Capítulo XI

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En la foto, Abraham

A pesar de que Abraham era conocido como un mujeriego, irresponsable, loco, también tenía un lazo de hermandad con Valentina y conmigo, siempre estaba pendiente de nosotras y nos cuidaba como sus hermanitas menores.

Llegó media hora antes de lo previsto a mi casa, yo apenas estaba peinándome y llegó a molestar, como siempre.

-A ver Naty, ¿para qué te peinas si sabes que terminarás despeinada otra vez?

Reí en tono burlón queriendo decir "mira como lo hago". Al terminar mi impecable moño, Abraham se encargó de deshacerlo con sus manos. Me veía y se reía, realmente divertido de hacerme perder el tiempo.

-Abraham, en serio me importa mucho llegar puntual al ensayo, deja de molestarme.

Después de burlarse de mí y decir que era una controladora exagerada, se sentó en el sofá a esperar que terminara de hacer lo que él acababa de arruinar. Como siempre fui muy cuidadosa con cada detalle, lo hacía y deshacía las veces que fuese necesario hasta que quedase perfecto. Cuando estuve satisfecha volteé a ver a Abraham y ya estaba dormido. Era extraño verlo tan tranquilo cuando siempre es tan hiperactivo e imparable. Siempre riendo y haciendo reír a los demás. Saqué mi teléfono, tomé una foto de él dormido y la envié a Valentina. Si quería reír no lo haría sola.

Lo desperté después de 10 minutos, necesitaba reirme lo suficiente con Valentina; editamos la foto mil veces, le dibujamos bigotes, sombreros, lentes, flores, lo maquillamos, pero allí estaba en mi sofá, dormido profundamente; aunque se me hacía tarde y eso era imposible.

-Levántate Abraham, no puedo llegar tarde

-Cálmate controladora, lo mejor se hace esperar

-Lo mejor es puntual, levántate ya

Con esto último le di un golpe en el estómago que lo dejó sin aire, se dobló por un momento sin respirar, me preocupé por haberle pegado muy fuerte pero de repente levantó la cara con una expresión de "me la vas a pagar". Le sonreí burlona y me encaminé a la puerta. La abro para él y pasa caminando imitando lo que según él es mi forma de caminar, al pasar el umbral, devuelve el rostro y me dice:

-Muchas gracias, caballero

A esto último le ruedo los ojos, cierro con llave la puerta y nos vamos. Gracias al cielo llegamos puntual a la academia, no podría ver la cara de la señorita Tania si llegaba tarde. A muchas chicas las había gritado, al punto de hacerlas llorar y mandarlas a casa. Así que no le temía a la señorita Tania como muchas lo hacían, la respetaba por ser tan firme con sus normas y perfeccionista a la hora de bailar. Sin embargo, esta tarde me sorprendería, algo realmente inesperado sucedería.

Cuando entré al salón no conseguí a la señorita Tania, sino a una mujer mucho más curvilínea, de cabello alborotado, morena y con actitud de modelo de Victoria Secrets.

-Vamos Abraham, creo que me equivoqué, tal vez este no sea el salón

Inmediatamente la señorita curvilínea me responde:

-No, espera. Eres Naty, ¿no?

-Sí, soy yo, pero vine a mi clase de ballet con la señorita Tania, y creo que este no es el salón y debo conseguirlo rápido.

La señorita Tania aparece detrás de mí, entra al salón y con una sonrisa en la cara me indica:

-Naty, tengo una sorpresa para ti. Ella es Onelises, es una profesional en salsa casino, aprenderás a bailar con ella y te presentarás en la competencia bailando con tu pareja. ¿Es él?

Mil amores menos unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora