[28.] Aparatos de tortura. Parte II.

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Si eres sensible a descripciones sangrientas, dolorosas y con alto contenido de sangre y macabro lenguaje te aconsejo que no sigas leyendo... o quizás sí.

Segunda parte de: Aparatos de tortura.



La hoguera

Se utilizó casi en su totalidad para la quema de "brujas". Se exponía a la bruja a los ojos del pueblo atada a un poste. A su alrededor había preparada madera para su posterior encendido, quemando así a la persona en vida.


La rueda

El condenado, desnudo, era estirado boca arriba en el suelo o en el patíbulo con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo asestaba golpes violentos a la rueda, machacaba todos los huesos y articulaciones, intentando no dar golpes fatales.


La cigüeña

Consistía en someter al individuo a este aparato hecho de hierro que sujetaba al condenado por cuello, manos y tobillo, y lo sometía a una posición incomodísima que provocaba calambres en los músculos rectales y abdominales; y a las pocas horas de todo el cuerpo.


La doncella de hierro

Es una especie de ataúd con multitud de pinchos en su interior, dirigidos a puntos concretos del cuerpo, que se iban clavando lentamente sobre la víctima a medida que se cerraba la puerta. Los clavos eran desmontables, con lo que se podían cambiar de lugar, con el fin de poseer un amplio abanico de posibles mutilaciones y heridas que daban lugar a una muerte más o menos lenta.


El garrote vil

Método por el cual un punzón de hierro penetraba y rompía las vértebras cervicales al mismo tiempo que empujaba todo el cuello hacia delante aplastando la tráquea contra el collar fijo, matando así por asfixia o por lenta destrucción de la médula espinal.


El potro de tortura

Te tumbaban y ataban las muñecas al cabecero, los pies se ataban a su vez fijados a un rodamiento por medio de un mecanismo que iba enrollando la cuerda de tus pies, generándose así una tensión que hacía que el cuerpo se estirase al máximo.

Las articulaciones no podían dar más de si y acababan desencajándose hombros y caderas.


La sierra

El condenado era puesto en una posición invertida, evitando también la muerte por desangramiento y asegurando que la víctima no perdía el conocimiento.

Generalmente no se perdía el conocimiento hasta que la sierra no llegaba al ombligo o incluso al pecho. Era una tortura muy utilizada por la inquisición sobre todo para ajusticiar a homosexuales. También en España fue un método de ejecución militar hasta el siglo XVIII.


La turca

Este método de tortura fue ideado para arrancar las uñas. En algunas ocasiones se sustituían las uñas por clavos.




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