, al dirigirse a la salida, pensé que todo había salido bien, pero de pronto la oí acercarse, llego hasta mi lado y me tomo desprevenido, levanto la manga de mi polera, para ver mi tatuaje. Me altere demasiado y comencé a gritarla, entonces se quitó el abrigo, levanto el puño de su blusa y me enseño la pulsera, en ese momento colapse, sentí como mi rostro se desfiguró, como era posible que ella tuviera esa pulsera, o más aún, que recordara, que yo se la había dado. Hacía mucho tiempo que no lloraba por ella, pero no pude contenerme, y las lágrimas salieron de mis ojos, sin poder detenerlas y de mi boca se oyó en voz baja su nombre Nessie.


Mi Dulce Nessie había regresado.


Por unos instantes se quedó como en estado de shock, luego se abalanzo sobre mí, sus brazos rodearon mi cuello, y yo cedi, la abrase por la cintura, y la apreté contra mi cuerpo, con todo mi ser, no me importaba no dejarla respirar. La abrase como nunca lo había hecho, acerque mi rostro a su cuello en busca de su aroma.


Me encontraba recordando todo esto en la sala de estar de Billy, cuando de un golpe se abrió la puerta de calle, Edward y Bella entraron, en cuestión de segundos Edward estaba frente a mí, me tomo del pecho y levanto en el aire, me arrojo unos 10 metros fuera de la casa, yo mantuve la calma pero esta vez a la defensiva, cuando lo tuve otra vez frente a mí, me grito - ¡¿dónde está mi hija?!, me miró con esos ojos fríos, llenos de furia.


Mientras Bella intentaba calmarlo, estaba en medio de ambos, me dirigió una mirada que estaba llena de arrepentimiento, yo sé que ella no quería hacer lo que hicieron.


Edward tranquilízate, -le dijo Bella con su voz seria-, entonces Edward comenzó a calmarse.


Jacob, nos puedes decir ¿dónde está Nessie? - me pregunto Bella-


No lo sé Bella, -le respondí- después de nuestro encuentro ella se fue, y no la he visto. Me imagino que estará en casa de Charlie, allí es donde estaba alojando, eso me dijo Leah.


De pronto, oí esa voz tan odiosa, era inconfundible, y gritó.


¡Bella, Edward, esto es mi culpa, este perro no tiene nada que ver!


Rosalie, quien más que ella, podría haber provocado algo como esto, con su gran interés por que Nessie tuviera una vida normal, ya que ella no pudo, había provocado esta pelea, pero se lo agradezco.



Amar no se olvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora