Capítulo VIII

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En la foto, Stefany


Luego de dormir unas 10 horas, aproveché mi fin de semana para organizarme. ¿Debía contarle lo sucedido a Valentina? ¿Que haré con Stefany? ¿Volveré a verla? ¿Quiero hablar con Katherine?

Decidí no contarle a Valentina, se molestaría mucho conmigo. Cuando tuviese una decisión acerca de esto le contaría. Sobre Stefany aún no estaba segura. ¿Solo me utilizó? Tenía realmente muchas dudas. Así que decidí recurrir a alguien que sí podía explicarme porqué me hicieron todo eso, porqué me escogieron a mí, sin saber mis preferencias y casi nada acerca de mi. Llamé a Katherine, me rogó que volviera a la mansión, por supuesto que me negué, pero ella se basó en mi maldita promesa de volver a ese lugar.

Me duché, me vestí como siempre lo hacía. Alguna franela con un estampado simple, tal vez de una banda o de algún superheroe, mis jeans rotos y mis zapatos deportivos.

Salí a esta mansión, decidida de que no aceptaría nada de nadie, para evitar volver a pasar por lo mismo. Al llegar, Katherine me abrió contenta. La mansión estaba impecable y terriblemente sola. En seguida me senté en el sofá de la sala y empecé mi interrogatorio:

-¿Por qué escogerme a mi?

-Por favor Naty, todos conocemos tu mala suerte para el amor. Así que pensé que un cambio te vendría bien, y al parecer así fue.

-Esta bien, ayudarme a un cambio, ¿pero había necesidad de drogarme para poder hacer lo que quisieran conmigo?

-Eres demasiado tímida Naty, no hubieses podido soportarlo si no hubieses estado drogada, además, siempre lo hacemos con todas, después no se quieren ir.

-Okay, no preguntaré más porqué porque se nota que estás acostumbrada a hacer eso. Dime exactamente qué pasó.

-Bien Naty, te lo diré a ver si así te calmas y dejas tu ansiedad. Ayer te dimos unos buenos tragos bien variados apenas llegaste, sabía que no estás acostumbrada a beber así que estarías ebria pronto. Resultó no ser suficiente para que te soltaras, así que Stefany pasó a la cocina a buscarte, ya sabes, algo que te pusiera dispuesta.

-Ya se lo que fue, dime lo que pasó.

-Calmate. Apenas probaste el trago, besaste muy fuerte a Stefany, ella incluyó a las chicas en el beso, apenas habían pasado 20 minutos cuando ya casi no tenías ropa, en realidad ninguna de las chicas...

-¡SUFICIENTE! No volveré aquí, no quiero que vuelvas a hablarme, no quiero que Stefany siquiera vuelva a verme de casualidad.

-Tú querías esto, Naty. Solo te dimos el impulso.

-¡No lo quería así! Quería hacer las cosas conscientemente, sabiendo lo que hacía, queriendo que las cosas pasaran. Ábreme, me voy.

-Lo siento Naty, pero no le veo el sentido a nada. Vete si quieres.

Me levanté con lágrimas en las mejillas, caminé hasta la puerta y me senté en la acera, lloré hasta quedarme sin aliento. Cuando logré respirar, concluí que fue un gran error, nadie se enteraría y no volvería a pasar. Sequé mis lágrimas, me levanté con la cara en alto y me fui a casa.

Un error más que serviría para no volver a cometerlo. Esto sería todo.

Mil amores menos unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora