Epilogo

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2 años

-Si mamá, lo prometo, si necesito algo no dudaré en llamarte- era la décima vez que se lo repetía, eran las cuatro de la tarde y llevaba cuarenta y cinco minutos al teléfono, la palabra "cuídate" la había oído unas treinta veces al igual que el "si necesitas algo llama".

-¡Jake ya basta!- exclamé tapando el auricular, como si eso fuera a funcionar con mi madre, mientras yo intentaba terminar la conversación con mamá Jake me besaba el cuello por detrás, ¿Quién podría concentrarse así?

-Está bien, saludos a todos y recuérdale a Carlisle que lo espero la semana entrante ¿ok?, me urge verle-mamá repitió dos veces más que cuidara antes de colgar, deje el teléfono sobre el mueble, me giré rápidamente, Jake no tuvo oportunidad para reaccionar, solo se vio acorralado contra la pared.

-Eres un imprudente- le reclamé- no puedes distraerme de esa forma mientras hablo con mi mamá, no es justo- dije entrecortadamente mientras ahora yo besaba su cuello.

-¿Crees que soy imprudente?- preguntó y me apreso con sus manos para girarme y dejarme sin escapatoria entre él y la pared. Sus labios comenzaron a besar lentamente los míos al mismo tiempo que sus manos mantenían inmóviles las mías, podía sentir como su cuerpo aumentaba considerablemente en temperatura, sus besos recorrían desde mi mandíbula hasta mi cuello y más abajo, no podía pensar en un mundo sin que las caricias de Jake no lograran extasiarme. Logré soltarme y enredé mis manos en su pelo, el volvía a mi boca besándome con ansias y deseo, ambos sabíamos lo que seguía, de un salto me aferré a su cintura con mis piernas, el entendió perfectamente el mensaje y subió las escaleras en dirección al cuarto, una vez allí Jake me dejó sobre la cama, se detuvo un momento para quitarse los zapatos y la polera, luego se recostó a mi lado, nos quedamos observando por unos minutos, era una forma de agradecer el poder estar juntos, por tener la oportunidad de amarnos sin problemas, sin dañar a nadie, de manera auténtica y recíproca, sin ataduras, sus ardientes manos desabotonaron uno a uno los botones de mi blusa dejándola absolutamente abierta, dejándome expuesta ante sus deseos, recorrió despacio mi abdomen con sus labios, desde mi bajo vientre hasta mis pechos, mi cuerpo se estremecía con el más mínimo roce de sus poderosas manos.

El calor de su piel era abrazante, mis manos jamás se agotarían de recorrerla, mis dedos memorizaban cada centímetro de su cuerpo que solo me pertenecía a mí, sus labios pegados a los míos permitían que pudiera percibir su aliento agitado entrar por mi garganta, solté su boca para ponerme de pie logrando que él me siguiera, era una sincronización perfecta, quedamos frente a frente sobre la cama, nuestros cuerpos no permitían que nos separáramos un centímetro, a Jake le encantaba tenerme desnuda frente a él, decía que el roce de mis pechos en el suyo lo volvía loco, me despoje de lo último que me impedía entregarme por completo a mi lobo, ya no había nada que impidiera que me hiciera suya y me acariciara por completo. Su excitación era tan evidente, la podía sentir frotándose contra mí logrando que mi entrepierna se humedeciera cada vez más, incitándome a dejarme poseer por él.

-Sabes que te amo ¿verdad?- susurró cuando su boca se acercó a mi oído- yo solo asentí con la cabeza, no tenía aliento para pronunciar un sí- te deseo- murmuró luego de mi respuesta, mi cuerpo ya comenzaba a desesperarse por tenerlo dentro. –Jake hazme tuya de una vez- logré pedir con urgencia cuando sus dedos se mesclaron con mi sexo causando que prácticamente suplicara por él. Me recostó delicadamente en la cama, se abrió paso entre mis piernas para comenzar esos movimientos que me llevaban a la locura, no importaba cuantas veces me hiciera el amor, siempre se sentía como la primera vez, con ansias de que se abra paso en mi interior de forma suave pero completa, humedeció su miembro rozándolo en mi sexo que palpitaba de ansias, sentirlo tan cerca era desesperante, levante mis caderas en busca de él, cuando se percató de mi intensión decidió jugar un poco conmigo, sus dedos remplazaron su sexo introduciéndose lentamente en mí en reiteradas oportunidades pero no era suficiente, lo necesitaba a él- por favor no me hagas esperar más- le pedí aprovechando que le tenía cerca besando mis pechos- solo disfruta el placer- respondió bajando hasta mi pelvis, su labios se encontraron con mi excitación, saboreaba mi sabor como si de un manjar se tratase, luego volvió a subir esta vez ya pude sentir que se acomodó en mi entrada, de forma desesperada levante nuevamente mis caderas en una súplica silenciosa- ¿Qué sucede?- preguntó quitándome un mechón de pelo de mi rostro- te necesito, ahora- exigí apretando su cabello entre mis dedos- te amo Nessie- murmuró en el mismo instante en que se abría paso a mi interior, el roce de su ardiente piel dentro de mi logró que mi garganta dejara salir un enorme gemido, noté que su cuerpo tembló al hallarse hundido en mi interior, se quedó quieto unos segundos intentando recobrar el sentido, el vaivén de sus movimientos iban al ritmo de mi interior que se adaptaba como abrazándose a él al contraerse. El ritmo aumentaba al igual que el placer, ya no quería que fuese delicado, quería que me tomara con fuerza- demuéstrame que me deseas- dije entre jadeos esperando que comprendiera la indirecta y lo hizo, se levantó un poco dejando de estar sobre mí- tu sabes que te deseo- dijo y me penetró con urgencia pero con cuidado colisionado nuestros cuerpos, me embestía con fuerza haciendo que mis senos se unieran a su ritmo brusco, podíamos permanecer así por horas, pero sabíamos que más tarde teníamos un compromiso, además no creía poder soportar mucho más sin llegar al orgasmo- Ya no puedo más- dije en un grito ahogado, yo misma me desconocía al momento de llegar al clímax, decidí tomar el ritmo, y sin preguntarle cambie de posición, esta vez quedé sobre el, lo busque con desesperación, lo introduje en mi lentamente parecía que en esta posición podía llegar más profundo, sus ojos estaban clavados en mí, sus manos en mis caderas, ayudándome con el ritmo, mi cuerpo se movía de forma inconsciente porque yo ya estaba en el cielo, el dentro de mí, mi sexo frotándose contra él, ver el placer de su rostro era lo mejor de todo, en un momento apretó muy fuerte mis caderas e intento detener mis movimiento pero no se lo permití, me moví con más fuerza y velocidad haciendo que entrara hasta ya no poder más brindándole un gran orgasmo que se coordinó con el mío estallando a la misma vez, intensificándolo. Me deje caer sobre el para descansar el me recibió envolviéndome con sus brazos, besándome en la frente. Magia, esto solo podía ser producto de una magia entre él y yo, no había otra explicación.

Amar no se olvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora