Capítulo IV

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En la foto, George

Medité mucho sobre lo que me estaba sucediendo, algo debía estar mal, algo había hecho mal. ¿Cual fue mi error? Inmediatamente lo admití, no conocía lo suficiente a Enrique, tampoco a Carlos. No se repetiría otra vez. No dejaría que jugaran conmigo. Dejar de tener alguien a mi lado no era opción, necesitaba llenar ese vacío que mi padre dejó. Llenar esa necesidad de compañía, de apoyo, de protección, de amor. Y algún día encontraría alguien que llenara ese espacio.

A raíz de esto, empecé a salir mucho mas, a conocer a muchísimas personas. Era lógico que mientras mas personas conociera, mas oportunidades tenía de encontrar al ideal. Salí a bares, a clubes, a festivales, museos, complejos deportivos, fiestas. Sólo conocí a alguien que realmente llamó mi atención, George.

Tímido, pero a la vez divertido, físicamente atractivo y fuerte. Fui acercándome a él poco a poco, conociendo su interior, su forma de ser, sus sueños y metas, lo que buscaba para su vida. Era sorprendente las ganas que sentí de estar en su futuro, de ser parte de sus metas, de sentirme protegida entre sus brazos. Y él poco a poco lo notó.

Pasábamos tardes enteras solo hablando, tal vez comiendo helado, pizza, donas, lo que nos provocara. En su casa no era necesario que avisara si iba, sus papás me conocían perfectamente y me recibían como una hija más.

Siempre vi a George como algo más que un amigo, y poco a poco lograría acercarme a él de esa manera, no era tan difícil, ya estaba en confianza y era el momento de decirle lo que sentía. Llegué a su casa y lo encontré como siempre jugando Xbox, me senté a su lado, inmediatamente le dije:

-Necesito decirte algo George, creo que no es justo que sigas sin saberlo y que yo siga esperando.

En seguida pausó el juego y me dijo:

-Naty, ¿que tienes? No me asustes

-George, me gustas. En serio, me gustas. No hablo solo de tu físico, hablo de tu forma de hablar, de tu forma de caminar, hablo de ese ruidito extraño que haces al comer, también de lo extraño que bailas, me gustan tus metas y tus sueños. Y es un sueño para mi ser parte de tu futuro, ayudarte a alcanzar todo lo que quieras en tu vida, estar siempre a tu lado.

George me sonrió, colocó su mano suavemente en mi cara y me dijo:

-Mi Naty, no puedo negarte que con tanto tiempo que hemos pasado juntos, me gustas...

Sonreí de inmediato. Pero George siguió hablando:

-Pero no podemos hacer nada con esto. Todo lo que siento por ti, lo siento multiplicado por alguien mas.

Sentí como todo se rompía dentro de mi. Sí, me quería, pero no como yo hubiese querido. Acarició mi cara al notar mi tristeza y propuso:

- Naty, si lo deseas puedes irte, y si quieres vuelve mañana, tal vez la semana que viene, cuando quieras hacerlo. Yo fingiré que no pasó nada, no quiero perder a la gran amiga que eres para mi.

Me levanté sin mediar palabra alguna y me fui. Por supuesto que George era un gran amigo, habíamos pasado mucho tiempo juntos y no podía comprender en que momento y lugar pudo haber entrado otra persona. Simplemente me resigné y decidí irme. Cuando me sintiera preparada volvería a casa de mi amigo George, el que ya no me gusta, el que es mi mejor amigo y que siempre podré contar con él, pero ya no seré parte de sus sueños, ni él de los míos.

Un intento fallido sumándose a mi vida.

Quiero agradecer inmensamente a todos los que leen la historia, la recomiendan a sus amigos, son unos ángeles. Mil gracias♡

Mil amores menos unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora