-No Nathalia, en serio. No es necesario- insiste Abraham
-Insisto, cuéntame- lo miro con ojos amenazadores. Abraham rueda los ojos y se concentró en el suelo. Al parecer el frío de la madrugada no le afecta ni estando semidesnudo. Desgraciado.
Jugó con sus manos un momento, supongo que en la batalla de si decirme o no. Al parecer me contará porque levanta la vista.
-Tiene que ver con Camila- vuelve a bajar la vista.
-Bien, tu exnovia, sígueme contando.
Se sorprende un poco ante mi reacción, tal vez creyó que me molestaría. No veo razones, se supone que es su ex, ¿no?
-Ella está aquí- logró decir. Este hombre siempre ha sido de hablar demasiado, no se qué le sucede.
-Vamos Abraham, solo dime, no tiene ningún sentido que estés así.
-Cuando huí de ti- sonríe un segundo y vuelve a su expresión seria- ella me llamó, me dijo que estaba aquí y que sabía que yo estaba aquí, que necesitaba verme.
Bien, procesa información Naty. Su ex lo llamó y él contestó. Le dijo que necesitaba verlo y si esta semidesnudo es porque la vio y las cosas empezaron a darse como antes.
-Nathalia, ella me besó como antes. Camila aún me ama. Ella acarició mis brazos como antes. Nos besamos con ese amor y esa pasión que teníamos. Y bueno, ya ves.
No pensaste mal. Deberías ser investigadora, Naty. Ahora deja de hablar contigo misma y respondele.
-Bien. ¿Cómo fue que todos te vieron? ¿Dónde estaban?
Bajó su mirada, clavándola en sus manos, jugando con ellas al mismo tiempo.
-Su mamá nos descubrió. Hizo un gran escándalo y todos nos vieron.
-Pobre Camila. ¿Ella estaba igual que tú? Quiero decir, casi... desnuda.
Lo admito. Es obvio que en estos momentos tengo celos. He pasado estos últimos meses con él. Ella había desaparecido. No habían señales de ella. Nunca supe como terminaron, pero es lógico que no esperaba algo así. Mucho menos hoy. Me había sentido tan cercana a Abraham. Empecé a creer que me quería algo más que como una amiga, pero nunca había dicho nada. Así que no es así. Tú solo comportate como lo que eres Naty, su amiga.
-No. Ella estaba vestida. Yo realmente estoy confundido y apenado contigo Nathalia.
-¿Apenado y confundido? No deberías estar apenado, ya toda la fiesta te ha visto y eso equivale a la mitad del pueblo. Pero, ¿confundido Abraham?
-No quería desvestirla. No quería estar con ella de esa manera. Te digo confundido porque la extraño. La extraño demasiado -veo lágrimas caer- Pero todo es tan extraño con ella. No se porque me dejó, nunca pudo explicarse. Y tú, -levantó su rostro débil, como si verme le doliera- Nathalia, tú volcaste mi vida. Tú eres tan fácil de entender, no me escondes nada, eres tan transparente, tan preciosa. Me encantas. Lamento que esto sea así, me odio por esto, pero Nathalia Ruices, me encantas. Odio verte llorar, odio verte sufrir por cualquier cosa. Te haz vuelto eso que necesito proteger como si fuese mi propia vida, eres eso que necesito para tener un buen día. Es tan difícil estar a tu lado y controlar el impulso de besarte, no tienes idea. No te había dicho nada de esto porque quería que el tiempo pasara. Quería que avanzaras en tus terapias y que estés mas estable, y que yo estuviera seguro de olvidar a Camila. Lo siento.
Bien. Eso es mucho. Espera. Está llorando. Abrazalo. ¿Este abrazo debería durar mucho? No tengo idea. ¿Debería besarlo por su preciosa confesión o debería cachetearlo por besar a su exnovia y dejar que ésta lo dejase semidesnudo? Naty, deja de debatir internamente y haz algo, ya.
Me separo lentamente, tomo su rostro entre mis manos y seco sus lágrimas. Es muy difícil verlo así. Es Abraham de quien hablamos. Ese idiota bromeador, fastidioso, arrogante.
-Abraham, yo... no puedo decirte en este momento lo que quiero. No se ni que carrera estudiaré en la universidad. No estoy lista para tomar decisiones. Necesito tiempo para salir de todo esto y tú también lo necesitas. No creo que esté bien que sigamos pasando tiempo juntos si queremos aclarar nuestras mentes.
En seguida empezó a negar constantemente con la cabeza y su dedo índice.
-No, señorita Nathalia. No pienso alejarme de ti.
Sonrío al darme cuenta que está de vuelta. Y además, ya se acostumbró a decirme Nathalia y la verdad es que no me molesta.
-Abraham. Seré clara. Necesito pensar en lo que pasó hoy. No se si todo esto me hace feliz o me duele. Necesito pensar, ¿si? Tú también necesitas hacerlo. Y distancia entre los dos será lo mejor.
-Fija una cita.
-¿De qué hablas?
-Quiero que fijes una cita. Dime ahora mismo, fecha, hora y lugar. Allí estaremos los dos sin falta para hablar de lo que hemos pensado en este tiempo y sea cual sea nuestra decisión debemos respetarla, porque no ha sido impulsiva. Además, así estaré seguro de que no te alejarás de mi para siempre y tendré la oportunidad de reanudar nuestra amistad.
Lo pienso durante un momento. No es mala idea. ¿Cuánto tiempo debería ser? Estamos en noviembre. ¿Tres meses es muy poco? Me parece adecuado. ¿Dónde podría ser?
-Maldición habla Nathalia. ¿Sabes que no puedo escuchar tus pensamientos?
-Lo siento. Solo pienso que debemos hacer.
Guarda silencio por un momento.
-En tres meses. Exactamente el 11 de febrero. Será en nuestra heladería preferida. A las 16:30.
-Perfecto- me regala una de esas grandes sonrisas parte rostros que solía regalarme y mientras la admiro, noto que se acerca y en un parpadeo me está besando.
Sus suaves labios son un poco rápidos para nuestro primer beso. No me aparto pero tampoco le respondo, solo estoy aquí, dispuesta.
Se separa luego de un momento y me sonríe.
-Que beso tan inocente
-Callate idiota. Llévame a casa.
Eso me molestó. ¿Inocente? ¿Pretendía que aprovechara que estaba semidesnudo? Idiota. Además, el de la idea del beso fue él y no yo. Me puse de pie con dificultad, el alcohol aún hace estragos en mi. Lo veo recoger su ropa y colocarsela, por suerte está cerca de los árboles donde estamos, así nadie más lo verá. Aunque no creo que quede alguien sin verlo así.
-Buenos días, señorita Nathalia Ruices- dice el idiota cuando intento bajarme del auto. No volteo a verlo, algo dentro de mí me dice que si lo hago, me besará.
-Feliz día, Abraham.
Bajé del auto y entré a mi casa. Con cautelo intento llegar a mi habitación sin despertar a nadie. Logro hacerlo, abro con sigilo la puerta y la cierro con sumo cuidado, la aseguro como siempre, me quito la ropa y me adentro en mis sábanas. Mi madre, tan cariñosa, ha encendido el aire acondicionado para que mi cuarto estuviese frío y pudiera dormir tranquila. Y eso haré. No quiero pensar en nada de lo sucedido hoy, solo descansaré y mañana recompondré mi vida.
Lo sucedido con Abraham hoy, me hizo darme cuenta que estos meses después del juicio he vivido como una víctima. No he avanzado en mi vida, no he intentado superar todo esto. Hacer las cosas que me gustan hacer y pensar en mi futuro, no en ese pasado que me atormenta noche tras noche.
Mi futuro empezaré a construirlo mañana.
ESTÁS LEYENDO
Mil amores menos uno
Fiksi RemajaMil amores menos uno, cuenta la historia de una mujer y todos los amores que ha tenido que vivir para encontrar al amor de su vida. ¿O eso es lo que ella cree?