Capítulo XV

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El juicio está por empezar. Robert está allí, aún murmurando cosas. Parece que no ha logrado dormir en estas semanas. Debajo de sus ojos hay bolsas gigantes que así lo comprueban. No dirige la mirada a nadie, solo ve al piso o cierra sus ojos durante largos periodos de tiempo, aunque no duerme, nunca deja de murmurar.

Mis hermanas están muy dolidas con lo sucedido. Aún no pueden creer que ése Robert sea nuestro padre, quien nos engendró. Al llegar al juzgado me pidieron disculpas, aseguraron no haber notado nada extraño en él. Las disculpé de inmediato, esto no es su culpa.

Tomo mi lugar, junto al abogado y a mi mamá. Espero que esto transcurra rápido, quiero que dicten la sentencia e irme a casa.

Nos colocamos de pie, entra la juez; una señora mayor, puedo decirlo por su cabellera blanca y las arrugas en su rostro.

Intento concentrarme en lo que está sucediendo, pero por mi mente solo pasa aquel momento en que arrestaron a Robert. Sacudo mi cabeza, e intento prestar atención. De un momento a otro, todos están viéndome. Nuestro abogado me ha llamado al estrado.

-Señorita Nathalia, por favor, pase adelante.

Procedo con el juramento y me dispongo a responder las preguntas del señor González, nuestro abogado.

-Señorita Nathalia Campos, ¿cuál es su relación con el señor Robert Campos?

Me estremezco. Es la primera pregunta Naty, debes ser fuerte.

-Él es mi padre.- el abogado asiente y procede a la siguiente pregunta.

-Nathalia, ¿Robert ha mantenido una relación padre e hija estable con usted y con sus hermanas?

-Con mis hermanas, sí. Conmigo siempre fue un poco diferente. Siempre lo noté.

-¿Diferente en qué aspecto Nathalia?

-Siempre fue mas cercano a mí. Salíamos a pasear solos cuando era niña. Cumplía todos mis caprichos.

-Cualquier persona pensaría que eso es normal entre un padre y su hija Nathalia. ¿Cuéntame cuándo notaste que algo no estaba bien?

Tomo una gran bocanada de aire, esto apenas empieza Naty, tranquila.

-Hace 6 años. Tenía 11 años de edad. Él...- respiro tratando de calmarme. -Él me manoseaba y se escondía de los demás para hacerlo.

Noté como todos los presentes me veían con lástima, algunos incluso lloraban. Mantuve mi vista fija al fondo del salón para no ver a nadie, principalmente a Robert.

-Nathalia, ¿el señor Robert estaba en estado de sobriedad cuando realizaba estos actos?

-Al principio se encontraba ebrio, y su alcoholismo era la única razón que yo encontraba para lo que él hacía. Pero también lo hizo sobrio, así que tuve que anular esa razón.

-Muy bien Nathalia. ¿Alguien más hizo esto contigo sin tu consentimiento?

-No. Solo el señor Robert.

En ese momento volteo a ver a mi mamá. Está llorando. Quiero arrepentirme de lo que estoy haciendo, pero es demasiado tarde. Debes ser más fuerte Naty.

-¿Robert llegó a agredirte de otra manera?

-Sí. Solía tratarme como prostituta verbalmente, no dejaba que tuviese amigos cercanos, ni que realizara actividades extracurriculares.

-¿Notó usted alguna otra agresión hacia tus familiares?

-Hacia mi madre.

-Una última pregunta Nathalia. Puedes tomar el tiempo que desees para responder. ¿Los abusos sexuales de Robert, contenían sexo oral, vaginal o anal?

Mil amores menos unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora