En la foto, Naty
Así lo decidí y así lo haría. Alejarme de Enrique, era lo mejor que podía hacer por mi propio bien. Junto a él solo pasaba las noches llorando, preocupada por lo que estaría haciendo y con quién. Así que a partir de ese momento, mis noches fueron mucho mas tranquilas, podía acostarme y dormir placenteramente. Eso fue lo primero que disfruté de alejarme de Enrique, luego me reconcilié conmigo misma, con mis principios y mis ideales, aprender de los errores cometidos y nunca mas acercarme a gente como él.
A raíz de esto, empecé a asistir mucho más seguido a la Iglesia de mi parroquia, donde conocí gente que no me haría daño. Hice muchos amigos, pero sobre todo, sentía una paz interna de no ocultar nada de nadie y de que todo lo que hacía estaba bien. Sin embargo, me dio curiosidad sobre si la vida de Enrique iría igual. No quería verlo, ni hablar con él, solo me preocupaba el hecho de si aún no estaba hundido en un vicio. Así que acudí a un amigo de él, que yo sabía no le diría nada a él si le preguntaba algo. Me dijo que estaba bien, que ya andaba con otra chica, la famosa Marina. Esto hizo que me molestara un poco, solo habían pasado dos meses desde que habíamos terminado una relación de meses, por la que yo aún me preocupaba y él ya andaba contento con otra.
Me calmé y lo pensé mejor, realmente esto me da permiso de ser feliz, de desprenderme totalmente de él y hacer mi vida sin un Enrique que me moleste de ninguna manera. Así que empecé a salir con mis amigos, a reír más, a arreglarme más, lo que buscaba no era a alguien más, sino recuperar la vida que tenía antes de Enrique. Recuperar a Valentina, recuperar a mi hermana menor, que siempre odió a Enrique por su mal hábito de fumar.
Llegó diciembre, tres meses desde que Enrique y yo decidimos terminar todo lo que alguna vez hubo. Decidí salir con mis hermanas, fuimos a un parque con nuestros amigos. Ese día conocí a Carlos, un muchacho de mi edad, no muy lindo físicamente, pero si muy diferente a Enrique. Él me respetaba, si quería salir conmigo iba a buscarme a mi casa, todo con él fue muy diferente.
Sin embargo, volví a cometer el error, al mes de conocernos me hice su novia. Aunque nuestro noviazgo era realmente muy diferente, no lo conocía bien. Todo iba muy bien, conocí a sus amigos, a su familia, asistíamos juntos a la Iglesia, hacíamos lo que yo soñaba de una pareja a esa edad. Lo quería mucho, realmente lo quería. Un día, me dice que se iba a un retiro, que serían solo unos días y que le hacía falta. Como era un retiro religioso no tuve problema alguno. Mi sorpresa fue al enterarme que era un retiro vocacional, para decidir si entregar su vida al sacerdocio. Esto me sacudió. Carlos ya no me escribía para desearme buenos días o buenas noches. Llegué a pasar días sin saber de él. Y él no pudo esperar a regresar del retiro para decírmelo. Decidió dejarme, dedicar su vida a Dios. Me dijo que no creía en el amor mundano, que no confiaba en ninguna mujer y que eso no era mi culpa, realmente él ya tenía muchos años pensándolo, pero necesitaba tener una novia antes de decidirse.
Nunca me opuse a su decisión, le ofrecí todo mi apoyo, dejé que se fuera sin ningún problema. Lógicamente quedé en shock al instante, él nunca dejaría de ser mi ex, y será sacerdote. Esto no me alejó de la Iglesia en ningún momento, aunque me doliera verlo allí, siempre le pedía a Dios que le diera fuerzas para seguir con su vocación.
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Mil amores menos uno
Genç KurguMil amores menos uno, cuenta la historia de una mujer y todos los amores que ha tenido que vivir para encontrar al amor de su vida. ¿O eso es lo que ella cree?