En la foto, Tania, la directora de la academia de ballet
Magia. El ballet era magia en mi vida. Me volví mucho más disciplinada, ordenada, delicada, detallista.
Al despertar, estiraba mis músculos, desayunaba frutas, fibra y proteínas, iba al colegio, cumplía con mis deberes allí, asistía a las reuniones de la comisión de la graduación, la cual tomaba forma cada vez más. Regresaba a casa, almorzaba siempre a las 13:00, tomaba una ducha de 3 minutos para cuidar el ambiente. Llegaba siempre a las 14:45 a la academia, siempre 15 minutos antes del ensayo. Antes de dormir volvía a hacer estiramientos para mejorar mi flexibilidad. Permanecía siempre perfectamente peinada. Mi postura había mejorado muchísimo y también note una diferencia en mi manera de caminar.
Todo fluía perfectamente, cada vez estaba más cerca de mis metas. Graduarme del colegio, tener mi primer recital en el principal teatro del país. No dejé el mínimo espacio en mi vida para nada más. Los fines de semana veía a mis amigas durante dos horas justas, ni más ni menos. No me alejé nunca de ellas, pero sí era cierto que no las veía como antes.
Muchos creían que estaba loca, que vivir de esa forma era una manera triste, gris, hasta vacía de vivir. Yo me sentía orgullosa de mí misma y de mi llamado sistema perfecto. No olvidaba nada, no dejaba de hacer nada, todo estaba perfecto. En mi vida nada sobraba ni nada faltaba. Solo tenía el gran sueño de presentarme en mi primer gran recital, y éste no tardó en llegar.
Mi graduación salió en perfecto orden. Era el día en que esperaba escuchar a mi papá que se sentía orgulloso de mí. Recibiría el reconocimiento a mejor promedio del colegio y eso sería razón suficiente para que se sintiera orgulloso. No es que yo hiciera las cosas por él, no es así, hacía las cosas pensando en mi futuro, en lo que sería mi futuro. Por eso empleaba mi sistema perfecto. El acto transcurrió con normalidad. Recibí mi medalla, mi diploma y mi reconocimiento por parte de la directiva escolar por ser la mejor estudiante académicamente. Al terminar la entrega de medallas y diplomas, el acto protocolar terminó y pasamos al área predestinada para tomar las fotos. Veía a mis compañeros abrazándose con sus papás, verlos llorar de alegría por esa meta cumplida.
Se acercaron a mí mis papás y mis hermanas, la primera en abrazarme fue mi mamá, me dijo que estaba muy feliz por mí y que siempre contaría con su apoyo para lo que fuese. La siguiente fue Sofía, mi hermana menor, me dijo que era un ejemplo para ella. Inmediatamente pensé en todo lo que había sido mi vida antes, todas las cosas que había vivido y había hecho, luego volví al momento, vi a Sofía a los ojos y le dije que siempre contaría con mi apoyo, sin importar sus decisiones. Isabella, mi hermana mayor, me dio un apretón de manos, me sonrió y me dijo:
-Ahora es que viene lo mejor Naty.
Le sonreí a su consejo y dirigí la mirada a Robert, esperando que diría. Simplemente me abrazó sin palabra alguna y mis ojos se inundaron en lágrimas. Y no, no fue por la misma razón que mis compañeros, no sentía alegría por aquel momento, sentí decepción. Esperaba mucho más de él en ese momento. Fue su última oportunidad de ser mi padre. Y la perdió.
Tomamos las fotos familiares, individuales, con mi grupo de compañeros y le pedí a mi familia ir a casa. Mamá preguntó si no quería ir a la celebración de mi graduación y le dije que lo pensaría en casa. Ella sabía que yo había sido parte de la comisión para planificarla, pero no tenía intenciones de celebrar ese día. El día en que una vez más perdí a mi papá.
Sin colegio tenía más tiempo libre, me dediqué completamente al ballet. En casa, en la academia, en la calle, en mis redes sociales, con mis amigas, todo en mi vida era ballet. Me despertaba pensando en ballet y pasaba el día pensando en ballet. Cada día aprendía a hacer las cosas de una mejor manera y aprendía formas nuevas de expresar este arte que ya podía sentir en mi. La señorita Tania no tardó en notar mi entrega, y en el siguiente recital me incluyó. Las demás chicas se molestaron por esto porque ellas llevaban años allí y yo con solo seis meses de ensayos estaba a su nivel. Me sentía imparable. Todos los ensayos para el recital iban de maravilla, hasta que a la señorita Tania se le ocurrió que la rutina que presentaríamos sería en parejas, cada chica debía llevar una pareja. Tenía una semana para conseguir a un chico que tuviese una idea de lo que es bailar.
No tenía ni idea de quién podría ayudarme en esto. No había asistido a muchas fiestas, no conocía a muchos chicos que pudiesen bailar. Recordé a Abraham. Conocí a Abraham gracias a Valentina, era un chico unos 2 años mayor que yo, de buen cuerpo, y hasta donde podía recordar, bailaba muy bien cualquier ritmo que pudiese sonar en una fiesta. Lo había visto bailar de todo, bailaba hasta que la fiesta terminara. Bailaba sólo con algunas chicas, y siempre fui una de las privilegiadas en bailar con él. Éramos buena pareja, siempre íbamos al mismo ritmo y no nos costaba pasar horas bailando lo que fuese que sonara.
Pedí a Valentina su número de teléfono sin explicar para qué era, no lo creí necesario. En seguida me advirtió que su novia era muy celosa, que tratara de llamarlo en la noche o muy temprano, de manera que ella no estuviese con él para que no se molestara. Le expliqué la situación, le pregunté si creía que él podría hacerlo y me dijo que lo intentara, que tratándose de mi no creía que Abraham se negara.
Esa misma noche llamé a Abraham, hablamos durante un rato y recordé lo ocurrente que solía ser. Me preguntó por el ballet, mi tema preferido. Le expliqué que tendría mi primer recital en dos meses, pero que necesitaba a un chico para que me acompañase, en seguida Abraham me dijo:
-Dime por favor, que me estás llamando por eso.
-Sí Abraham, pensé en que tú podrías ser ese chico que me salve la vida y pudiese participar en mi primer recital. Aunque Valentina me habló de tu novia, que es muy celosa y realmente eso me quitó los ánimos un poco
-Naty, realmente no tienes de qué preocuparte, cuenta conmigo. ¿Cuándo y dónde será mi primer ensayo?
Solté un grito ahogado de emoción, salté y me alegré de que Abraham no notase mi reacción, así que le respondí muy sobria.
-Mañana a las 14:30 en Tania Dancers. Te espero puntual, por favor.
-Cuenta con eso Naty.
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Mil amores menos uno
Novela JuvenilMil amores menos uno, cuenta la historia de una mujer y todos los amores que ha tenido que vivir para encontrar al amor de su vida. ¿O eso es lo que ella cree?