Mala idea, pésima

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Jacob

Sus palabras regresan a mi mente cada vez que cierro mis ojos, no puedo evitar verla ahí de pie frente a mí, diciéndome que me aleje, que lo nuestro fue error, y debemos separarnos, una lagrima cae sobre el libro de asistencia , la sala de profesores estaba vacía, yo estaba solo sentado a la gran mesa donde todos mis colegas se reúnen a charlar sobre el instituto y los alumnos, pero yo, yo solo vengo aquí cuando no hay nadie, solo para verla, tal vez soy masoquista , pero sus recuerdos no siempre son malos, hay veces que los recuerdos del día en que la hice mía invaden y destierran los malos recuerdos, el día que la tuve entre mis brazos, sentí su calidez, el aroma de su piel, creo que estoy enloqueciendo, ya que es tanta mi necesidad de tenerla, que puedo llegar a percibir su aroma de verdad mientras lo imagino.


Mas cuando pienso en la posibilidad de que entre Seth y Nessie haya sucedido algo, mi mente se nubla, y nuevamente regresan las imágenes crueles que creo tardare mucho en borrar.


Seth ya no se ve por aquí, Leah dice que solo se la pasa con mi Nessie, las veces que me he encontrado con Seth en la casa de Sue, no he logrado evitar preguntar por ella, él dice que está mejor y lo superara, no se a que se refiere con eso, pero no me agrada.


Mi vida ha sido un tormento desde ese día, cuando Nessie decidió que nos diéramos por vencidos, sé que sus palabras no eran reales, que solo quiere protegerme de algo y poder vivir tranquilamente, y con la vida que yo llevo, no es posible, el primer impedimento es mi anillo en el dedo, no puedo dejar de pensar como me arrepiento cada día que pasa, de no haberlo dejado todo por ella, que me importo más la felicidad de mi familia y la manada , jamás me lo perdonare, tal vez seriamos felices en algún lugar, fugitivos de la vida que nos tocó, pero juntos al fin y al cabo.


Mi vida se volvió una rutina, siempre lo mismo, esperar a que el reloj me avise que ha transcurrido otro día sin ella cada mañana, levantarme, desayunar , irme al trabajo con mi esposa, dar mis clases, esperar que pasen los minutos de forma rápida para poder largarme del lugar donde todo comenzó, donde Nessie me reconoció, como quisieras sentir ese abrazo que ella me brindo aquel día, luego regresar a casa, encerrarme en el cuarto hasta que esta lista la cena, cenar mientras finjo que nada ha sucedido, y evitar volver a la cama hasta que Vanessa se encuentra totalmente dormida, hay días en los que es muy persistente e insiste en que la haga mía, pero simplemente no puedo entregarle nada, porque todo lo que tenía para entregar , se lo di a mi Nessie, y será de ella hasta el día en que muera, mi cuerpo, mi alma, hasta mi último alito de vida es y será para siempre de ella.


Los fines de semana escapaba de casa, tener que lidiar con Vanessa las 24 horas del día, no era de mi agrado, algunas veces me pasaba tiempo en la playa la Push y otras solo salía a recorrer el bosque llegando de forma involuntaria a la cabaña de Seth, Ness ya no se encuentra allí, y la casa de Charlie esta vacía, así que la última alternativa es la antigua casa de los Cullen, en las afueras de Forks.


En más de una oportunidad rondé la casa sin siquiera divisarla, no puedo acercarme demasiado, ella puede percibir mi olor con facilidad.


El día sábado transcurrió como un día normal, por la mañana salía recorrer la Push, camine hasta pasado el mediodía, camine de regreso a casa y Vanessa tenía todo listo para la hora de almuerzo.


Metí la llave en la cerradura, dude un segundo antes de darle la vuelta, hoy menos que nunca tenia animo de escuchar a Vanessa.


-Saliste muy temprano esta mañana- dijo mientras preparaba la mesa.


Todo perfectamente acomodado, el servicio en el lado correcto, servilletas, copa para vino, copa par agua, parecía una mesa de restorán. Ya estaba harto de su maldita manía de hacer todo perfecto, entonces pensé en que desde hace mucho que no disfrutaba comer, cenar con alguien, con Nessie todo era tan distinto, siempre encargábamos pizzas o íbamos por hamburguesas, no utilizábamos cubiertos, nos ensuciábamos y burlábamos el uno del otro por lo ridículamente sucios que quedaban nuestros rostros. Jamás comimos en la mesa, nos sentábamos en el sofá de Billy mientras veíamos películas o dibujos animados, todo era perfecto para mí en ese entonces.

Amar no se olvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora