Capítulo XIV

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En la foto, mamá

Todo terminó. Robert está preso por ahora, mientras dictan la sentencia. Mis hermanas saben más o menos lo que sucedió. Mamá y yo les dijimos que tenía una chica secuestrada y la policía lo atrapó, no quisimos empeorar la situación. Hoy será el juicio de Robert, debo contar absolutamente todo, desde que estoy pequeña hasta hace un mes. Me encargaré de que mis hermanas no se enteren de la verdadera historia. Ellas no son culpables de que Robert haya sido así conmigo, él nunca fue un mal padre para ellas, siempre vi como las amaba paternalmente, su psicosis era conmigo, aunque nunca entendí el porqué.

-Naty, ¿estás lista? Debemos irnos.

Mamá y yo podíamos hablar tranquilas sobre el tema durante la mañana, ya que mi hermana mayor estaba estudiando en la universidad, y Sofía, la menor, estaba en el colegio. Aún yo no podía decidirme por una carrera. Hasta hace un mes lo mío era bailar y todo ha pasado muy rápido. No he tenido tiempo de procesar y disfrutar lo que ahora es mi familia.

-Sí mamá, en seguida voy al auto, ve encendiéndolo.

-Okay.

Tomé mi bolso, mi carpeta con algunos papeles que seguro necesitarían durante el juicio y me dirigí al auto.

-Mamá, ¿vas a estar bien?

Después de lo sucedido con Robert, ella decidió que debía denunciar su agresión hacia ella. El juicio de hoy incluye eso, y no sé si ella se sentía totalmente decidida con todo esto. Al final es su esposo aún, el hombre con el que decidió compartir su vida y que fuese el padre de sus hijos. Y aquí estamos, camino al juzgado, queriendo que le dicten sentencia perpetua a Robert, mi padre y su esposo.

-Naty, todo esto debe suceder. Cuando dicten la sentencia, le contaremos todo a tus hermanas, todas iremos a terapia psicológica. Quiero que recuperemos nuestra familia. Tu pa... Robert, no podrá robarnos eso. Tú sufriste mucho en silencio. Yo sufrí por ustedes, porque creí que era un buen padre para ustedes y por eso soporté sus agravios.

-Yo no quería destrozar la familia. No quiero de hecho quitarle a mis hermanas a su papá. Quiero que ellas tengan ese apoyo y ese amor que yo no tuve y que nunca tendré.

-Hija, podrás tener mil amores, pero el amor que Robert debió darte, nunca podrás llenarlo y eso no me lo perdonaré.

-No tienes de que preocuparte mamá. Estaremos bien.

Termino de decir esta frase y ya estamos estacionando en el juzgado, mamá me abraza. Sale del auto y yo voy tras de ella. Saludamos al Sr. González, nuestro abogado.

-Señoritas, necesito hablar antes de entrar con ustedes.

Mamá y yo asentimos, pasamos a un pasillo con el Sr. González, mamá dijo:

-Díganos qué necesita para que Robert no vuelva a salir de allí.

-Bien. Necesito a sus tres hijas en el juicio.

-No es posible.- Dije.

-Lo siento Nathalia. Pero el testimonio que ellas pueden aportar ayudará muchísimo al juicio, si queremos que Robert sea sentenciado a cadena perpetua, debemos hablar con tus hermanas.

-¡Mamá! Ayúdame, por favor.

-Ellas no saben nada González. Ellas no estaban en la casa el día que ocurrió todo.

-Lo sé. Pero ustedes también saben que el acoso de Robert hacia Nathalia no empezó y terminó ese día, las niñas tuvieron que haber visto algo. Además, tengo entendido que Robert te agredió enfrente de ellas.

-Antes que nada, deja de decirme Nathalia, me incomoda. Nadie me dice así, solo dime Naty. Y sí, tiene razón el Sr. González mamá, él te pegó enfrente de ellas.

-Solo haré esto por ustedes.- Mamá besó mi frente y se fue al auto.

-Espera, ¿a dónde vas?- Le pregunté.

-Por las niñas. Deben estar aquí cuanto antes. Así que debo explicarles bastante.

-Okay, te veo aquí. Y usted, González, deberíamos hablar sobre el juicio, de verdad quiero saber qué sucederá allí dentro.

-Lo siento Naty, no puedo saber ni yo mismo cómo procederá todo. Tu papá también tiene su abogado y su deber es intentar demostrar su inocencia.



Mil amores menos unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora