Capítulo XXIX: Adlertigris

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Cuando el sol se estaba poniendo, terminamos de perfilar los detalles del plan. Jack y Aiawiae se quedaron dentro del nido y Charlie y yo nos escondimos detrás de él. Cuando el adlertigris apareciera, mi hermano y yo lanzaríamos pequeños tornados para desestabilizarlo y Jack y Charlie rescatarían a Elisabeth. Finalmente, apareció la criatura, con Elisabeth entre sus garras. Tenía varios arañazos en la cara y parecía estar inconsciente. Aiawiae y yo contamos hasta tres y lanzamos dos tornados simultáneos que le acertaron de pleno al adlertigris. Se quedó aturdido por un momento, por lo que Charlie y Jack aprovecharon para quitar a nuestra compañera de sus garras. La llevaron con cuidado a un lado, mientras mi hermano y yo lanzamos un tornado detrás de otro para disuadir al adlertigris de volver a por nosotros. Cuando al fin se rindió y echó a volar, ambos exhalamos un suspiro de alivio. Nos giramos hacia donde estaban el resto de los Elegidos.

-Las heridas no son muy profundas-aclaraba Charlie cuando nos acercábamos, mientras le retiraba un mechón de la frente.

En cuanto su mano entró en contacto con la piel de Elisabeth, una luz empezó a brillar y el corte que tenía se cerró lentamente. Jack, Aiawiae y yo dimos un respingo y Charlie se quedó mirando su mano con cara de susto.

-Sigue haciéndolo, la estás curando-lo apremié.

Él siguió tocando las heridas de Elisabeth hasta que se hubieron cerrado del todo. Todos lo observábamos con estupor y cuando terminó, Jack le preguntó a Aiawiae si todos los elfos tenían poderes curativos, a lo que este respondió que algunos sí y que eran muy apreciados. En ese momento, Elisabeth abrió los ojos lentamente e inquirió:

-¿Qué ha pasado?

-El bicho ese te cogió y se fue volando. Aiawiae nos dijo dónde estaba su escondite y esperamos a que llegara para rescatarte. Cuando estuvo aquí, te tenía entre sus garras y estabas inconsciente. Conseguimos derrotarlo y Charlie te curó-respondió Jack-. ¿Cómo te hiciste esos cortes?

-Intentaba escapar y justo en ese momento pasábamos al lado de las montañas y me di en la cabeza e hice esos arañazos. Desde ese momento, no recuerdo nada más-replicó ella-. Así que Charlie me curó, ¿no?-añadió mirándolo con admiración.

Se levantó con ayuda de Jack y Aiawiae, se acercó a Charlie y le dio un beso en la mejilla al tiempo que decía "gracias".

Charlie se sonrojó y murmuró algo ininteligible.

-¿Qué vamos a hacer ahora?-pregunté.

-Bueno, es casi de noche, así que podemos acampar aquí y continuar por la mañana-propuso Aiawiae.

Asentimos y nos dispusimos a dormir. Antes de cerrar los ojos, pude ver que Elisabeth se acurrucaba con Charlie, dejando a Jack apartado. Parecía que Jack estaba por fin disponible. Con una sonrisa en la cara, caí en los brazos de Morfeo.

Los cuatro ElegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora